¿Una nueva ola de ataques en Occidente? EE.UU. y Europa, en alerta ante un posible rebrote terrorista por la guerra en Gaza
Tras el asalto de Hamas en Israel, y la posterior ofensiva en la franja, se registraron los primeros atentados en países europeos reivindicados por Estado Islámico en más de tres años; las autoridades de inteligencia elevaron la alarma
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El 16 de octubre pasado, un hombre acribilló a dos suecos que llevaban la camiseta de su selección mientras iban a ver el partido contra Bélgica por la Eurocopa 2024 en Bruselas. El atacante, un tunecino de 45 años, se dio a la fuga y, antes de ser asesinado por la policía, subió a las redes sociales un video en el que se presentaba como un soldado de Estado Islámico que se había vengado en nombre de los musulmanes. “Amor por amor, odio por odio”, decía.
Habían pasado apenas nueve días del feroz ataque de Hamas contra Israel y el atacante de Bruselas estaba actuando contra la incipiente ofensiva del gobierno de Benjamin Netanyahu para “aniquilar” al grupo terrorista en Gaza. Ese día sumaban 2750 las víctimas fatales de los bombardeos. Hoy ya son más de 31.000, y las voces en contra de la feroz campaña israelí se escuchan incluso desde los aliados del primer ministro.
Pero la multiplicación de muertos en el pequeño enclave también hace temer por otro posible efecto: una nueva generación de ataques terroristas en Occidente, especialmente en aquellos países que brindan su apoyo a Israel, lo cual llevó a Estados Unidos y varios países europeos a aumentar su nivel de alerta ante posibles atentados jihadistas, es decir, del fundamentalismo islámico.
Además del ataque en Bruselas, hubo dos en Francia, los primeros reivindicados por Estado Islámico (EI, o ISIS por sus siglas en inglés) en Occidente en más de tres años; desde un ataque en Viena en noviembre de 2020. Seis días después del asalto de Hamas, un refugiado ruso mató a un profesor en el norte del país; y el 2 de diciembre, un turista fue asesinado cerca de la Torre Eiffel por un hombre que había estado preso por terrorismo y que había publicado mensajes sobre Gaza. Ambos habían jurado su lealtad a ISIS.
“Es probable que el conflicto de Gaza tenga un impacto generacional en el terrorismo”, dijo la semana pasada Avril Haines, directora de inteligencia nacional de Estados Unidos, en el Senado, al exponer las conclusiones de la evaluación anual sobre las amenazas para este año. “Tanto Al-Qaeda como ISIS, inspirados por el ataque de Hamas contra Israel, han ordenado a sus seguidores que realicen ataques contra intereses israelíes y estadounidenses. El ataque de Hamas está alentando a las personas a llevar a cabo actos de terrorismo antisemita e islamófobo en todo el mundo y está motivando a las personas a aprovechar la difícil situación palestina para radicalizarse”, advierte el reporte.
National Intelligence Director Avril Haines at Senate hearing on worldwide threats:
— The Recount (@therecount) March 11, 2024
"It is likely that the Gaza conflict will have a generational impact on terrorism...We have seen how it is inspiring individuals to conduct acts of antisemitism & islamophobic terror worldwide." pic.twitter.com/dkD7DkgfQ9
Del mismo modo, la comisaria europea de Justicia, Ylva Johansson, había anticipado el año pasado una posible temporada navideña sangrienta debido a la guerra en Gaza. Desde Alemania y Gran Bretaña también hubo alertas por el “efecto energizante” que el conflicto podría tener en potenciales extremistas, no necesariamente vinculados de manera directa con los grupos, sino “lobos solitarios” inspirados por los llamados de esas organizaciones.
“Estos individuos no operan en el vacío. Sus acciones suceden a raíz de eventos del mundo real, donde hay eventos que sirven como catalizadores. Antes era la guerra civil en Siria o el surgimiento de ISIS, pero esas motivaciones se fueron desvaneciendo... El año pasado no había una motivación masiva para que actuaran. Con el conflicto en Gaza, ahora pueden salir y apuñalar a un policía o poner una bomba y decir: ‘esto es para mi hermano que está en Gaza o los niños de Gaza’”, señala a LA NACION Shiraz Maher, codirector del Centro Internacional del Estudio de la Radicalización de Londres.
Esta renovada alerta llega después del año de menor impacto del terrorismo en Occidente en 15 años, con 23 ataques y 21 muertes en 2023, muy por debajo de las 194 muertes de 2016 y los 176 atentados de 2017, el pico del horror, según el índice de terrorismo global 2024 del Instituto para la Economía y la Paz (IEP, por sus siglas en inglés).
Global Terrorism Index - Measuring the impact of terrorism
— IEP Global Peace Index (@GlobPeaceIndex) March 7, 2024
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#2 Israel
#4 Pakistan
#9 Myanmar
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#29 Türkiye
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#35 Russia
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“Aunque el terrorismo disminuyó en Occidente, existen preocupaciones sobre un posible resurgimiento en 2024″, advierte el informe, que apunta a las consecuencias del atentando de Hamas en Israel, que -con sus 1200 muertos- fue el ataque extremista más letal desde el 11 de septiembre de 2001.
