Cómo hacer el juicio político y derrotar al magnate en las urnas
NUEVA YORK.- Hoy voy a escribir sobre el juicio político, pero primero quiero hablar sobre el concierto y gala de apertura de la Orquesta Sinfónica Nacional del sábado a la noche. Fue muy revelador.
En el intervalo, el presidente del Centro Kennedy, David M. Rubinstein, salió a saludar al público y los vips. Les dio la bienvenida a los embajadores, después fue el turno de los miembros de gabinete presentes y luego el de los jueces de la Corte Suprema. Presentó al juez Samuel Alito, quien recibió unos tímidos aplausos. Después presentó a la jueza Ruth Bader Ginsburg, sentada en el palco. Al principio, muchas mujeres del público se pararon para aplaudir. Y después todos se pusieron de pie. Y todos aplaudieron. Y después todos aplaudieron aún más. Y algunos lanzaron vítores. Y después algunos silbaron. Y así siguió sin parar.
Fue extraordinario. He ido a muchos conciertos en el Centro Kennedy, y en algunos presentaron al presidente, sentado en el palco oficial. Pero nunca fui testigo de algo parecido a la recepción que le dieron a la jueza Ginsburg. Y no era un público totalmente progresista. Había muchos donantes y empresarios republicanos. Era una espontánea expresión bipartidaria de respeto hacia -y de anhelo de- un líder nacional honesto y humilde, luego de tres años de un presidente sin el más mínimo recato, y que no ha dudado en transgredir todas las líneas rojas de la ética.
En este país, la sociedad civil todavía tiene pulso. Algunos estadounidenses todavía apoyan al presidente Donald Trump, pero muchísimos más están agotados y hastiados de él.
Y por esa razón es tan peligroso para él su último ataque de furia. Sabe que sabemos que muchos republicanos saben que cometió una ofensa susceptible de someterlo a juicio político. Y ahí está todo: una denuncia de un informante presentada por un funcionario de la CIA que detalla cómo Trump tentó al presidente de Ucrania con asistencia militar a cambio de hacerle un "favor" investigando falsas acusaciones de corrupción contra Joe Biden.
Creo que eso no solo justifica un juicio político contra Trump, sino que ese juicio debería ser hecho sin someter al país a una "guerra civil" y sin garantizarle a Trump la reelección, siempre y cuando los demócratas sigan subrayando cuatro cuestiones importantes.
Primero, esta carga contra Trump comenzó con un informante independiente, un funcionario de Inteligencia, asistido por otras personas con información privilegiada. Por supuesto, el informante bien podría ser un seguidor de Hillary Clinton, y Trump podría utilizarlo para exasperar su base electoral. Pero si al final resulta ser lo que parece -un analista de la CIA apolítico y otros funcionarios públicos motivados por su juramento de defender la Constitución frente a un presidente que estaba violando su juramento-, entonces Trump tendrá un problema.
Segundo, casi con seguridad habrá otra funcionaria apolítica honesta que testificará sobre Trump y su abogado Rudy Giuliani. Se trata de Masha Yovanovitch, la exembajadora estadounidense en Ucrania, quien fue repatriada abruptamente en mayo, meses antes de la fecha estipulada para terminar su mandato.
Aparentemente, fue desplazada porque en cierto modo resistía los intentos de Giuliani para sumar al gobierno de Ucrania al sórdido esfuerzo de Trump de bajar a Biden.
Tercero, a diferencia de la investigación de Mueller, este caso es muy fácil de entender para la gente: Trump llamó al nuevo presidente ucraniano, que estaba desesperado por disponer de ayuda militar estadounidense contra la agresión rusa, y le hizo una oferta que no podía rechazar: armas a cambio de Biden.
Finalmente, no tengo duda de que la base electoral de Trump seguirá tributándole su confianza. Pero ese no es el electorado más importante actualmente, porque Trump necesita más que su base para ser reelecto. Necesita a los republicanos moderados, los independientes y las mujeres de los suburbios que lo llevaron al poder en 2016, pero que luego lo abandonaron en 2018 y permitieron que los demócratas retomaran el control de la Cámara de Representantes. ¿Qué harán esos electores en 2020?
Creo que no son pocos los que pensarán en una pregunta que rondará durante todas las rondas de testimonios del juicio político por las acciones de Trump en Ucrania: si Trump ya se comporta así incluso limitado por la necesidad de ganar la reelección, ¿cómo se comportará si efectivamente es reelecto y ya no tendrá que preocuparse por la reelección? Estados Unidos se convertirá en una república bananera.
Por todas esas razones los demócratas tendrán que ser muy disciplinados en el modo de procesar el caso.
Traducción de Jaime Arrambide
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