Nicolás Maduro ordenó el cierre de los pasos fronterizos con Colombia

Nicolás Maduro ordenó el cierre a cal y canto de los pasos fronterizos con Colombia en el estado del Táchira, una decisión inesperada que agrava aún más la situación que padecen miles de venezolanos que no pueden regresar a su país en medio de la pandemia.

"Venezuela suspende el ingreso de sus nacionales por el Puente Internacional Simón Bolívar a partir de mañana (viernes). La razones que nos exponen tienen que ver con el alto número de personas que se encuentran en el estado del Táchira, cumpliendo el aislamiento", informó esta noche el gobierno colombiano. Tanto Bogotá como Caracas cerraron sus fronteras al iniciarse la pandemia en ambos países, pero se mantenía abierta una pequeña "ventana" en el Puente Internacional Simón Bolívar, que une San Antonio con Villa del Rosario. Por ella pasaban varios cientos de personas cada semana, lo que reducía la presión sobre los municipios fronterizos, en especial Cúcuta.

Las principales víctimas vuelven a ser los emigrantes venezolanos, que ya esperaban en condiciones inhumanas en el campamento improvisado de La Parada, levantado con plásticos y palos, sin condiciones higiénicas, ni siquiera agua potable. Tanto en el poblado como en sus alrededores permanecen esta noche entre 1500 y 2000 personas, con la esperanza de ser trasladados hasta Tienditas, el campamento oficial que está dirigido por la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

Entre lamentos, los criollos ya se quejaban de que su gobierno les impedía regresar a su país, pero con un poco de suerte y con una espera de entre uno y dos meses lograban pasar al otro lado. Los que no aguantaban la espera y decidían cruzar por las trochas (pasos clandestinos) se han convertido sin quererlo en los grandes enemigos del régimen bolivariano, que los acusa de ser unos "bioterroristas".

Cruzar la frontera no significa, por supuesto, acabar con las calamidades: la revolución obliga a los migrantes a permanecer varias semanas en cuarentena en el lado venezolanos antes de trasladarse a sus municipios. Y casi siempre en condiciones muy precarias.

El "efecto dominó" fue inmediato tras conocerse la orden llegada desde Caracas. "Debido a esa decisión, nuestro director Juan Fernando Espinosa ha dado instrucciones para suspender el tránsito de buses con ciudadanos venezolanos hacia este departamento (Norte de Santander), con el fin de evitar posibles embotellamientos de personas en la región", informó Migración Colombia.

El gobierno de Duque pretende con esta medida "garantizar la seguridad de la región, de los migrantes y de aquellas personas que permanecen en la frontera, tanto colombianos como venezolanos".

Las autoridades conocen la intención de miles y miles de emigrantes venezolanos de trasladarse hasta la frontera para seguir a su país. Y no sólo desde las ciudades de Colombia, sino también desde Ecuador y Perú. El confinamiento obligatorio y los toques de queda suponen un obstáculo casi insalvable para la diáspora venezolana, que suma casi seis millones de venezolanos en el exterior, casi dos millones en el país cafetero.

La venta callejera se ha reducido en gran parte y la presión para que abandonen los arriendos donde no se paga, pese a la protección gubernamental, empuja a los venezolanos a emprender un retorno a la fuerza.

"El régimen deja la frontera abierta para el contrabando, la minería ilegal, la trata de personas y el contrabando, pero la cierra para que los venezolanos no vuelvan por motivos humanitarios. Abren el espacio aéreo para los iraníes y dejan a miles varados. Son unos criminales", denunció David Smolansky, comisionado de la Organización de Estados Americanos (OEA) para la migración venezolana.

Precisamente se cumplen en estos días cinco años desde que el "hijo de Chávez" ordenara la expulsión de los colombianos que vivían en Venezuela, una venganza ante la tensión creciente con el gobierno presidido entonces por Juan Manuel Santos. La huida de los colombianos abrió la puerta de la emigración, empujando detrás de ellos a los venezolanos en su huida del derrumbe revolucionario.