Un fallo que no despejará la incertidumbre en la que entró la economía
RÍO DE JANEIRO.-Desde el punto de vista económico, ninguna sentencia del juicio contra el expresidente Luiz Inacio Lula da Silva es bueno. No hay peor enemigo de la economía que la incertidumbre. Y la incertidumbre seguirá, independientemente de la decisión del Tribunal Regional Federal, que se dará a conocer hoy en Porto Alegre.
La incertidumbre está en la naturaleza de los procesos judiciales y hoy no habrá decisión definitiva. Se interpondrán apelaciones. Y este año, para colmo, hay elecciones. Las dudas sobre lo que pasará en la economía y en la política brasileñas son inmensas.
De un lado, no se sabe quiénes serán los candidatos y qué ideas defenderán. Por el otro, falta claridad sobre el camino que elegirá el país, por ejemplo, para enderezar las cuentas públicas.
Sobre la votación de hoy, ya se puede decir que los jueces decidieron con independencia. Y que, cualquiera sea el resultado, la defensa del expresidente brasileño contará con innumerables instancias de recurso. No hay, por lo tanto, respuestas inmediatas para las preguntas que circulan: si Lula será condenado -por lo que quedaría inhabilitado para competir- o si será absuelto.
Ayer, la bolsa cayó: hubo toma de ganancias de los inversores, luego de dos días de suba. Se espera más volatilidad de aquí en adelante, sea cual sea el veredicto. Los mercados discuten sobre el fallo de los tres jueces del tribunal de apelación, si será unánime o no, como si hoy fuese un día donde la economía se juegue a todo o nada. Pero no es así. Es necesario separar la volatilidad del mercado financiero y su importancia superficial de la economía real. Y hay muchos problemas pendientes.
Hoy no se esclarecerán todas las dudas del escenario. De hecho, nunca habrá un día decisivo como ese. En 2018, habrá que tener paciencia.
Traducción de Jaime Arrambide
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