La lucha contra la evasión generalizada no está del todo perdida
NUEVA YORK.-Al final, parece que la lucha contra la rampante evasión impositiva quizá no esté del todo perdida.
Tal vez no lo parezca, sobre todo después de la descomunal filtración de documentos de Mossack Fonseca. Los Panamá Papers parecen subrayar la enorme dificultad que tienen los gobiernos para recaudar los impuestos que se les deben.
Poco después de la crisis financiera de 2008, los gobiernos acordaron reforzar los controles para atrapar a los evasores con cuentas offshore. Las escandalosas revelaciones periodísticas de esta semana dejan a las claras que los gobiernos siguen atrasados en la solución de ese problema. Por mucho que se refuerce la cooperación internacional, es poco probable que pueda eliminarse la evasión impositiva en países donde la corrupción es sistémica y los dirigentes necesitan ocultar su riqueza. Para colmo, la industria financiera es especialista en encontrar atajos para evadir nuevas regulaciones.
Sin embargo, existen evidencias de algunos avances, y con lineamientos legales más duros y la aplicación, a partir de 2017, de las nuevas medidas de intercambio de datos internacionales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), las autoridades dan por descontado que lograrán un triunfo duradero sobre la industria de la evasión.
Pascal Saint-Amans, director del Centro de Políticas Impositivas de la OCDE, dijo que es significativo que los documentos provengan de Mossack Fonseca. Según la OCDE, Panamá no cumple con sus recomendaciones de transparencia, lo que convierte a ese país en un polo de atracción para quienes abandonan los centros offshore en países que sí aplican las medidas.
"Hay una disminución de los negocios offshore, pero una concentración de negocios espurios en Panamá", dijo Saint-Amans, que agregó que desde 2011 alrededor de veinte gobiernos han logrado recaudar más de 50.000 millones de dólares adicionales gracias a nuevas medidas contra la evasión. Incluso los documentos que se filtraron muestran una caída del número de empresas offshore que el estudio ayudó a conformar. Hace diez años, eran alrededor de 13.200, mientras que en 2015 apenas superaban las 4300.
Gabriel Zucman, profesor de economía de la Universidad de Berkeley, advierte que no hay que sacar conclusiones apresuradas. "Esto es apenas en un solo país", dice el autor de La riqueza oculta de las naciones, libro en el que explora el modo en que los centros offshore han facilitado la evasión tributaria.
El libro de Zucman, publicado en 2015, señala que Suiza y Luxemburgo siguen siendo poderosos imanes para el dinero que busca anonimato. Y también advierte que cualquier medida que dependa de que los banqueros compartan sus datos, como las impulsadas por la OCDE, resultará insuficiente.
Pero Zucman reconoce los avances que se han hecho. En 2010, el Congreso de Estados Unidos aprobó la ley de cumplimiento tributario de cuentas extranjeras, que exige a los bancos extranjeros que compartan información con el IRS (la AFIP norteamericana) sobre las cuentas de los ciudadanos norteamericanos en esos bancos, y les impone multas financieras en caso de no hacerlo. Zucman dice que esa ley parece estar teniendo un efecto de disuasión, pero que los países que siguen al margen deberían enfrentar sanciones más duras.
Por su parte, la OCDE argumenta que su iniciativa de intercambio de información, una vez aplicada, será efectiva. La iniciativa prevé que los bancos compartan datos sobre sus clientes extranjeros, lo que en teoría permitiría que las autoridades identificaran a la persona específica que está operando a través de una cuenta o una empresa offshore. Zucman descree de que los banqueros vayan a cumplir ajustadamente con la norma. "Vienen prestándoles servicios a evasores y delincuentes, y lo hacen desde hace décadas", dice.
Pero el punto crucial de la nueva estrategia es que la responsabilidad de la detección de los evasores recaerá sobre los propios gobiernos, que contarán con más información y que, es de suponer, tendrán un mayor incentivo para reclamar los impuestos evadidos.
En el futuro, si los gobiernos descubren que un banco está reteniendo información, las autoridades podrían decidir actuar con más severidad que la aplicada en casos recientes de bancos que colaboraron con la evasión.
The New York Times
Traducción de Jaime Arrambide
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