La ola de protestas populares también golpea a Yemen
SANA.- La onda expansiva de la revolución tunecina continúa arrasando con el mundo árabe: ayer fue el turno de Yemen, donde miles de personas se manifestaron en las calles de la capital, Saná, para exigir mejoras en su calidad de vida y el fin de los 32 años de gobierno del presidente Alí Abdullah Saleh.
Inspirados por las protestas populares en Túnez y en Egipto, cerca de 16.000 yemeníes se manifestaron convocados por la oposición parlamentaria que, en un intento por aprovechar el efecto dominó de protestas con miras a las elecciones de abril, convocó a cuatro manifestaciones en distintos puntos de la ciudad para dividir a las fuerzas policiales.
"Queremos un nuevo presidente", coreaban los manifestantes, que en sus cánticos aludieron también a la rebelión que este mes derrocó en Túnez al presidente Zine El Abidine Ben Alí, tras 23 años en el poder.
Desde su derrocamiento, estudiantes y activistas han llevado a cabo numerosas protestas en Yemen, pero la de ayer ha sido la más concurrida y la que cuestionó de forma más directa a Saleh, algo que hasta ahora sólo se había hecho tibiamente.
El ministro del Interior yemení, Motahar Rashad al-Masri, afirmó al canal qatarí Al-Jazeera que las fuerzas de seguridad no emplearán la violencia siempre que los manifestantes "actúen dentro de la ley" y descartó cualquier similitud con Túnez. "Yemen no es como Túnez; es un país democrático" y las protestas son pacíficas, declaró.
Sin embargo, los manifestantes no parecían adherir a la postura del ministro: como ocurrió en Túnez, se quejaban de la carestía de los alimentos, de la corrupción en el gobierno y del nepotismo.
En el poder desde 1978, Saleh convalidó su gobierno por sufragio universal en 1999 y fue reelecto en 2006 por un mandato que terminará en 2013. Sin embargo, el Parlamento discute un proyecto de enmienda constitucional que podría abrirle el camino a una presidencia vitalicia.
Según la oposición, Saleh pretende transmitirle el poder a su hijo Ahmad, jefe de la Guardia Republicana, un cuerpo de élite del ejército.
Consignas
"No a una extensión del mandato [de Saleh]", "La gente quiere un cambio de presidente", gritaban los manifestantes congregados en la Universidad de Saná -donde tuvo lugar la mayor concentración, con alrededor de 10.000 personas- que también demandaban mejores condiciones de vida en Yemen, el país más pobre del mundo árabe.
Las fuerzas antimotines se mantenían a distancia y desplegaban refuerzos frente al Ministerio del Interior y el Banco Central.
El partido oficialista, el Congreso Popular General, organizó contramanifestaciones en otros distritos de la ciudad, pero sólo asistieron un pocos centenares de personas.
Con el fin de disminuir la tensión en el país, Saleh anunció el domingo pasado un aumento de los salarios y negó que planee instalar a su hijo en la presidencia.
"Somos una República y estoy contra la transmisión [hereditaria] del poder", dijo durante una entrevista de televisión el domingo.
Yemen afronta un alto desempleo y sus reservas de petróleo y agua están decreciendo. Casi la mitad de sus 23 millones de habitantes vive con menos de dos dólares al día y una tercera parte de la población padece desnutrición crónica.
Además, el régimen de Saleh está expuesto a las acciones continuas de Al-Qaeda, con bases en el país, a un intento de secesión del Sur (el Movimiento Sudista también organizó ayer manifestaciones) y a una rebelión chiita en el Norte.
Más leídas de El Mundo
"Perdí todo". Desastre en el sur de Brasil: Porto Alegre quedó sitiada por la inundación tras el desborde de un río
En las obras de arte. El misterio de los caracoles guerreros de la Edad Media
Como George Floyd. Conmoción en Italia por el caso de un estudiante que fue víctima de brutalidad policial en Estados Unidos