Boda real en Holanda tras un escándalo
DELFT, Holanda (EFE).- El carácter festivo del casamiento entre el príncipe Johan Friso de Holanda con Mabel Wisse Smit, ambos de 35 años, no pudo evitar que la sombra de la polémica en torno de la novia estuviese presente durante la ceremonia.
Desde ayer, el segundo hijo de la reina Beatriz y cuñado de la princesa argentina Máxima Zorreguieta perdió sus derechos dinásticos, a los que renunció para casarse con Mabel, ya que ésta ofreció al gobierno información incompleta sobre sus contactos durante su época de estudiante con el presunto traficante de drogas Klaas Bruinsma, asesinado en 1991.
Por esa razón, el gobierno vetó en octubre de 2003 el enlace, y Friso, además de perder sus derechos de sucesión, dejará de formar parte de la Casa Real, aunque seguirá siendo miembro de la familia real, dos categorías diferenciadas en Holanda.
En la práctica, esto significa que la relación de los recién casados con la Casa Real se limitará al ámbito privado, a la vez que dejan de estar bajo la responsabilidad del gobierno.
Friso de Holanda podrá mantener su título de príncipe, pero su esposa, Mabel Wisse Smit, ya había comunicado que no asumirá ese título a pesar de que tiene derecho tras el matrimonio.
El sacerdote Carel ter Linden, quien también casó al hermano mayor de Johan Friso, el príncipe heredero Guillermo Alejandro, con Máxima Zorreguieta, dijo ayer durante la ceremonia nupcial que "ha caído agua sobre vosotros como un aluvión. Algunos os han comprendido, otros no, pero con ello vuestro amor se ha fortalecido".
Pero como contrapunto a la sombra del ya conocido como Mabelgate, el sacerdote ensalzó la labor profesional de la novia, que se desarrolló en labores de defensa de la democracia y de los derechos humanos en países de Europa del Este.
Sobriedad
La ceremonia, a la que asistieron 1400 personas, estuvo marcada por la sobriedad que caracteriza al calvinismo, tanto en la selección de la música, principalmente de órgano, como en la decoración del templo.
Unas 3500 personas fueron hasta Delft para ver de cerca a la pareja principesca, lo cual supone un número modesto en comparación con la afluencia masiva de curiosos que fueron a Amsterdam en febrero de 2002, cuando se casó el príncipe heredero con Máxima Zorreguieta.
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