Femicidios, violencia sin fin
El país vive un estremecimiento repetido ante casos de agresión física contra mujeres, siendo muchos más los que quedan en el silencio impuesto o resignado de otras decenas de víctimas. A pesar de la insistencia de las autoridades a que presenten la denuncia correspondiente para poner en marcha los mecanismos previstos para este tipo de delitos, y cuando también se comprueba que no siempre funcionan preventivamente, la realidad confirma que aún quedan muchas barreras por superar.
Los registros permiten identificar todo tipo de violencia, que va desde los maltratos psicológicos hasta la muerte. El 90% de los asesinos son del círculo íntimo de la víctima (7 de cada 10 son sus parejas o exparejas). Son asesinadas en sus casas, muchas veces delante de sus hijos, y el lugar más inseguro para ellas es su propio hogar, sobre todo los fines de semana. Con una tasa de femicidios, transfemicidios y travesticidios cada 100.000 habitantes de 5,09 en la Argentina, en provincias como Salta, Santiago del Estero y Jujuy superan el 8.
Según la Oficina de la Mujer dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, el total de víctimas directas de femicidio durante 2021 fue de 231, una mujer asesinada cada 38 horas. La mayoría de las víctimas tenían entre 25 y 44 años, en el 88% de los casos conocían a su asesino y en el 39% convivían con él, mientras que el 62% era pareja o expareja. Casi todos esos crímenes ocurrieron en la casa de las víctimas y en un contexto de denuncias previas por violencia doméstica no siempre debidamente atendidas.
Uno de los hechos más preocupantes que surgen de la estadística de 2021 ha sido comprobar la participación de policías en los asesinatos de sus parejas o exparejas. Fueron 25 uniformados de diferentes jurisdicciones los imputados por asesinatos de mujeres en situaciones de violencia de género. En esos casos, el femicidio se cometió con el arma que el Estado entregó a esas personas para la protección de los ciudadanos.
Este año comenzó con malas noticias. Según el último informe de la ONG La Casa del Encuentro, del 1º de enero al 30 de abril últimos se produjeron 110 femicidios y tres trans-travesticidios. Otro dato relevante que arrojan las estadísticas es que 123 hijos quedaron sin madre, al tiempo que confirman que el 58% de los agresores eran parejas o exparejas.
No hay nada que justifique la violencia y mucho menos un asesinato. Debe ser erradicada la categoría de crímenes pasionales y dejar de mencionar la irracionalidad, los problemas de salud mental y el dolor como si fuesen atenuantes para inexcusables conductas.
El Estado a través de los organismos competentes, la Justicia con la contundencia que deberían tener sus resoluciones y las campañas de concientización sostenidas en el tiempo juegan un papel determinante para poner fin a estos aberrantes delitos, que no deben naturalizarse. Urge convocar a la acción para generar los cambios que un futuro diferente obliga a repensar.