Sergio Fajardo: "Sería natural que las FARC participaran en política"

Sergio Fajardo (Medellín, 1956) es una rara avis de la política. Matemático de profesión, sin una maquinaria partidista detrás, logró consolidarse en los últimos años como uno de los políticos mejor valorados en Colombia. Fue el artífice de la elogiada transformación que experimentó Medellín en la década pasada y desde 2012, como gobernador del departamento de Antioquia, promueve la "pedagogía ciudadana" para pasar la página de la violencia de una vez por todas.

Invitado a Buenos Aires por la fundación Red de Acción Política (RAP), Fajardo llegó a la entrevista con LA NACION en jeans y sin corbata, con la apariencia y las formas de un ciudadano común y corriente, y no de un líder político.

Por su discurso, se lo podría definir como un socialdemócrata, preocupado por el fomento de la educación y la sanidad públicas y por la lucha contra las desigualdades sociales, pero Fajardo huye de las etiquetas. "Somos la expresión libre del siglo XXI: un movimiento cívico independiente." Se refiere a Compromiso Ciudadano, el espacio político-social que encabeza.

Hace cuatro años estuvo a punto de dar la campanada como candidato a vicepresidente en la Ola Verde, que lideró Antanas Mockus. No se lo ve apurado por llegar a la Casa de Nariño, una meta que no descarta a mediano plazo, tal vez en 2018 ("Veremos qué pasa"). Pero hoy su máximo empeño es que se firme la paz en Colombia y que la sociedad avale ese proceso impulsado por el presidente Juan Manuel Santos. Y para que "las ideas se impongan a las armas" para siempre, Fajardo no vería mal que las FARC pudieran participar en política.

-Usted acaba de rechazar su participación en la Alianza Verde, que se enfrentará al santismo y al uribismo en los comicios de 2014. ¿Por qué?

-Es un encuentro electoral coyuntural. Nosotros (Compromiso Ciudadano) no nos encontramos alrededor de los mismos principios, ni de los mismos sueños. No fuimos capaces de sentarnos a revisar lo que pasó en 2010. Tras la ilusión de la Ola Verde y la posterior derrota electoral hubo una gran frustración y se generaron pequeñas rencillas. Para mí la política tiene sentido en la forma en que llegamos al poder. Debemos construir a partir de esa independencia y con una base sólida de reglas compartidas.

-¿Se ve como candidato presidencial en 2018?

-Cada día trae su afán. Nosotros jugamos en nuestra cancha, definimos nuestra manera de hacerlo. Ahora estamos gobernando en Antioquia hasta diciembre de 2015. Después veremos qué pasa y cómo van las cosas.

-¿Apoya usted el proceso de paz impulsado por Santos?

-En Colombia somos muchos los que ya creíamos en una negociación para salir del contexto de violencia antes de que Santos existiera políticamente. Llegar a una negociación para terminar es lo ideal, siempre lo pensé. Hay que apostarle a la inteligencia.

-¿Le parece adecuado el referéndum que propone Santos sobre los eventuales acuerdos con las FARC?

-Lo que quisiera es que lleguemos a un acuerdo de paz y que el pueblo colombiano refrende ese acuerdo de paz, que va a ser complejo porque nos obligará a hacer pedagogía y a explicarle a cada uno por qué firmar la paz es importante para nuestras vidas. Mi sueño como gobernante sería explicarle a la gente por qué debemos cerrar la página de la violencia y empezar a escribir la de la inteligencia. La discusión de las fechas estaría por verse, pero antes de llegar a ese proceso absolutamente necesario se requiere una gran pedagogía en Colombia.

-¿Usted es partidario de que las FARC participen en política?

-Creo que hay que ver de forma natural que los dirigentes de las FARC puedan participar en política. Ése es el propósito de la negociación, que en lugar de estar en las armas, participen en la democracia política. Lo que hay que discutir es cómo se soluciona eso, y ahí está la justicia transicional, la Corte Penal Internacional, etcétera... Es muy complejo, pero el punto central de esta negociación es éste: que nadie tome un arma para defender una idea, que nos encontremos en la democracia y ahí resolvamos nuestras diferencias.