
Londres quiso "curar" a gays con shocks eléctricos
Lo reveló la publicación anticipada de archivos oficiales
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LONDRES.-La publicación adelantada de archivos oficiales reveló ayer la actitud insólita de sucesivos gobiernos británicos frente a la homosexualidad, incluso después de su legalización, en 1967.
Lo más extraño parece haber sido el intento de "curar" a prisioneros gays mediante shocks eléctricos. El programa fue desarrollado, con fondos del Ministerio del Interior, por académicos del Birkbeck College, dependiente de la Universidad de Londres, y se llevó a la práctica en cuatro cárceles, incluidas las de alta seguridad de Maidstone, Leyhill y Wakefield (norte de Inglaterra).
Treinta y seis reclusos fueron sometidos a una "terapia de aversión" y, según reportes de la época, "25 demostraron una importante mejoría".
La prueba consistía en sentarlos frente a una pantalla en blanco y darles el control remoto de una máquina de diapositivas. Cuando la máquina mostraba la imagen de un hombre desnudo, de no apagar el aparato en menos de ocho segundos el prisionero recibía una descarga eléctrica.
Reflejos de Pavlov
El sistema se inspiraba claramente en las experiencias del fisiólogo ruso Ivan Pavlov, que probó, a fines del siglo pasado, la existencia de reflejos condicionados haciendo sonar constantemente una campana cada vez que alimentaba a sus perros. Un día descubrió que los animales producían mayor cantidad de saliva al oír la campana, pese a que aún no les habían servido alimentos.
Quizá conscientes de que los resultados en el mundo animal podrían requerir "algo más" para ser reproducidos en los humanos, varios prisioneros recibieron también, con su consentimiento, varias dosis de estrógenos (hormona femenina) con objeto de reducir su apetito sexual.
En 1957, un informe del Ministerio del Interior señalaba que "parece probable que en el muy limitado número de personas que pasaron por el tratamiento, por lo menos la mitad se ha visto beneficiada. Con esto queremos decir que es menos probable que en el futuro se aboquen en conductas homosexuales".
Un par de años más tarde, sin embargo, otro reporte iría en contra de esa premisa. "La idea de que es posible convertir a un homosexual en heterosexual por medios analíticos o con otros procedimientos resulta atractiva, pero, quizá con pocas excepciones, es totalmente dudosa".
Los archivos, que de no ser por una decisión del actual gobierno no se habrían podido leer hasta el año 2011, también dejan al descubierto la confusión reinante en la policía durante los primeros años de la década del 60, cuando la ley aún castigaba la homosexualidad, pero la opinión pública comenzaba a aceptarla.
Una de las tácticas empleadas por los oficiales que no deseaban salir "a la caza" de gays era aplicar una técnica que llamaban "bola de nieve", que consistía en esperar que un homosexual cayera en prisión para obligarlo durante largos interrogatorios a que diera los nombres de otros.
Cuando la homosexualidad fue despenalizada, en 1967, el primer ministro laborista Harold Wilson recibió una carta del secretario general del Sindicato de Marinos Mercantes pidiendo, sin éxito, que se exceptuara de la norma a su gremio.
"Las distracciones normales de la vida en tierra no existen a bordo. Los hombres viven y trabajan juntos. De aplicarse esta nueva ley, celos y conflictos van a llevar primero a la violencia -predijo el sindicalista- y después a la total destrucción de nuestra marina mercante".
Revés del amante de Wilde
Otro documento que salió a la luz tras años de censura es un poema escrito por el amante de Oscar Wilde, lord Alfred "Bosie" Douglas. Su homosexualidad, sin embargo, parece no haber sido el factor determinante de la prohibición sino el hecho de que atacaba el honor de Winston Churchill.
El aristócrata escribió los sonetos, llamados "In Excelsis", mientras cumplía seis meses de prisión, en 1923, por calumnias contra el futuro primer ministro. En 1942, desesperado por obtener dinero, Douglas trató de recuperar el manuscrito entonces incautado por las autoridades penitenciarias.
Diecinueve años antes, Douglas había acusado a Churchill de escribir un comunicado de prensa alarmista sobre la derrota de la batalla de Jutland, durante la Primera Guerra Mundial, para empujar los valores de la Bolsa de Londres y sacar provecho comprando acciones. La verdad es que Churchill no hizo más que copiar un comunicado transmitido por el entonces jefe del Almirantazgo, lord Balfour, y el aristócrata terminó pagando caro sus habladurías.
En medio de la Segunda Guerra Mundial, los funcionarios del Ministerio del Interior estimaron poco oportuno dar a conocer una obra que pusiera en duda la integridad del hombre al frente del esfuerzo bélico y se negaron, por lo tanto, a entregar el manuscrito.
Un envenenado Douglas procuró revertir la decisión destacando "la contradicción de que a Wilde, que escribió en prisión un papelucho sucio y blasfemo llamado "De Profundis" sobre mí y otros que aún vivían, y que contenía una apología por cada uno de los vicios y de las abominaciones existentes en este mundo, se le haya permitido llevar consigo ese manuscrito cuando abandonó la cárcel de Reading".
Douglas aseguraba que su obra era, en contraste, "una pieza de alto vuelo" y que "no consistía en agravio alguno sino, ante todo, en una exhortación a la castidad".



