Escuelas, víctimas de latrocinios
Lo que era antes ya no es. Décadas atrás, era impensable que una iglesia o una escuela pudieran ser blanco de la delincuencia. Se creía también que por vivir en la cercanía de una comisaría, la protección estaba asegurada, pero los tiempos cambiaron. Los establecimientos educativos son saqueados con mucha frecuencia. No se trata, por cierto, de hechos aislados. El pillaje en escuelas también afecta al sur tucumano.
En alguna ocasión sugerimos que los ministerios de Seguridad Ciudadana y de Educación podrían diseñar un plan antisaqueo. Quizá podrían instalarse alarmas o recurrir a una parte de los miles de tucumanos que cobran subsidios estatales, capacitados previamente por la policía, para que oficiaran de serenos.
Toda la sociedad pierde cuando una escuela es asaltada porque es el triunfo de la delincuencia, pero también de la ineptitud de nuestros representantes, que hasta ahora no han sido capaces de dar soluciones concretas.
La Gaceta, Tucumán
La Gaceta