La temperatura vuelve a subir en la eurozona
BERLIN.- La crisis de la eurozona pareció desaparecer de los titulares de los diarios durante el breve lapso en que 2011 se convirtió en 2012, pero volvió y con sed de venganza.
Los próximos meses serán decisivos para determinar si los líderes europeos logran sostener su cada vez más debilitada unidad monetaria o si chocarán con la abrumadora cantidad de obstáculos políticos, económicos y financieros que se extienden ante sus pies en este nuevo año.
En Grecia, donde emergió la crisis hace más de dos años, el gobierno libra una carrera contra el tiempo para sellar un canje de bonos con los bancos, requisito crucial para recibir un nuevo paquete de rescate de sus socios europeos y del FMI que alcanza los 130.000 millones de euros. Sin ese rescate, Atenas enfrenta la amenaza de declararse en cesación de pagos de su deuda en marzo.
Pero las conversaciones con los bancos y los fondos de inversión, a los que se les pide que acepten un 50% de quita sobre los bonos griegos para colaborar con el pago del rescate, llevan estancadas semanas, lo que sembró dudas acerca de la capacidad de Atenas para sellar el acuerdo.
"El riesgo de que Grecia entre en un default desordenado está aumentando, con el peligro adicional del efecto contagio en Italia y otros países", dijo la semana pasada, desde el anonimato, un economista de Barclays Capital.
Para complicar aún más el panorama, en los próximos meses tanto Grecia como Francia irán a elecciones, que podrían complicar la toma de decisiones a nivel nacional en dos países clave y entorpecer la capacidad del resto del bloque para actuar con rapidez en momentos en que arrecian las presiones para que se cumplan los acuerdos firmados en la cumbre de la Unión Europea del mes pasado.
Un elemento crucial del paquete de medidas de la cumbre era un acuerdo para canalizar 200.000 millones de euros al FMI, que sería utilizado para ofrecer créditos preventivos a Italia y posiblemente a España.
Pero la eurozona está teniendo problemas para reunir los 50.000 millones de euros de naciones que no pertenecen al bloque y que necesita para alcanzar su objetivo. Un alto funcionario alemán dijo bajo condición de anonimato que asegurarse la participación de Gran Bretaña, que no ha dado el menor signo de querer colaborar, era fundamental.
Aunque logren reunir esos fondos, Italia y España no han mostrado ninguna voluntad de aceptar ayuda. Ni el estigma y la cercana supervisión fiscal que traería aparejadas.
El rendimiento de los bonos italianos a 10 años volvió a subir por encima del 7%durante las últimas semanas, acercándose a los máximos históricos de la era del euro, y tanto Roma como Madrid deben vender bonos esta semana, primera prueba de los mercados de 2012 para la tercera y cuarta economías de la eurozona.
Es improbable que las elecciones en Grecia a fines de marzo arrojen un resultado definitivo en primera vuelta, lo que implica que las conversaciones para lograr una coalición de gobierno podrían extenderse, prolongando también la incertidumbre.
En Francia, hay chances de que Nicolas Sarkozy -que piloteó la respuesta europea a la crisis con la canciller alemana Angela Merkel- sea desplazado del poder por el socialista François Hollande.
Aunque Merkel y Sarkozy tienen temperamentos opuestos que originaron varios choques, ambos son conservadores, se llevan apenas un año y han desarrollado una asociación efectiva, incluso estrecha, después de muchos años de reunirse en cumbres para enfrentar la crisis. Y después de años de malestares por el estilo franco y directo del presidente francés, los funcionarios de Berlín dicen que ahora les preocupa el fin de la era "Merkozy", el vínculo personal más importante de Europa.
Si el crédito francés perdiera en las próximas semanas su calificación AAA, también podría tambalear el delicado equilibrio franco-alemán, aunque algunos economistas creen que esa circunstancia podría obligar a los franceses a aceptar una reforma fiscal más profunda, más allá del resultado de las elecciones. "Sería el fin de «Merkozy». Quienes dictarían las políticas europeas serían Merkel y la jefa del FMI, Christine Lagarde", dijo el economista Jacques Delpla.
Desafío
Como corresponde, Merkel y Sarkozy recibieron ayer 2012 con un encuentro en Berlín para preparar la cumbre de la UE prevista para el 30 del actual, que se centrará en los estímulos al crecimiento. Ese es tal vez el mayor desafío que enfrenta el bloque. Después de varios años de consolidación fiscal para contener las deudas y los déficits inflados por la crisis de 2008, la eurozona se encamina a la recesión, un factor que deprimió el precio de esa moneda a su nivel más bajo en 16 meses respecto del dólar.
Hasta el motor económico del bloque, Alemania, corre el riesgo de entrar en recesión.
Pero recuperar la confianza de los mercados en las finanzas de los países más afectados de la eurozona y poner en marcha nuevamente sus economías parecen a esta altura dos objetivos contradictorios.
"Con el clima que reina en los mercados, no hay margen para aplicar políticas de expansión fiscal de tipo keynesiano para estimular el consumo: los mercados no aceptarán jamás esa estrategia", dice un informe confidencial del Deutsche Bank sobre la crisis, preparado para el gobierno el año pasado.
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