De la lucha libre al cartel de Los Zetas
CIUDAD DE MEXICO.- José Alberto Loera Rodríguez era un luchador de segunda que aspiraba a ser un "capo" de primera. El Voltaje, como se lo conoce en el mundillo del hampa, es uno de los cuatro jefes del cartel de Los Zetas implicados en el incendio del casino Royale de Monterrey, donde, a fines de agosto, murieron 52 personas, según anunció anteanoche la fiscalía.
Pero antes de integrar el crimen organizado Loera se había paseado por los cuadriláteros de lucha libre como Power Ranger, Voltaje Negro y Hombre sin Nombre. Y, entre una actividad y otra, aún tuvo tiempo para desempeñarse como agente de la policía estatal de Nuevo León.
Hace poco más de una década Loera se subía al ring con el alias de Power Ranger en los carteles. Tras apostarse la máscara y perderla, lo intentaba nuevamente entre las 16 cuerdas con el apodo de Voltaje Negro.
En aquella ocasión tuvo que arrancarse la cabellera, tras perderla en otra apuesta. Fue entonces, en enero de 2010, que se incorporó a la plantilla de agentes de seguridad pública del estado de Nuevo León, donde permaneció apenas unos meses hasta su detención por participar en un "narcobloqueo" (corte del tráfico mediante el cruce de vehículos) para facilitar a un grupo de sicarios el rescate de un narcotraficante.
Trasladado al penal de Apodaca, se desconoce cómo recuperó en poco tiempo su libertad.
De regreso a las calles y a los recintos deportivos, Loera se enmascaró como el Hombre sin Nombre. Apenas unas semanas le duró el anonimato, ya que perdió el antifaz en un combate ante Black Dragon. Fue entonces cuando decidió recuperar su anterior álter ego: Voltaje Negro.
Algunos testigos aseguran que El Voltaje alardeaba de ser "comandante" de Los Zetas, portaba armas y tenía un nivel de vida superior al de sus colegas, además de un carácter violento. Incluso consumía drogas en los vestuarios durante las veladas de lucha libre.
Según fuentes no oficiales, Loera habría huido a Puerto Vallarta una vez que las autoridades fijaron una recompensa de 450.000 dólares para quien aportara datos que condujeran a su captura. Es la misma cantidad que se ofrece por los otros supuestos cabecillas del ataque al casino.
Los cinco detenidos hasta la fecha por su participación en el atentado declararon a las autoridades que pretendían amedrentar a los dueños del negocio, pero se les "fue la mano" con el fuego.
No es novedad que los narcotraficantes desempeñen tareas singulares. Los menos pueden llegar a trabajar como payasos, o incluso a disfrazarse de sacerdotes, según denunció días atrás el cardenal de Monterrey, Francisco Robles.
Muchos más forman o han formado parte de las fuerzas policiales, como Verónica Moreno (La Flaka), que fue detenida esta semana. En dos años pasó de ser una agente municipal condecorada por su valor en San Nicolás de los Garza, en el área metropolitana de Monterrey, a convertirse en líder de una célula de Los Zetas que operaba en esa localidad.
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