Miles de estudiantes rechazaron en las calles la reforma de Bachelet
Demandan una mayor participación en la elaboración del nuevo modelo; la oposición también se mostró en contra; es la primera protesta callejera que enfrenta la presidenta
SANTIAGO, Chile.- Miles de estudiantes marcharon ayer por las principales ciudades de Chile para manifestar su rechazo a la gran reforma educativa propuesta por el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet y exigir una mayor participación en la elaboración del nuevo modelo.
La primera marcha bajo el actual gobierno reunió, sólo en Santiago, a más de 60.000 jóvenes. Ellos recorrieron la Alameda, la principal avenida de la capital chilena, pasaron por el palacio presidencial de La Moneda, algo que no hacían desde 2012, hasta llegar al parque Almagro, trayecto en el cual dejaron en claras sus aprensiones con el diseño inicial de la reforma, pieza basal de la administración de la presidenta socialista y también principal destino de los recursos que serán generados por el cambio tributario que se intenta aplicar.
En el interior del país, otros tantos miles de estudiantes marcharon también por Iquique, Calama, Copiapó, Valparaíso, Temuco, Valdivia, Osorno y Punta Arenas.
Como ya ha sido habitual desde el inicio de las revueltas estudiantiles, surgidas en los albores del gobierno del ex presidente Sebastián Piñera, encapuchados se enfrentaron con carabineros, hirieron a uno de ellos con una bomba molotov, y causaron destrozos y escaramuzas en Santiago y Valparaíso.
Los numerosos carteles enarbolados por la larga serpiente de estudiantes que copó el centro de la capital fueron casi una declaración de principios, en directa alusión a los cambios al sistema esbozados desde el Ministerio de Educación, dirigido por Nicolás Eyzaguirre.
"La educación la construye el pueblo, no el gobierno", "Nuestro proyecto NO es tu reforma", "Nosotros no somos antisistema, el sistema es antinosotros" y "Nuestro derecho no cabe en tus giftcards" -en alusión a los bonos en tarjetas de supermercados entregadas a los damnificados del incendio en Valparaíso- fueron sólo algunos de los mensajes escritos por los estudiantes, junto a gritos tales como "¡Que lo vengan a ver, que lo vengan a ver. Esto no es un gobierno, son puros bonos de Bachelet!".
"Queda claro que ésta no va a ser la gran reforma que se necesita porque no se abordan todos los niveles del sistema educativo con un mecanismo de acceso que realmente pueda paliar la desigualdad. Será sólo un nuevo maquillaje al modelo", dijo la presidenta de la Federación de Estudiantes de Chile, Melissa Sepúlveda.
Pero las calles de Santiago no se llenaron exclusivamente de universitarios y alumnos de secundaria, sino también de familias y ancianos que apoyan sus demandas de educación gratuita y de calidad.
Incluso líderes ajenos al movimiento estudiantil, como el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami y el activista gay Jaime Parada, se sumaron a la marcha. Entre los asistentes resaltaron especialmente los ex líderes estudiantiles y hoy diputados, Gabriel Boric y Giorgio Jackson (independientes), y Camila Vallejo y Karol Cariola (comunistas).
"No se puede discutir la reforma de educación parceladamente. Hay que invitar a todos los actores. [?] Donde hay derechos, no hay mercado", criticó Boric.
La reserva con la cual se manejaron los detalles de la reforma educativa no sólo indignaron a los estudiantes, sino también a la oposición, al gremio de profesores y a los rectores universitarios, entre otros. La derecha empresarial también manifestó su reticencia a aceptar sin remilgos la reforma tributaria, sin saber exactamente dónde irán a parar los 6000 millones de dólares comprometidos para la educación, equivalentes casi al 75% de los nuevos recursos proyectados (3% del PBI).
"Frente a estas indefiniciones no sólo nosotros hemos dejado de creerle al ministro [Eyzaguirre], sino que también todas las familias chilenas", dijo la vocera de la asamblea de estudiantes secundarios, Lorenza Soto.
Bachelet sólo ha enviado al Congreso el proyecto de ley que crea la figura de un administrador provisional que pueda intervenir en instituciones de educación superior que incumplan la ley y que vean amenazada su continuidad.
Tal figura ya fue rechazada fuertemente por varios rectores de universidades privadas, entre ellos, el de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña. "El proyecto de interventor es inconstitucional y viola el derecho a propiedad", rebatió Peña.
El ministro Eyzaguirre, en tanto, dijo a comienzos de esta semana "entender el sentimiento de impaciencia" de los movimientos sociales. Por lo mismo, les solicitó a los estudiantes un voto de confianza, en virtud del alto grado de complejidad que presentan los proyectos de ley. Su figura, sin embargo, ya recibió anteayer la peor evaluación entre los ministros más conocidos del gabinete en la última encuesta Adimark.
"No tenemos idea de cuál es el sentido de esta reforma en términos generales, no sabemos si incluye a la educación técnica, si tenemos o no acceso, si el fin a la selección será efectivo, la desinformación es lo que prima", agregó, por su parte, la presidenta de los estudiantes de la Universidad Católica, Naschla Aburman.
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