
El ejército chileno, con mala imagen
Hechos oscuros: a siete años de entregar el poder, una sucesión de escándalos salpica a las fuerzas armadas; los ciudadanos, indiferentes al futuro retiro de Pinochet.
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SANTIAGO, Chile, 19.- A siete años de haber entregado el poder que detentaron con rigidez las fuerzas armadas por más de 16 años, y con los escándalos y excesos de esa época sumidos en el olvido, el ejército se encuentra con su imagen deteriorada como consecuencia del oscuro asesinato de un recluta a manos de una supuesta red de soldados homosexuales, suicidios de conscriptos, y numerosas denuncias de malos tratos. Y ahora un ex vicecomandante en jefe enfrentado a la justicia por agredir a su esposa.
Mientras, el estatal Instituto Nacional de la Juventud (INJ), está promoviendo la discusión para establecer la objeción de conciencia.
Indiferencia
Pero si la imagen del ejército pudiera estar afectada, la de su controvertido comandante en jefe, Augusto Pinochet, no lo parece tanto o a muchos chilenos le resulta indiferente que el anciano ex dictador este próximo a entregar el cargo.
Aunque las heridas dejadas por los 16 años y medio de régimen militar, en el que se registraron 3187 víctimas, aún no están cicatrizadas en muchos chilenos, una reciente encuesta de opinión mostró que al 42 por ciento de los consultados le da lo mismo el retiro de las filas de Pinochet, quien debe abandonar el ejército el 11 de marzo de 1998.
Sólo el 22 por ciento se confesó complacido y un 16 por ciento siente rabia porque no lo hizo antes, en tanto el 10 por ciento dijo sentir pena.
La encuesta fue realizada entre mediados de marzo y comienzos de abril en la época en que estallaba el escándalo por el asesinato del recluta Pedro Soto Tapia.
El homicidio todavía se mantiene en una cierta nebulosa, pese a que cuatro soldados se encuentran sometidos a proceso como responsables del crimen. Un quinto detenido, un familiar civil de un suboficial del regimiento Yungay de San Felipe, al que pertenecía Pedro Soto, es investigado por haber proporcionado el automóvil en que se trasladó a la víctima.
Sin cambios a corto plazo
Mientras el escándalo por el asesinato de Soto aún no se acalla y la investigación judicial se encamina lentamente a quienes pudieran estar tras los cuatro soldados inculpados, una nueva situación afecta la imagen de los soldados chilenos.
Implica nada menos a quien fuera el segundo hombre del ejército hasta 1994 cuando pasó a retiro, el general Jorge Lucar. El militar enfrenta en un tribunal civil dos denuncias de su esposa por maltratos físicos.
Pese al menoscabo que pueda haber sufrido la imagen de los militares, que las instituciones castrenses procuran mejorar con un acercamiento a la prensa, no es previsible, al menos en el corto plazo, que pueda derivar en profundos cambios.
Sólo cuando Pinochet se aleje del arma el próximo año se podrán vislumbrar cambios si su sucesor decide romper con el legado del influyente jefe militar o mantiene reiterada lealtad a sus principios.
Pedido de un obispo
Pero las voces de cambios en el servicio militar no sólo involucran a las juventudes políticas, mayoritariamente contrarias a su obligatoriedad, sino también a un obispo, monseñor Tomás González, prelado de Punta Arenas, quien abogó por un mejor trato a los reclutas.
En la semana un nuevo suicidio, atribuido a a razones sentimentales, afectó a un recluta, el sexto desde 1996.
La diputada socialista Fanny Poliarolo, psiquiatra, expresó preocupación por los altos índices de suicidio entre los integrantes del servicio militar obligatorio.
La parlamentaria mostró un estudio de la facultad latinoamericana de ciencias sociales según el cual el año último se registró una tasa de suicidios de 24,7 por cada 100.000 personas en el servicio militar chileno.
La tasa promedio en la población civil de 18 y 19 años, en cambio, es del 5,7 por cada 100.000.




