Caos y temor en Europa por un volcán
Una gigantesca nube de ceniza proveniente de Islandia obligó a cancelar miles de vuelos y dejó a millones de pasajeros varados
PARIS.- Europa tuvo ayer una visión apocalíptica cuando una espesa nube de cenizas, lanzada por un volcán en erupción en el sur de Islandia, comenzó a extenderse progresivamente sobre el continente, cubrió el sol y provocó el peor caos aéreo desde la Segunda Guerra Mundial, con cientos de aeropuertos cerrados y millones de pasajeros varados.
Por segunda vez en un mes, la fuerte erupción del miércoles de un volcán con varios cráteres, ubicado debajo del glaciar islandés Eyjafjallajokull, lanzó a la atmósfera una columna de cenizas de seis a 11 kilómetros de extensión, que se dirige hacia el sudeste de Europa.
Las espectaculares imágenes del volcán en erupción muestran columnas de gases calientes que derritieron toneladas de hielo y lanzaron cascadas de lava y agua enloquecidas, que se precipitaron por las laderas del volcán. Los ríos de esa región, ubicada 120 kilómetros al este de Reikiavik, crecieron casi tres metros en pocas horas.
A medida que la gigantesca nube de cenizas despedida por las entrañas de la Tierra comenzó a dirigirse hacia el sudeste del continente, Gran Bretaña, Irlanda, Suecia, Noruega, Finlandia, Holanda, Dinamarca y Bélgica fueron cerrando progresivamente sus espacios aéreos.
Francia decidió suspender el tráfico de todos los aeropuertos del norte del país (París incluido); España anuló por lo menos 237 vuelos hacia el norte del continente, mientras que Alemania seguía de cerca la situación sin descartar el cierre de algunos de sus aeropuertos en las próximas horas.
Gran Bretaña cerró su espacio aéreo ayer, a partir del mediodía, medida que no tiene antecedentes en la historia británica moderna. Más de 500.000 personas circulan cada día por los aeropuertos británicos, en los cuales operan unos 5300 vuelos diarios. "El espacio aéreo de Gran Bretaña no se había cerrado siquiera después de los atentados del 11 de Septiembre en Estados Unidos", afirmó una vocera del Servicio Nacional de Tráfico Aéreo (NATS) de ese país.
Las cancelaciones de miles de vuelos tuvieron consecuencias particularmente dramáticas, pues se producen cuando millones de europeos regresaban a sus casas, una vez concluidas las vacaciones de Pascua.
El operador de vuelos Eurocontrol confirmó ayer que el cierre de los espacios aéreos podría extenderse por 48 horas. Pero la verdad es que los responsables aeronáuticos ignoran cuándo podrá retornar a la normalidad el tráfico aéreo europeo. A juicio de los científicos islandeses, el volcán podría seguir lanzando ceniza al aire durante días e incluso semanas.
"Hace un siglo, una erupción duró casi un año, de modo que esta vez puede ocurrir lo mismo", explicó Thorsteinn Jonsson, analista del Instituto Meteorológico Islandés. "También puede calmarse en una semana, como en algunos casos", precisó.
Los meteorólogos estadounidenses de AccuWeather, en Pensilvania, afirman, por su parte, que la nube de cenizas seguirá amenazando a Europa por lo menos hasta el domingo.
El caos aéreo también llegó a Estados Unidos y Canadá, donde hoy se registró una veintena de vuelos suspendidos con destino a Europa. El aeropuerto más afectado era el John F. Kennedy, en Nueva York.
La razón de esta medida extraordinaria reside en que las cenizas contienen partículas de vidrio y roca, que puedan dañar los motores y el fuselaje de los aviones (ver Pág. 3). En 1982, un avión de British Airways sufrió una avería en un motor al atravesar una nube de cenizas en Indonesia. El aparato cayó como una piedra antes de que sus motores volvieron a ponerse en marcha (ver aparte). Ese incidente llevó a adoptar planes de urgencia internacionales, que fueron activados ayer.
En un glaciar
El cráter en actividad, situado en el sur de Islandia, se encuentra bajo el glaciar Eyjafjallajokull y es diez veces más activo que un cráter vecino que entró en erupción el 20 de marzo, y forzó la evacuación de unas 800 personas que viven en la región. El último estallido de ese volcán se había producido hace dos siglos, en 1821, y duró dos años.
Una espesa capa de cenizas se extendía ayer sobre varios miles de hectáreas hacia el este islandés, y la nube ha sumergido en la oscuridad vastos sectores de la costa sur de esa isla volcánica de 320.000 habitantes, ubicada en el Atlántico Norte, entre Groenlandia y Escocia.
El miércoles, la erupción derritió una parte del glaciar, el quinto del país, y produjo importantes inundaciones, que causaron numerosos daños en rutas y puentes. Pero lo más grave parecen ser las características particulares de este episodio: "Estamos ante una erupción mucho más poderosa que la anterior. No sólo hace más de 24 horas que persiste, sino que se trata de una erupción explosiva", señaló Magnus Gudmunsson.
Los expertos temen, sin embargo, que se produzca un fenómeno mucho más peligroso: la erupción del volcán Katla, ubicado en las proximidades, que en el pasado entró en actividad al mismo tiempo que sus vecinos. Considerado "enormemente poderoso", Katla también está ubicado por debajo del glaciar. Su estallido podría causar una inundación de agua y hielo de gigantescas proporciones, y lanzar cenizas a miles de kilómetros durante mucho tiempo.
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