El enemigo público de Río de Janeiro

RIO DE JANEIRO.- Es una lucha asimétrica: un Estado de una población de 16 millones de habitantes le declaró la guerra a un solo hombre: el diputado nacional Ibsen Pinheiro (PMDB-Río Grande do Sul).

Como si fuera una entidad con vida propia, Río de Janeiro quiere vengarse de aquella persona que propuso quitarle un ingreso anual en torno a los 4000 millones de dólares, y a su vez, amenaza con despojarla de su sueño de ser sede olímpica en el 2016.

La denominada "enmienda Ibsen", realizada sobre uno de los proyectos que regulan la capa del pre-sal, modifica radicalmente el esquema de reparto de royalties en concepto de extracción de petróleo, donde Río de Janeiro es responsable del 85% de la producción nacional. Poco importa que Ibsen haya tenido 257 cómplices en la votación: su autoría lo convierte en el enemigo público número uno del estado carioca.

Una vez conocida la noticia, el concejal Bencardino solicitó despojar al autor de la enmienda de la Medalla Pedro Ernesto, que le fue concedida por el Concejo Deliberante de Río en 1993 por su destacada actuación durante el "impeachment" de Collor de Mello. Su moción fue apoyada por unanimidad. "El diputado, en realidad, es un enemigo de Río" recordó el concejal.

A su vez, una moción de repudio, publicada en el Diario Oficial Legislativo, de la autoría del diputado estadual Wilson Cabral (PSB), consideró al parlamentario gaúcho una "persona non grata", iniciativa que es acompañada con la firma de otros 34 diputados estaduales.

Por su parte, el diario Extra colocó en su portada una foto de Pinheiro con su número de celular, bajo un título que reza "Este diputado con cara de buen viejito quiere llevar a Río a la falencia", seguido de un consejo: "Entonces, llámelo y proteste".

Tan exacerbados están los ánimos que hasta Xuxa -que no es carioca- no ahorró comentarios y manifestó que "el autor de la enmienda no tiene nada en la cabeza", mientras que el músico Gabriel O Pensador remarcó el valor de las masivas manifestaciones a favor de Río y en contra de la enmienda.

Organizada por el gobierno estadual, la masiva manifestación callejera que se realizó hace unos días -que los medios locales presentaron como la mayor movilización desde Collor de Mello- llegó al extremo de realizar un entierro simbólico de un maniquí disfrazado de Ibsen, que yacía en un féretro abierto.

Lejos de mantenerse en silencio, Pinheiro contraatacó en una entrevista a la Radio Globo, donde equiparó la movilización carioca con manifestaciones a favor del Golpe de Estado en 1964. Pinheiro afirmó que "no toda manifestación tiene un fin bueno", ya que Río "hizo una manifestación para apoyar el Golpe de 1964", lo que sólo contribuyó a causar una mayor indignación sobre la población local.

Olimpíadas y reacción política. El Comité Organizador de los Juegos Olímpicos Río 2016 difundió una nota afirmando que la aprobación "dejará al estado de Río sin condiciones de hacer las obras necesarias para los Juegos Río 2016" y si la situación no fuera remediada "representará una quiebra de contrato", y recordó que durante la presentación de la candidatura, el gobierno brasileño "presentó garantías que pasaron a hacer parte del contrato firmado con el Comité Olímpico Internacional, y se tornaron una obligación del Estado brasileño, representado por los gobiernos federal, estadual y municipal".

Difícilmente se llegue a una situación tan dramática, ya que primero debe ser aprobada en el Senado, y luego debe ser promulgada por Lula, que le había prometido el veto al gobernador carioca Sergio Cabral (PMDB), uno de sus máximos aliados, que disputará la reelección y que apoyará a la candidata presidencial del oficialismo, Dilma Rousseff. Lula sabe que Río de Janeiro es el tercer mayor colegio electoral brasileño y que necesita una plataforma electoral fuerte para imponer a su candidata allí.

Una tercera instancia que amenaza a la enmienda está en el Supremo Tribunal Federal, que podría declararla inconstitucional basándose en el inciso primero del vigésimo artículo de la Constitución brasileña, que señala el derecho de estados y municipios productores de recibir royalties en cuyo territorio se da la exploración, en función de que ellos mismos son responsables de los prejuicios causados por ella.

A su vez, los dos principales candidatos para la sucesión de Lula, Dilma Rousseff por el oficialismo y José Serra por la oposición, ya se pronunciaron en contra de ella, con lo que aplacaron momentáneamente los ánimos de la población carioca, que en estos últimos días ha transitado por varios estados de ánimo.