
Se teme un atentado contra Juan Pablo II en Río de Janeiro
Inseguridad: la ciudad que recibirá al Pontífice la semana próxima es la más violenta del Brasil; apareció pintado un blanco de tiro en un afiche con la imagen del Papa.
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SAN PABLO.- La integridad del papa Juan Pablo II, quien llegará a Río de Janeiro el jueves de la próxima semana, se convirtió en la principal preocupación de los organizadores de la tercera visita papal a la que está considerada como una de las ciudades más violentas del continente.
Los temores ya presentes en las autoridades civiles y eclesiásticas aumentaron ayer, luego de que uno de los carteles de promoción de la llegada del Pontífice apareció con un blanco de tiro dibujado a la altura del pecho, en una clara insinuación de que el Papa podría ser objeto de un atentado.
En el camino del papamóvil
El cartel está localizado en la céntrica avenida Presidente Vargas, a apenas 100 metros del Comando de Seguridad de la ciudad y es uno de los lugares por donde la caravana que conducirá al Santo Padre tendrá que pasar durante los cuatro días que durará la visita.
Simultáneamente, el muro de la residencia del arzobispo de Río de Janeiro, Eugenio Sales, en donde Juan Pablo II se alojará durante su estancia, fue cubierto con inscripciones que según la policía hacen referencia al Comando Rojo una de las organizaciones criminales más temibles de la ciudad, de cuyos líderes varios se encuentran en prisión.
La residencia del arzobispo de Río, un antiguo y bien mantenido caserón, está localizada en una de las zonas más violentas de la ciudad, escenario de continuos tiroteos entre bandas de narcotraficantes y policías. En esta área es común la aparición de cadáveres baleados y sin identificación, producto muchas veces de las riñas por el control de puntos de venta de drogas.
Los responsables por la seguridad del Pontífice desestimaron públicamente los hechos ocurridos esta semana y consideraron que las amenazas veladas son obra de vándalos que pretenden sembrar un clima de terrorismo a menos de diez días del comienzo de la visita papal.
Vasto operativo
El coordinador de la Comisión Organizadora de la Visita, embajador Flavio Perri, reiteró ayer que habrá un riguroso esquema de vigilancia para prevenir cualquier incidente en el cual estarán involucrados cerca de 20 mil hombres.
"Estamos tranquilos porque tenemos una buena planeación y total entendimiento con la Santa Sede. Todo está listo para la llegada del Papa", sostuvo el funcionario del gobierno federal.
Cerca de 3000 militares y policías participaron recientemente de un simulacro en el que fue probado todo el aparato de seguridad que garantizará la integridad del Papa.
Además de la residencia del arzobispo de Río, otros lugares serán objeto de especial vigilancia como la Catedral Metropolitana, el Estadio de Maracaná, en donde se llevará a cabo una ceremonia bautizada como Fiesta del Testimonio, y el Aterro de Flamengo, aledaño a la playa del mismo nombre, en donde el domingo 5 de octubre el Papa oficiará una misa campal para un público estimado en un millón y medio de fieles.
Tres cordones protectores
Para evitar que un extraño logre aproximarse al Papa, serán creados a su alrededor tres cordones de seguridad, conformados por la Policía Federal, el Ejército y las policías Civil y Militar.
Los espectadores que lograrán lugares más próximos al Pontífice en los actos públicos deberán atravesar diversos controles, entre ellos detectores de metales que pueden registrar cualquier tipo de arma.
El patrullaje de las autoridades también será reforzado en los cerros que circundan la ciudad, en donde proliferan las favelas y los centros de tráfico y consumo de estupefacientes.
Desde la Argentina
Hace aproximadamente un mes llegaron de la Argentina los dos papamóviles que serán utilizados por Juan Pablo II para sus desplazamientos.
Los vehículos blindados poseen vidrios de 20 milímetros de espesor y son a prueba de balas de fusil, una de las armas más utilizadas por los delincuentes cariocas, capaces de viajar varios cientos de kilómetros para alcanzar su objetivo.
Además de los papamóviles, Juan Pablo II utilizará para sus desplazamientos un helicóptero y otros tres vehículos blindados.
Al mismo tiempo, desde el mes último la alcaldía de Río intensificó la acción para retirar a los mendigos de las calles.
La jerarquía católica negó que haya solicitado esta operación a las autoridades, pero no se opuso, y argumentó que "la calle no es un lugar para vivir y dormir, sino para transitar".
El arzobispo Eugenio Sales garantizó que el Pontífice tendrá la oportunidad de ver la ciudad como es, pues a cerca de cien mendigos y niños de la calle se les permitirá participar de la misa papal que será oficiada en la Catedral Metropolitana.
Donaciones escasas
A poco más de una semana de la llegada de Juan Pablo II, los organizadores estimaron en más de un millón de dólares el perjuicio económico que ocasionará la visita, debido a que las donaciones que se esperaban no fueron suficientes.
El costo total de los cuatro días que el Santo Padre permanecerá en la ciudad está calculado en siete millones y medio de dólares, la mayoría de los cuales serán empleados en la organización de los eventos que contarán con afluencia multitudinaria.
La Arquidiócesis de Río abrió la última semana cuatro cuentas bancarias que recibirán donaciones. Asimismo, exhortó a los sacerdotes a estimular a los fieles para que sean más generosos con su apoyo económico en sus respectivas parroquias.
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