El eje franco-alemán que empuja a Europa es puesto a prueba
París y Berlín buscan un nuevo impulso
6 minutos de lectura'
KEHL, Alemania.- Si hay un lugar fronterizo en el cual pueda comprobarse, quizá como en ningún otro, la pujanza del motor franco-alemán que históricamente ha impulsado a la Unión Europea, es esta pequeña ciudad del Estado germano de Baden-Würtemberg. Camiones de gran porte atraviesan el puente sobre el Rin que la comunica con su vecina Estrasburgo, sede de muchas de las instituciones comunitarias. A un lado de la ruta, en desuso, un viejo edificio donde funcionaba la aduana espera un nuevo destino.
Este tránsito constante es uno de los tantos indicadores del intercambio que hay en la región, una virtual "zona piloto" en los últimos años de la experiencia continental, con un flujo constante de alemanes, franceses y suizos que por razones laborales cruzan las fronteras, hasta diluirlas por los lazos establecidos en ambos lados.
Esta fusión es uno de los logros de la integración europea, proceso que cumple ahora medio siglo y que encuentra al eje franco-alemán en un período de prueba, según el juicio de varios analistas. En 1952, los enconados enemigos de la Segunda Guerra Mundial se unieron a Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo para crear la Comunidad de Carbón y Acero, inspirada en el comisionado de Planeación Económica Jean Monnet y el canciller francés Robert Schuman. ¿Su objetivo? Coordinar la producción industrial, impulsar la economía en la región del río Ruhr y asegurarse, al mismo tiempo, que sus materias primas no serían utilizadas para crear ejércitos hostiles.
Ahora, el "motor" de la construcción europea tiene varios desafíos por delante: por un lado, las diferentes estructuras de cada país. El presidente Jacques Chirac acaba de decir que Francia, un país centralista, necesita una "regionalización", algo que la acercaría más al modelo federal alemán. Por el otro, el ritmo electoral. Mientras Chirac fue reelecto en junio con una mayoría absoluta, el primer ministro socialdemócrata Gerhard Schršder enfrentará el 20 de septiembre el desafío de las urnas que le plantea la derecha de Edmund Stoiber, con lo cual sus prioridades están centradas más en la política interna que en la agenda continental.
Tanto Chirac como Schršder se comprometieron días atrás a multiplicar los encuentros para insuflar vida al "motor" europeo y consensuar hasta diciembre los grandes temas de la agenda común: la reforma agrícola -en la que ambos países se encuentran enfrentados-, la política de defensa y la revitalización del Tratado del Elíseo, piedra fundamental del eje franco-alemán desde la época de De Gaulle y Adenauer.
"Todos los progresos en materia de integración provienen de ese puntapié inicial de Monnet y Shuman. Y nada se hubiera logrado si los líderes de ambos países no hubieran tenido convicción", afirma Henri Renaud, subdirector del área Europa Central de la cancillería francesa. Esa convicción se trasladó luego a los presidentes de los bancos centrales para adecuar las culturas monetarias y confluir en el euro, un hito al que en noviembre podría agregarse otro: la ampliación de la Unión Europea de los 15 miembros actuales a 25. La UE debate también, en una convención liderada por el ex mandatario francés Valery Giscard d«Estaing, que elabora una Constitución propia, la posibilidad de reforzar sus instituciones y hasta de tener una suerte de "presidente de Europa".
* * *
Algunos de los resultados -y la proyección- de ese esfuerzo integrador pueden observarse en el vértice donde confluyen los dos pilares del "motor europeo" y su vecino del sur, Suiza, y que comprende a la Alsacia francesa, los cantones del norte helvético y el Estado de Baden-Würtemberg. Resultados obtenidos por una serie de instituciones que trabajan en cuestiones prácticas y que requieren soluciones rápidas. Muchas de ellas tienen su sede en la ciudad de Kehl, como el Secretariado Conjunto de la Conferencia del Alto Rin, creado en 1975 y que abarca áreas como economía, cultura, transporte, educación y medio ambiente y lucha antidroga. Su función es "aceitar" la cooperación internacional en la zona, donde viven actualmente más de cinco millones de personas, facilitar la radicación de empresas y el desplazamiento de trabajadores. Diariamente, unas 80.000 personas cruzan las fronteras para acudir a sus empleos.
El Euro Info, creado en 1993, se ocupa de asesorar a los consumidores sobre la legislación vigente en ambos países y de mediar en los casos de litigio para evitar la intervención de los tribunales, especialmente en los casos de compra de bienes o alquiler de servicios. Hay 17 centros similares en distintas ciudades europeas. Anke de Villepin, asesora legal de la entidad, dice que ya intervinieron en 9000 casos, de los cuales se resolvió el 80 por ciento.
Cerca de Kehl y del corazón de la espectacular Selva Negra alemana, en la Universidad de Friburgo, se creó en 1989 el Centro para Estudios Franceses, cuyo objeto es "contribuir a profundizar las relaciones culturales, científicas y económicas" entre ambos países, donde miles de jóvenes estudian el idioma de su vecino, pese a la competencia creciente de otras lenguas como el español y el ruso (este último por la ampliación de la UE al Este).
En Estrasburgo, la cálida ciudad que -vaya paradoja- entre 1870 y 1945 cambió hasta cinco veces de nacionalidad por las continuas disputas entre franceses y alemanes, tiene su sede el Canal de TV ARTE, creado durante los gobiernos de Mitterrand y Kohl. Con un presupuesto anual de 300 millones de euros, es solventado en partes iguales por Alemania y Francia mediante el cobro del impuesto a los aparatos de TV (100 euros anuales). La programación del canal se emite en los dos idiomas.
* * *
Pero si bien en Kehl y sus alrededores pueden verse los frutos de la integración, es en París, Berlín o en otra capital donde se realizan las grandes apuestas. "Si el motor franco-alemán arranca, Europa funciona. Pero esto va más allá de partidos o cuestiones electorales. El conductor del automóvil puede cambiar, pero el rumbo no", señala Renaud.
¿Puede el Mercosur extraer lecciones de la experiencia europea? Brigitte Souzay, asesora del canciller alemán en las relaciones franco-alemanas, aclara que no es su intención dar consejos, pero apunta un principio fundamental para hacer avanzar cualquier proceso integrador: "Tener una visión de futuro". Y explica: "Durante mucho tiempo, un grupo muy reducido de dirigentes de ambos países trabajó en el proyecto común, más allá de los vaivenes de la opinión pública. Ellos siguieron adelante. Luego se hizo partícipe a las ciudadanías mediante referéndum, otro paso indispensable".
Visión de futuro y decisión política. Una fórmula sencilla, pero cuya aplicación requiere de valentía.
- 1
2Una de las víctimas de Epstein pide que el expríncipe Andrés sea “llevado ante la justicia” en Estados Unidos
- 3
En medio de la escalada de EE.UU., el régimen de Maduro libera a casi 100 detenidos durante las protestas de 2024
- 4
Israel se convierte en el primer país en reconocer a Somalilandia como un Estado independiente

