Bush dijo que la CIA le aseguró que la tortura del "submarino" no generaba daños permanentes
El ex presidente de EE.UU. presentó sus memorias y firmó ejemplares en una librería; justificó la invasión a Irak y a Afganistán; admitió que su peor error fue el manejo de Katrina
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DALLAS.- El ex presidente de EE.UU. George W. Bush inició hoy una gira de presentación del libro sobre sus memorias presidenciales en una librería cerca de su casa en Dallas, en las que defendió el uso de la tortura en los interrogatorios y afirmó que gracias a su invasión, Irak es un país "mejor" en la actualidad.
Bush llegó a la librería Borders poco después de las 8 de la mañana, donde fue recibido por cientos de personas, algunas de las cuales dijeron que hacían cola desde la noche.
En el libro, "Decision Points" (Puntos de decisión), el ex mandatario escribe sobre los ataques del 11 de septiembre, sus decisiones de enviar fuerzas armadas a Afganistán e Irak, y la respuesta al huracán Katrina. Bush ocupó una mesa rodeada por personal de seguridad para autografiar ejemplares del libro y conversar con admiradores.
El ex mandatario, que ocupó una mesa rodeada por personal de seguridad para autografiar ejemplares del libro y conversar con admiradores, antes brindó una entrevista a la cadena de noticias estadounidense NBC, en donde no dudó en abordar la autorización que dio a sus soldados para que utilicen métodos de tortura para conseguir información y lo justificó de un modo particular.
"No hay duda de que el procedimiento (la tortura) era duro, pero expertos médicos aseguraron a la CIA que no producía daños permanentes (...) Hubiera preferido tomar la información de otra forma", aseguró Bush. El ex presidente norteamericano consideró también que "usar esas técnicas ayudó a salvar vidas".
Específicamente, los métodos utilizados eran el "submarino seco" -se tapa la cabeza del detenido con una bolsa de plástico hasta producirle ahogamiento- y el "submarino mojado", por el cual se le sumerge la cabeza en agua hasta producir el mismo efecto.
En el libro, Bush escribe que "esos interrogatorios ayudaron a frustrar los complots para atacar sedes diplomáticas norteamericanas en el extranjero, el aeropuerto de Heathrow y Canary Wharf en Londres así como toda una serie de objetivos en EEUU".
"No me importa qué opinión puedan tener de mí los ingleses. Ya no me importa. Y sinceramente, había veces que tampoco me importaba entonces", señala el ex presidente en su entrevista con The Times.
Luego del atentado a las Torres Gemelas y el Pentágono en septiembre de 2001, la Casa Blanca profundizó su operativo mundial para detener a "sospechosos de terrorismo" y tuvo a la cácel de Guantánamo, Cuba, como un centro de detención por fuera del sistema legal en el que torturaban en los interrogatorios.
Numerosos organismos de derechos humanos criticaron los procedimientos y el gobierno británico lo calificó como una "técnica de tortura", por lo que el sucesor de Bush, Barack Obama, ordenó cerrar la prisión.
"Quiero decir definitivamente que el mundo es mejor sin (el ex presidente iraquí) Saddam Hussein en el poder, en vista de que hay 25 millones de personas que ahora tienen la posibilidad de vivir en libertad", sostuvo también Bush en las memorias dadas a conocer en adelanto por el diario británico The Guardian. En su libro, también reconoció haber consultado a los servicios de inteligencia la viabilidad para atacar Irán y Siria.
Otra de las consecuencias que trajo el atentado del 11S fue la decisión de invadir Irak para destruir las supuestas armas de destrucción masiva que tenía el gobierno local. Saddam fue derrocado y ahorcado, y Estados Unidos implantó una democracia en la región, pero las armas nunca aparecieron y la Casa Blanca tuvo que reconocer que las informaciones sobre su existencia eran erróneas.
Conmocionado. "Nadie se sintió más conmocionado ni enojado que yo cuando no encontramos las armas. Tenía una sensación de náuseas cada vez que pensaba en ello y todavía la tengo", sostiene a modo de explicación en su libro, en el párrafo que anticipa también la cadena NBC.
En el libro puesto en venta hoy, y por el cual cobró 7 millones de dólares, Bush también señaló que tuvo la intención de atacar Irán y Siria, pero que desistió luego de que la CIA dijera que esas operaciones no eran viables.
"Nosotros estudiamos seriamente la idea, pero la CIA concluyó que era muy riesgoso meter un equipo y luego sacarlo de Siria", afirmó el político republicano. Sobre la posibilidad de una operación en Irán, Bush también indicó que le ordenó al Pentágono "estudiar qué era necesario para realizar el ataque, y poder detener el reloj de la bomba (nuclear), al menos temporalmente".
Hijo del también ex presidente George Bush (1988-1992), George W. presidió Estados Unidos entre 2000 y 2008 y el ataque islamista del 11S marcó fuertemente sus dos gobiernos, porque fue el hecho que decidió las dos campañas militares de las que hoy Obama quiere salir, pero no puede: Irak y Afganistán (octubre de 2001).
Según señaló en su libro, en un primer momento Bush pensó que el ataque a las torres había sido un error "del peor piloto del mundo", aunque luego afirmó que su sangre "hirvió". "Nosotros íbamos a encontrar al que lo había hecho y patearle el culo", escribió en sus memorias. "Mi primera reacción fue enojo", indicó. "Y entonces miré a los niños, y su inocencia en contraste con la maldad de los atacantes se me hizo obvia. Y me quedó claro que mi trabajo era protegelos", contó.
Pese a haber inculmpado al saudita Osama Ben Laden y al gobierno talibán de Afganistán por el ataque, su gobierno nunca pudo dar con ellos, aunque Bush afirmó que los forzó a "cambiar la manera de viajar, de operar y de comunicarse".
Katrina fue lo peor. Pese a ello, en su libro, el ex jefe de Estado reconoció que el peor momento de sus mandatos fue el paso del huracán Katrina, que mató a 1800 personas en los barrios más pobres de Nueva Jersey en 2005.
"Le dije a Laura (su esposa) que era el peor momento de mi presidencia. El problema no fue si hice mal las cosas. El problema fue que tardé mucho en decidir", reconoció Bush sobre una de las mayores críticas que recibió respecto a cuestiones internas de Estados Unidos. El libro ya se encuentra en las librerías estadounidenses y se puede conseguir también por internet a 35 dólares.
Agencias AFP, EFE y AP
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