Guaidó intenta persuadir a los militares indecisos

CARACAS.- El líder opositor Juan Guaidó y el Parlamento democrático venezolano no ceden en su intento de sumar militares a su causa.

Transcurridos solo cuatro días de la rebelión fallida de un grupo de guardias nacionales y agentes de inteligencia, el presidente encargado aumentó la presión al convocar movilizaciones nacionales para hoy a las principales unidades militares y una vigilia para mañana "por los mártires y la libertad".

"Vamos a ir a entregar un documento, una proclama a las Fuerzas Armadas, para que escuchen que es necesaria una transición. Estaremos en paz, sin morder el peine (trampa) de la violencia. Si encontramos un piquete no se trata de pasarlo, sino de hablar a los que estén allí", explicó Guaidó cuando todavía resuena el eco de los disparos y las bombas lacrimógenas lanzadas durante la violenta represión tras del martes pasado. Cinco personas asesinadas durante las protestas, tres de ellas menores de edad, es el saldo provisional.

"No estamos pidiendo que los militares se pongan de nuestro lado, sino que se pongan del lado del pueblo y de la Constitución para generar gobernabilidad y elecciones libres", precisó Guaidó.

El presidente del Parlamento insistió en que persisten las "conversaciones con funcionarios de todos los rangos y todos los niveles para el cese de la usurpación y el respeto de la Constitución. Hubo muchas reuniones en muchos sitios".

Los términos de Guaidó fueron parecidos a los empleados por Leopoldo López durante su comparecencia del jueves a las puertas de la residencia del embajador español, en donde se encuentra refugiado en calidad de huésped.

La convocatoria repite un planteo parecido al llevado a cabo en febrero, cuando escasos grupos de manifestantes se acercaron a los cuarteles para repartir el texto de la ley de amnistía, con escaso éxito. Donde había oficiales, incluso quemaron o rompieron los documentos.

En definitiva, otra forma radicalmente distinta de convencer a militares indecisos tras una semana en la que estuvieron de nuevo en el ojo del huracán.

El desafío no le funcionó al tándem Guaidó-López, pero Nicolás Maduro también dio síntomas de debilidad, tras destituir al jefe de la policía política. El gobierno bolivariano anunció que la Policía Nacional Bolivariana (PNB) cuenta con un nuevo director, también militar.

Néstor Reverol, ministro del Interior y estrecho aliado de Maduro, conminó a sus fuerzas para que no se dejen engañar por los cantos de sirena que llegan del lado democrático. "Ejecutan una operación psicológica, quieren confundir y generar desconfianza", subrayó el general.

Emboscada

En las últimas horas también se conoció la destitución del jefe de policía del estado de Miranda. Allí varios agentes protegieron con sus pistolas a los manifestantes que habían salido a las calles y que estaban en la mira de paramilitares chavistas que pretendían emboscarlos desde el Ministerio de Vivienda. Los policías también están bajo investigación.

Según pasan las horas se conocen más detalles de lo sucedido durante el 30-A, pese al misterio que rodea los acontecimientos en uno y otro lado. Guaidó reveló a la prensa que el indulto que provocó la posterior liberación de López, con el que se inició la rebelión, "era para todos los presos políticos; los funcionarios del Sebin que estaban custodiando a Leopoldo acataron la decisión". Su director, el general Cristopher Figuera, mostró su rechazo a la corrupción reinante en el chavismo y por eso fue destituido.

Entre las dudas siempre surge una misma certeza: el chavismo volvió a desplegar su plan de terror, ya aplicado en enero. La última víctima de la represión es Yonder Villasmil, de solo 15 años, quien simplemente observaba una manifestación en Mérida cuando la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) la dispersó a balazos. Una de esas balas alcanzó a Yonder, según sus familiares.

Desde que comenzaron las protestas de este año en enero son ya 57 los muertos, la inmensa mayoría por disparos de bala, y más de 300 heridos, según el Observatorio de Conflictos.