La disputa por el globo chino suscita dudas sobre el verdadero alcance del liderazgo de Xi Jinping
El incidente viene a sumarse a otros aparentes errores de cálculo, como el mal manejo de la pandemia y su acuerdo de una amistad “sin límites” con Rusia
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The New York Times
NUEVA YORK.– El globo chino que se bamboleó por los cielos de Estados Unidos dejó planteados miles de interrogantes sobre sus verdaderas intenciones.
Pero también ha hecho que el mundo se cuestione si la comunicación interna y el control del gobierno de Xi Jinping sobre su tan mentado aparato de seguridad no es menos coherente, o incluso menos funcional, que esa imagen que proyecta con jactancia.
Es mucho lo que está en juego: las relaciones entre Washington y Pekín se resintieron, y la contienda entre ambos se intensificó, acrecentando el temor a un movimiento errado que desate un enfrentamiento accidental entre dos superpotencias.
Estados Unidos dice que la nave era un “globo de vigilancia de gran altitud”. China sostiene que era una aeronave civil que se salió de curso mientras recolectaba datos meteorológicos. Pero ya se tratase de un inflable que salió de curso o un arriesgado ardid militar, su descubrimiento despierta temores por el modo en que China está manejando su estatus de potencia global.
“Lo que más perjudica a China en este incidente, tanto a nivel internacional como interno, es que suscita dudas sobre la competencia del gobierno de Pekín y profundiza las dudas ya existentes sobre el liderazgo de Xi Jinping dentro de su propio gobierno”, dice Susan Shirk, subsecretaria de Estado durante el gobierno de Clinton y autora de un reciente libro sobre el auge de China.
Nadie sabe hasta qué punto el incidente era evitable, pero se produce cuando Xi supuestamente tiene más poder que nunca, tras haber roto todas las normas para asegurarse un tercer mandato, el año pasado, con el tema de la seguridad nacional como pilar de su gestión.
El incidente del globo viene a sumarse a otros aparentes errores de cálculo de Xi, incluido el abandono intempestivo de la política de “Covid cero” por las protestas generalizadas contra las restricciones, y su acuerdo de una amistad “sin límites” con Rusia pocas semanas antes de la invasión de Ucrania.
“Es realmente una gran paradoja, porque es el comienzo de su tercer mandato y debería estar en el clímax de su poder”, agregó Shirk. “Y sin embargo todo le está saliendo mal”.
Las dudas sobre la capacidad de Xi y sus servicios militares y de inteligencia ensombrecen los pronósticos sobre el manejo que haría China de una crisis en un entorno mucho más volátil, como el fuertemente militarizado Estrecho de Taiwán, un escenario aterrador dada la posibilidad de un enfrentamiento bélico si Washington y Pekín siguen trabados en su lucha de poder. En el pasado, el gobierno chino “se adaptaba con flexibilidad ante un problema, y siempre anteponía el desarrollo económico”, apunta Shirk. “Pero no es el caso del gobierno de Xi en los últimos años, y por lo tanto el futuro es muy difícil de predecir. Por eso la sensación generalizada es que ahora el peligro es mayor”.
Ese carácter imprevisible incluso parece evidenciarse en la respuesta más reciente de China sobre el globo, que el sábado finalmente fue derribado en vuelo por un avión de combate norteamericano. Después de sus iniciales pedidos de disculpa por la aparición del globo, China endureció ayer su postura.
Xie Feng, viceministro de Relaciones Exteriores, presentó una protesta ante la embajada de los Estados Unidos en Pekín, reprochándole a Estados Unidos el derribo del artefacto y acusando a Washington de revertir los avances logrados en materia de relación bilateral, después de la reunión cara a cara que mantuvieron Biden y Xi en la isla de Bali en noviembre.
“China manifiesta su enérgica protesta por el hecho y llama a Estados Unidos a no tomar más medidas que dañen los intereses de China y a no escalar ni extender las tensiones”, dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores chino a través de un comunicado. Xie agregó que su país se reserva el derecho de responder como lo crea necesario.
Más allá de los berrinches de Pekín, los buzos de la Armada de Estados Unidos están rastrillando las aguas de la costa de Carolina del Sur para recuperar los restos del globo.
Según los analistas, el inoportuno vuelo de la nave y su perjudicial descubrimiento sobre territorio continental de Estados Unidos hablan a las claras de falta de coordinación entre el Ejército chino y los demás órganos de gobierno, dicen los analistas.
“El incidente revela que el proceso de coordinación de seguridad nacional para prevenir incidentes como este no funciona como debería funcionar”, dice Drew Thompson, investigador de la Escuela de Políticas Públicas Lee Kuan Yew de la Universidad Nacional de Singapur y exfuncionario de defensa de Estados Unidos.
Pero hay otras teorías sobre las raíces del incidente. Una posibilidad es que la elefantiásica burocracia china simplemente sea demasiado grande para poder monitorear el paradero de todos los globos de gran altura que tiene repartidos por el mundo y anticipar el momento en que su ubicación puede activar una alarma.
Tras las revelaciones de los últimos días, China reconoció que hay otro globo flotando sobre América Latina, según Pekín, también a la deriva.
En cualquier caso, la imprevisibilidad del gobierno de Xi Jinping y la imposibilidad de conocer lo que realmente piensa, dos factores que se han exacerbado por la desconfianza que cunde entre Washington y Pekín, acentúan la sensación de una relación en extremo volátil.
Por David Pierson
The New York Times
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