Caso Lambert: "Toda vida humana tiene valor, siempre", dijo el Papa Francisco
Luego de que trascendiera la noticia de la muerte de Vincent Lambert, un francés que se encontraba en estado vegetativo hace más de 11 años y que generó un debate a nivel nacional sobre el uso de la eutanasia, el sumo pontifice se lamentó a través de su cuenta de Twitter: "Que Dios Padre acoja en sus brazos a Vincent Lambert".
"No construyamos una civilización que elimina a las personas cuya vida consideramos que ya no es digna de ser vivida", dijo y extendió su apoyo a la familia.
Que Dios Padre acoja en sus brazos a Vincent Lambert. No construyamos una civilización que elimina a las personas cuya vida consideramos que ya no es digna de ser vivida: toda vida humana tiene valor, siempre.&— Papa Francisco (@Pontifex_es) July 11, 2019
No es la primera vez que el papa argentino manifiesta su desacuerdo con la eutanasia. Días atrás y tras el fallo de la Corte de Casación, el órgano jurisdiccional de más alto rango en Francia, que autorizó al médico Vincent Sanchez a detener las sondas que lo alimentaban e hidrataban el pasado 2 de julio, el pontífice escribió: "¡Que los médicos ayuden la vida, no la quiten!"
Oremos por los enfermos que son abandonados hasta dejarlos morir. Una sociedad es humana si protege la vida, toda vida, desde el inicio hasta su fin natural, sin decidir quién es digno o no de vivir. ¡Que los médicos ayuden la vida, no la quiten!&— Papa Francisco (@Pontifex_es) July 10, 2019
La Academia Pontificia por la Vida, que lidera monseñor Vinzenzo Paglia, también condenó la actuación de los médicos a través de su cuenta de Twitter y dijo: " La muerte de Vincent Lambert y su historia son una derrota para nuestra humanidad".
Muere #VincentLambert. #SantaSede: "es una derrota para la humanidad" https://t.co/6x2d5N7uch&— Vatican News (@vaticannews_es) July 11, 2019
El caso
En 2008 Vincent, enfermero, tenía 32 años y acababa de nacer su primera hija, cuando sufrió un accidente de auto cerca de su casa, en la ciudad de Chalons-en-Champagne, en el noreste de Francia, que lo dejó tetrapléjico y en estado vegetativo.
La situación de Lambert dividió a su familia. Sus padres, Viviane y Pierre, católicos devotos, luchaban por mantenerlo con vida. Su esposa Rachel, su sobrino, y seis hermanos y hermanas pedían por una "muerte digna", y aseguraban que el joven había dicho que prefería morir a vivir en estado vegetativo.
"Es el momento del luto y el recogimiento", escribieron los padres de Lambert, pero "también es el momento de la meditación sobre este crimen de Estado".
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