El regreso de Bergoglio al "fin del mundo"
En poco más de cuatro meses, el Papa conmovió al mundo y a la Iglesia
Cinco meses después, Francisco volvió al fin del mundo, el lugar del que provino. Y las calles de Río desbordadas de entusiasmo subrayaron el carácter inédito del acontecimiento, propio de este nuevo tiempo cargado de signos providenciales para los creyentes y ciertamente conmovedores para quienes no lo son.
¡El primer papa no europeo en siglos, el primer papa latinoamericano de la historia de la Iglesia, de nuevo en casa para encontrarse con la juventud de aquí y de allá, de todas partes!
Cuando aún Benedicto XVI maduraba su gran gesto, y la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) comenzó a prepararse, el arzobispo de Río de Janeiro halló una profunda ligazón con aquella del Domingo de Ramos de 1987 en Buenos Aires, la primera que Juan Pablo II, a instancias del recordado y querido cardenal Eduardo Pironio, hizo fuera de Roma.
En la tarde del 13 de marzo, cuando el cónclave eligió papa al cardenal de Buenos Aires, y un purpurado brasileño inspiró a Bergoglio el nombre del Santo de Asís, aquella ligazón pareció ahondarse.
¿Coincidencias, casualidades, signos providenciales? La segunda JMJ en suelo latinoamericano es en Río, la ciudad que vio nacer al Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam); en Brasil, el país que congrega al mayor número de católicos del mundo, la tierra del Santuario de Aparecida, cuna, precisamente, de la V Conferencia General de los obispos del continente y del Caribe.
¿Cómo no habría de volver a orar allí ahora como Francisco, si la memoria del cardenal Bergoglio aún guarda la melodía de las plegarias y el rumor del paso de los peregrinos por ese santuario mariano como el cauce, la guía y el aliento para los pastores que allí se congregaron en 2007 para poner a la Iglesia en estado permanente de misión?
"Vayan y hagan discípulos a todos los pueblos", es, precisamente, el lema inequívocamente misionero de la JMJ.
Fruto de esa movilización espiritual que fue el Gran Jubileo de 2000, la JMJ devino en gran acontecimiento eclesial de la mano de Juan Pablo II, el papa peregrino, cuya canonización se realizará este año junto con la de Juan XXIII, "el papa bueno", el hombre de la fenomenal intuición que derivó en el magno acontecimiento del Concilio Vaticano II, cuyo medio siglo estamos memorando.
La JMJ de Río ya estalló y, con ella, el primer viaje a América latina de Francisco, el papa que en poco más de cuatro meses ha conmovido al mundo y a la Iglesia y cuyos gestos, prédica, y decisiones comprometen e interpelan a todos y cada uno de los seguidores de Jesús, aquí y en todas partes.
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