Franco: "No aceptamos tutorías extranjeras"

ASUNCION.– Se trata de un gobierno aislado, pero efectivo. Cinco semanas después de la destitución de Fernando Lugo, la administración paraguaya de Federico Franco parece resignada a vivir distanciada de los países vecinos en los doce meses que le quedan de gobierno. "Lugo no podía seguir en el cargo después de la masacre de campesinos. ¿Usted quiere que por darle el gusto a la Argentina, nosotros sigamos enterrando muertos? Me parece injusto y desmedido", dijo Franco a LA NACION durante una entrevista exclusiva, realizada en el Palacio de Gobierno, en Asunción.

Gracias al apoyo masivo del Congreso, que lo puso en el cargo el pasado 22 de junio, Franco se ha mostrado sumamente efectivo en la ejecución de su plan de gobierno, que incluyó desde la puesta en marcha de obras públicas y la generación de un impuesto a la renta personal, hasta despidos masivos de empleados estatales. "Aquí más que «ñoquis» había «capeletis»", dijo.

También dio el visto bueno a una gigantesca empresa canadiense de aluminio para que instale una polémica planta sobre el río Paraná.

En este último caso, la oposición denuncia que la empresa Río Tinto Alcan, largamente resistida durante la gestión de Fernando Lugo, fue la verdadera "mano negra" que actuó detrás del derrocamiento del ex obispo.

Pero el verdadero "talón de Aquiles" de Franco sigue siendo el frente externo.

–¿Piensa poner en marcha alguna otra iniciativa para intentar destrabar las relaciones con la Argentina y los otros países del Mercosur?

–Está complicada la situación. Hubiera querido que las relaciones con la Argentina y Brasil, que siempre fueron respetuosas y armónicas, siguieran de ese modo. Pero el problema del Mercosur no es Paraguay, el problema es Venezuela. Nosotros tenemos el 7% del PBI de Venezuela. Entonces nos ven como «chicos», pero somos «chicos» orgullosos de nuestra soberanía. Ojalá que su presidenta, la señora Cristina, pueda entender que lo que hizo mi país fue un cambio de gobierno de forma absolutamente constitucional, con un respeto irrestricto a la ley.

–¿Ha tenido algún tipo de contacto o gestiones con el gobierno de Cristina Kirchner en este mes? ¿A qué nivel?

–No le voy a decir los nombres para que no tomen represalias. Pero hemos tenido muy buenas relaciones con amigos y autoridades del gobierno argentino. Espero que más temprano que tarde entiendan que ésta es una decisión absolutamente soberana que se hizo en forma ajustada a la ley. Sólo le pido a la señora Cristina que tenga un momento de sosiego, de tranquilidad y reflexión, y entienda que, en Paraguay, no aceptamos una tutoría extranjera y que hay una libre determinación.

–¿Cómo se recupera Paraguay de este golpe a su imagen?

–Eso es preocupante. Confiamos en que esto se solucione en la brevedad. Vamos a hacer esfuerzos, pero nos vamos a hacer respetar.

–En Paraguay y en el exterior llamó la atención su rápido apoyo al proyecto de la empresa Río Tinto Alcan. ¿A qué se debe ese respaldo?

–A Paraguay le pertenece la mitad de la electricidad que produce Itaipú y Yacyretá. Pero es el único país de la región que tiene energía sobrante. Viene Río Tinto, y nos dice: «Nosotros necesitamos energía». ¿Usted qué haría? ¿Seguiría cediéndola para que brillen las ciudades de Brasil y de la Argentina, o prefiere venderla a una empresa que le va a generar 1000 millones de dólares en concepto de IVA y 9000 puestos de trabajo?

–La cuestión es que Paraguay subsidiaría energía a bajo costo a una empresa multinacional.

–En ningún caso permitiremos regalías o subsidios con Río Tinto. Vamos a vender energía a un precio mucho mejor que el que nos pagan Brasil o la Argentina. Hoy estamos en un círculo vicioso. Paraguay exporta su energía, su materia prima y su mano de obra. Nosotros vamos a romper ese círculo. Acuérdese de lo que le estoy diciendo. Dentro de muy poco, Paraguay va a ser la capital industrializada que va a proveer de insumos a la región porque somos más competitivos que Brasil y la Argentina. Si la historia me va a juzgar porque fui el presidente que firmó la autorización para iniciar las conversaciones con Río Tinto, pues el tiempo se va a encargar de darme la razón.

–Otra de las medidas que suscitó polémica en estos días fue la cantidad de despidos en los organismos públicos. Se habló de una "purga" de periodistas opositores a su gobierno.

–Acá se contrató gente totalmente innecesaria con salarios exorbitantes. Tengo miedo de preguntarle cuánto gana usted, porque si le digo el sueldo de algunos periodistas en la televisión pública, va a querer venirse a trabajar acá… y no tengo vacante. Hay gente que ganaba 15.000 dólares mensuales. Los argentinos los llaman «ñoquis». Aquí más que «ñoquis» había «capeletis». Ahora vamos a hacer un concurso para tener al frente de la TV pública a alguien que ponga programas nacionales… no de Venezuela.

–¿Parece que no le cae bien la Venezuela actual?

–Soy paraguayo, y prefiero que los programas de la TV pública sean en guaraní, no con acento venezolano. Ese no es el acento de nuestra gente.

–¿Qué planes tiene para lo que le resta de mandato?

–Estabilizar al país. Darle las condiciones ideales de gobernabilidad. Hacer que se cumplan los plazos electorales. Y, si Dios quiere, entregar la banda presidencial al paraguayo o la paraguaya electa en las elecciones de abril del año próximo.

–¿Estaría dispuesto a entregarle la banda presidencial a alguien del Partido Colorado, el mismo que gobernó hegemónicamente casi todo el siglo pasado?

–Yo soy del Partido Liberal y voy a hacer lo posible para que sea mi partido el que continúe en el poder. Pero si gana otro candidato, vamos a buscar una transición pacífica para que se imponga la alternancia.

–¿Y cómo sigue luego su futuro en el plano personal?

–La Constitución actual me impide presentarme a cualquier cargo electivo. Me convertiré en un jubilado de la política a los 51 años. Eso quiero que lo entienda. Aceptar este cargo fue una decisión personal muy difícil.

Las definiciones de Franco

"El problema con el Mercosur no es por lo sucedido en mi país, sino por Venezuela"
"Hemos tenido buenas relaciones con las autoridades del gobierno argentino"
"Cuando entregue el cargo, me convertiré en un jubilado político a los 51 años"