Murió Benedicto XVI: el escándalo por abusos en la Iglesia que lo persiguió hasta el final
Ratzinger enfrentaba en su Alemania natal un proceso judicial por encubrimiento por casos cometidos cuando era arzobispo de Munich y Fresing, entre 1977 y 1982; este año pidió perdón a través de una carta
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ROMA.- El papa Francisco siempre elogió a su predecesor, Benedicto XVI, por haber comenzado con fuerza la lucha contra la pedofilia en el clero y por haber implementado una política de “tolerancia cero” contra los abusadores. Pero, paradójicamente, Joseph Ratzinger vivió perseguido por este escándalo hasta el final, tanto es así que, pese a sus 95 años, en su Alemania natal enfrentaba un proceso judicial por encubrimiento de un caso ocurrido hace más de 40 años.
Ya en 2010, en medio de su pontificado, Benedicto XVI se vio sacudido por sendos artículos del semanario alemán Der Spiegel y del diario estadounidense The New York Times, que lo acusaron de haber encubierto un caso, en su época de arzobispo de Munich-Freising. Se trataba del sacerdote Peter Hullerman, quien con su visto bueno había iniciado una terapia en los años 80 después de haber cometido abusos sobre niños en Essen, y quien luego regresó a sus tareas pastorales.
El caso reflotó en enero de este año cuando se publicó un informe sobre abusos del clero cometidos en la arquidiócesis de Munich y Freising realizado por el estudio legal WestpfahlSpilker Wastl por encargo del cardenal alemán Reinhard Marx, titular de la arquidiócesis desde 2007. El informe, de cuatro volúmenes y más de 1893 páginas, acusó a Joseph Ratzinger de “negligencia” en el manejo de cuatro casos, en el marco de un amplio reporte que aseguró que desde 1945 a 2019 casi 500 menores fueron víctimas de abusos, cometidos por más de 230 religiosos.
Disculpas y contraataque
Días después de la publicación de ese informe, en una declaración que hizo a través de su secretario privado, el arzobispo Georg Gänswein, Ratzinger, que fue arzobispo de Munich y Fresing entre 1977 y 1982, se disculpó por haber negado haber estado en una reunión en la que se trató el caso de Hullerman. Algo que, subrayó, “no hizo de mala fe” sino por “un descuido en el proceso editorial” de una respuesta enviada por sus abogados.
“Él está muy dolido por ese error y se disculpa”, indicó su secretario, al aclarar, de todos modos, que en esa reunión no se había decidido trasladar al sacerdote a otra diócesis, sino que se aceptó que se alojara en Munich mientras realizaba su tratamiento terapútico.
Esa declaración aludió al caso del sacerdote Peter Hullerman, que hoy tiene 74 años y que, entre 1973 y 1996, abusó de al menos 23 chicos de entre 8 y 16 años, y que en 1980 había sido enviado a Munich con un diagnóstico de “disturbio narcisístico de base con pedofilia y exhibicionismo”, pero que luego fue trasladado a otra diócesis y siguió abusando.
En junio pasado, una víctima de Hullerman presentó una denuncia contra Ratzinger ante el tribunal provincial de Traunstein, en Baviera. Y en noviembre pasado trascendió que el papa emérito, que siempre se manifestó inocente, pensaba defenderse.
De hecho, en una carta que el Vaticano difundió en febrero pasado, si bien volvió a expresar su gran dolor y vergüenza por lo ocurrido y habló de “grandísima culpa”, Benedicto también salió al contraataque con un documento de dos carillas firmado por cuatro abogados alemanes, expertos en derecho canónico.
Titulado “análisis de los hechos” y firmado por Stefan Mückl, Helmuth Pree, Stefan Korta y Carsten Brennecke, este documento aseguró taxativamente que “como arzobispo, el cardenal Ratzinger nunca estuvo involucrado en ningún encubrimiento de actos de abuso”.
Ese documento fue acompañado por una carta en la que Benedicto, que durante años fue prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe y que desde ese rol desenmascaró al fundador de los Legionarios de Cristo, el pedófilo y abusador mexicano Marcial Maciel, especialmente agradecía “la confianza, el apoyo y la oración que el papa Francisco me ha expresado personalmente”.
Recordó, además, todas las veces que, como pontífice, se reunió con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, en varios viajes. “Como en aquellos encuentros, hoy nuevamente puedo sólo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón”, escribió. Y agregó: “ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia Católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. Me siento consternado por cada uno de ellos en particular, y a las víctimas de esos abusos quisiera hacerles llegar mi más profunda compasión”.
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