Celulares y alcohol, malos compañeros al volante
Un reciente estudio realizado en los Estados Unidos reveló que los conductores adictos al celular son más peligrosos que los que conducen en estado de ebriedad. Las distracciones más comunes incluyen hablar, enviar mensajes de texto, navegar a través de internet o seleccionar música. El trabajo realizado por la empresa Zen Drive analizó los datos de 1,8 millones de usuarios que recorrieron más de 7000 millones de kilómetros en tres meses y los completó con una encuesta realizada a 500 conductores.
Los resultados fueron contundentes: el estudio descubrió que los conductores están este año un 10 por ciento más distraídos en comparación con 2018. Si la tendencia continúa, al menos uno de cada cinco conductores será un adicto al celular en 2022. Además, determinó que quienes conducen un vehículo automotor triplicaron el tiempo en el que usan sus teléfonos al volante y que los adictos al móvil son un peligro público, ya que están atentos a su celular el 28 por ciento del tiempo que están manejando.
Aunque el 90 por ciento de las personas encuestadas se consideran conductores responsables, el 85 por ciento reconoció que conducir de manera distraída es un problema y el 47 por ciento admitió utilizar el teléfono al menos durante el 10 por ciento de sus trayectos. Alguien que conduce usando su teléfono tiene sus facultades mermadas en igual medida que una persona con un nivel de alcohol en la sangre de 0,08 por ciento.
En cuanto al alcohol y su incidencia en los accidentes viales, la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV) determinó que este tipo de accidentes son la primera causa de muerte entre el grupo de 15 a 35 años, y a ese rango etario pertenece el 40 por ciento de las víctimas mortales. Otro estudio de la misma agencia determinó que en la Argentina el 50% de los jóvenes de entre 16 y 30 años asegura que sus amigos conducirían después de tomar alcohol, a pesar de que el 93% sabe que esto aumenta el riesgo de morir en un accidente. Además, el 27% admitió que en el último año manejó luego de haber tomado.
Otro sondeo, en este caso del Observatorio Vial de la Ciudad, arrojó como resultado que cuatro de cada 10 jóvenes dicen que si toman "poco" pueden manejar.
Además, el estudio determinó que los hombres de entre 18 y 35 años conforman el grupo en el que hay más casos de conducción con alcohol en sangre.
Es sabido que la capacidad de reflejos de una persona alcoholizada, al momento de manejar un vehículo, es muy inferior a la de un automovilista que circula por las calles sin antes haber ingerido ni una gota. Las secuelas de esos efectos son las más nocivas y muchas veces se traducen en tragedias. Un conductor alcoholizado tiene 17 veces más riesgo de estar involucrado en un choque mortal que una persona que está manejando en condiciones normales.
No hacen falta más datos ni nuevos estudios o investigaciones para determinar fehacientemente la causalidad entre el uso del celular mientras se conduce y los accidentes que por ese motivo pueden ocasionarse. Lo mismo puede afirmarse entre quienes conducen bajo los efectos del alcohol.
Por ello, además de ser inflexibles en la aplicación de las sanciones previstas para los casos de violación de las normas pertinentes, se hace necesario insistir en promover campañas de educación vial, con especial énfasis sobre la responsabilidad del uso de los teléfonos celulares y la ingesta de bebidas alcohólicas durante la conducción de los vehículos. Solo con campañas eficaces y controles muy estrictos se podrá revertir una tendencia que está causando daños irreparables en nuestra sociedad.