La situación en Europa, donde hubo una disminución de muertes por terrorismo del 88% en la última década, encendió las alarmas porque desde el ataque de Hamas se frustraron una serie de complots terroristas. Se desactivaron ataques en Austria y Bosnia contra objetivos judíos e israelíes; un plan de ciudadanos Tajik (persas) para atacar catedrales en Alemania y Austria; y hubo detenciones en Italia de palestinos sospechosos de ser miembros de un grupo terrorista y en Alemania y Países Bajos de personas que habrían recibido órdenes de Hamas de enterrar armas en distintos países del continente. Sobre Estados Unidos, el informe destaca que, en los últimos diez años, los ataques pasaron de tener una motivación religiosa a una política.
Posibles atacantes
En relación a las personas que podrían perpetrar esos ataques, el reporte de inteligencia de Estados Unidos alerta que las “pequeñas células o individuos” pueden inspirarse en organizaciones como Al-Qaeda y ISIS, aun cuando éstas perdieron poder territorial y de influencia.
“En Europa y Estados Unidos, los ataques son más probables por parte de individuos o grupos pequeños que pueden tener sólo una conexión vaga con una organización terrorista en particular”, señala a LA NACION Thomas Morgan, jefe de investigación del IEP. “La mayoría de los ataques terroristas en Estados Unidos son llevados a cabo por individuos que están motivados por una ideología particular, pero que no forman parte formalmente de ningún grupo. En Europa, los ataques de grupos son más comunes, pero pueden ser grupos pequeños que reclaman lealtad a una organización más amplia, como ISIS, sin tener ningún vínculo formal con ellos”, distingue.
Jerome Drevon, analista del International Crisis Group, analiza que si bien “Al-Qaeda y ISIS tienen relaciones complejas con el conflicto en Gaza”, especialmente por diferencias doctrinales con Hamas, ambos grupos intentan sacar provecho de la situación, aunque con capacidades limitadas. Además, diferencia que el grupo fundado por Osama ben Laden no manifiesta intenciones de atacar por fuera de sus áreas de operación, mientras que ISIS “todavía intenta lanzar ataques en el extranjero”.
En relación a los grupos apoyados por Irán, el especialista remarca que Hamas no tiene objetivos globales, sino puntualmente contra Israel, mientras que Hezbollah, “no declara públicamente su intención de llevar a cabo ataques fuera de su esfera principal de operaciones en el Líbano”, aunque con atentados como el de la AMIA en Buenos Aires muestran señales sobre su proyección al exterior.
Propaganda
Más allá de las capacidades reales, la guerra en Gaza sirvió como un nuevo impulso para la propaganda de los grupos terroristas para buscar inspirar y atribuirse ataques en Occidente.
Esta situación implicó un desafío especial para ISIS, que suele cuestionar a Hamas principalmente por su enfoque nacionalista y su participación en el sistema político “occidental”.
“Aun así, ISIS no iba a dejar pasar la oportunidad de sacar provecho”, dice Rita Katz, directora del think tank de monitoreo de actividad terrorista SITE, en un análisis sobre la comunicación del grupo desde el 7 de octubre.
Casi todos los números del semanario de ISIS, An-Naba, menciona desde entonces la cifra de muertos en Gaza para incitar ataques “contra judíos, no musulmanes y líderes árabes”. Su primer número después del ataque a Israel, el 12 de octubre, no mencionaba a Hamas (suelen poner el foco en los palestinos), pero afirmaba que “la jihad es obligatoria para los musulmanes si el enemigo ataca una tierra y le quita el dominio del islam”. Estos mensajes eran traducidos a varios idiomas, siguiendo el manual de ISIS para alcanzar potenciales “combatientes extranjeros”.
Cuatro días después fue el ataque en Bruselas, que a su vez generó más propaganda: ISIS celebró que el atacante había “restaurado la atmósfera de terror para los cruzados” e instruyó a los musulmanes a matar judíos en cualquier lugar, “especialmente en los barrios judíos en Estados Unidos y Europa”.
“El infeccioso modelo de terrorismo de ISIS era fácilmente replicable: cualquier partidario puede llevar a cabo un ataque y ser oficialmente canonizado por ISIS como uno de sus ‘soldados’. Ahora que la guerra entre Israel y Hamas alimenta la ira en todo el mundo (mientras ISIS continúa explotando cualquier lugar de internet que pueda encontrar), parece que Occidente puede sufrir estas amenazas una vez más si las circunstancias no cambian”, advierte Katz.
Pero no se trata solo de ISIS, que en 2023 siguió siendo el grupo más letal del mundo. Según The Wall Street Journal, que cita a funcionarios de seguridad alemanes, las donaciones a “Hamas, Hezbollah y organizaciones europeas cercanas” aumentaron sustancialmente desde el 7 de octubre.
Michaela Millender, del think tank The Soufan Center, agrega que, según sus investigaciones, “grupos de todo el espectro ideológico, incluidos los grupos de extrema derecha, están utilizando el conflicto en Gaza y las tensiones políticas relacionadas en Occidente para propaganda, reclutamiento y radicalización”.
Los especialistas coinciden en que a partir del pico terrorista de 2015-2017, Occidente aprendió lecciones sobre seguridad y prevención, pero que se enfrenta a un gran desafío: aquellos potenciales terroristas difíciles de detectar.
Maher señala que el principal problema es “la simplificación de los ataques terroristas”, perpetrados con objetos de la vida cotidiana. “Si tú y yo decidimos que vamos a llevar a cabo un ataque y vamos a construir una bomba, entonces vas a salir y comenzar a recibir equipo... y nos pueden atrapar. Pero si yo decido agarrar un cuchillo y empezar a apuñalar a la gente diciendo ‘esto es por Palestina’, o empezar a atropellar a la gente con un auto, nadie puede realmente predecir o detener eso”, grafica.
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