
Un grupo que ahora regresa a los negocios del agro
Ajuste: luego de concentrar empresas en actividades como la petroquímica, las pinturas y los alimentos, BB busca volver a sus orígenes.
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El comienzo del grupo Bunge & Born se remonta a 1830, en Bélgica. En la Argentina, el inicio de lo que luego se transformó en uno de los grupos económicos más importante del país datan de 1912.
Molinos fue la primera compañía con Alfredo Hirsch como uno de sus principales motores hasta mediados de los cincuenta. Sabía que los productos con marca serían una revolución en el consumo.
Luego vinieron las inversiones en productos químicos, la industria textil, los productos de limpieza, las pinturas.
Ya en los ´90, la palabra reestructuración se asociaba a Bunge & Born. Pero paralelamente, el reclutamiento de los principales ejecutivos del grupo en el Ministerio de Economía del novato presidente Menem -Miguel Roig, primero, y luego Néstor Rapanelli-, sacudió toda la estructura del holding que hasta ese entonces era casi impenetrable.
Octavio Caraballo se hizo cargo del timón de BB en 1992, tras el retiro de Jorge Born III. Fue el responsable de imponer un viraje y de trazar una estrategia que cambió la cara del grupo y lo sacó del pozo de deudas.
Caraballo, más tarde, en declaraciones a La Nación dijo que "el respaldo de nuestro grupo a un programa económico que terminaba de convencer fue importante. Pero el costo que pagamos fue muy caro".
La consultora internacional McKinsey trazó un plan de reestructuración muy duro que buscaba reducir las deudas del grupo que ascendían a US$ 500 millones.
Por aquellos años, importaron a Angel Perversi de la base de General Motors, en Zaragoza, para asumir la vicepresidencia de BB y encabezar este proceso de ajuste.
Su exitoso período duró hasta el 30 de noviembre de 1995. Luego Perversi pasó a la función pública en la Anses.
Entre 1992 y 1995, el grupo vendió empresas por US$ 280 millones, para focalizarse en alimentos y pinturas. Entre los desprendimientos se destacan Compañía Química, Grafa, Atanor, Centenera y Sulfacid.
Pero en una nueva vuelta de tuerca, en los tres primeros meses de 1996 vendió por US$ 430 millones todo su negocio de pinturas en la Argentina, Brasil y Uruguay y Petroquímica Río Tercero por otros US$ 48 millones.
Su firma Alba pasó a manos del gigante petroquímico británico Imperial Chemicals Industries (ICI) El foco, ahora sí, se depositó en los productos de consumo masivo con Molinos Río de la Plata.
En diciembre de 1995, los accionista de BB compraron el 20% de Bunge International.
Caraballo pasó como número uno del holding y Salvador Carbó al máximo sillón local. Ingresó en la presidencia de Molinos, Jorge Castro Volpe -un ex Pepsi- para encarar una revolución en marketing que dio los frutos esperados en las ganancias.
Molinos, fabrica el 7% de todas las marcas de los supermercados del país. Sin embargo, Bunge & Born prefiere los negocios vinculados con el agro.






