Una pandemia de desinformación tan contagiosa como el coronavirus
PROVIDENCE, Rhode Island.- Mientras el mundo se desvela para encontrar una vacuna y un tratamiento para el Covid-19, para lo que no parece haber antídoto a la vista es para la pandemia de desinformación sobre el coronavirus, que incluye teorías conspirativas, fraudes, mitos anti-barbijo y remedios chapuceros.
El fenómeno se da sobre todo en las redes sociales y esta semana tuvo una nueva escalada cuando el presidente Donald Trumpretuiteó un falso video sobre una droga contra la malaria que también curaría el virus, y también se supo que los servicios de inteligencia rusos están difundiendo desinformación sobre la pandemia en sitios web angloparlantes.
Los expertos temen que esa catarata de desinformación conspire peligrosamente contra los esfuerzos para frenar el avance del virus, que en Estados Unidos ya se cobró más de 150.000 vidas, holgadamente la cifra de muertos más alta del mundo. En el resto del mundo, han muerto medio millón de personas.
"Es un verdadero desafío llegar a la gente con un mensaje claro de lo que realmente pueden hacer para cuidarse y de cuáles son los datos ciertos detrás de este problema", dice Michael Osterholm, director del Centro de Investigaciones y Políticas Públicas de Enfermedades Infectocontagiosas de la Universidad de Minnesota.
En vez de irse disipando a la luz de las nuevas evidencias, la desinformación se ramifica, alimentada por mensajes oficiales contradictorios, multiplicada por las redes sociales, fogoneada por presidentes como Trump, y finalmente mutando, cuando se la confronta con datos duros que la contradicen.
"No usen barbijo. La cura existe", promete la doctora Stella Immanuel en un video donde promociona la hidroxicloroquina. "No hace falta encerrar a la gente".
La verdad: el mes pasado, los organismos reguladores del gobierno federal norteamericano revocaron la autorización para el uso de ese fármaco como tratamiento de emergencia contra el coronavirus, ante la creciente evidencia de que no solo no funciona, sino que sus efectos colaterales pueden ser letales. Además, aunque fuese efectiva, eso no anularía el imperativo del barbijo y otras medidas para contener el brote pandémico.
Nada de eso impidió que Trump retuiteara el video y siguiera hablando maravillas de ese fármaco. Twitter y Facebook procedieron a eliminar el video de las redes, por violación a sus políticas de desinformación sobre el Covid-19, pero ya había sido reproducido más de 20 millones de veces.
Muchas de las afirmaciones que hace Immanuel en el video fueron ampliamente refutadas por los expertos médicos. Ya en el pasado la médica tuvo pronunciamientos incluso más descabellados, como afirmar que los quistes, los fibromas y otros males pueden ser causados por mantener relaciones sexuales con demonios, que McDonald’s y Pokémon fomentan la brujería, que hay tratamientos médicos que incluyen ADN alienígena, y que en el gobierno hay funcionarios mitad humanos, mitad "reptilianos".
Circulan otros fraudes y teorías infundadas que alegan que el virus no existe, o que es un arma biológica creada por Estados Unidos o algunos de sus enemigos. Otra farsa aseguraba que el virus se transmitía a través de las microondas de las nuevas torres de tecnología 5G. Otra leyenda popular sostiene que Bill Gates , fundador de Microsoft, planea usar la vacuna contra el Covid-19 para implantar microchips en los 7000 millones de habitantes del planeta.
Después están las teorías políticas: que hay una conspiración de médicos, periodistas y funcionarios federales que mienten sobre el virus para dañar políticamente a Trump.
Las redes sociales fogonean esas afirmaciones y facilitan el contacto entre los creyentes. La marea de desinformación ha sido un problema para Facebook, Twitter y otras plataformas, que a su vez son acusadas de censura por borrar los contenidos con desinformación o noticias falsas sobre el virus.
Durante una acalorada audiencia en el Congreso, el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, fue cuestionado por el video de la doctora Immanuel."Nosotros efectivamente retiramos el video, porque viola nuestras políticas", se defendió.
David Cicilline, el representante demócrata por Rhode Island que presidía la audiencia, le respondió que cuando Facebook retiró el video, ya había sido visto más de 20 millones de veces. "¿Eso no deja entrever que su plataforma es tan grande que ni siquiera aplicando la política correcta se puede frenar un contenido malicioso y mortal?", le preguntó.
Un video profesional de 26 minutos de duración que asegura que el máximo experto en infectocontagiosas del gobierno norteamericano, el doctor Anthony Fauci, fabricó el virus y lo envió a China, fue visto más de ocho millones de veces antes de que Facebook tomara medidas. El video, titulado "Plandemia", también alertaba sobre el uso de barbijo, asegurando que "puede enfermar", y esa fue la razón esgrimida por Facebook para retirar el contenido de su sitio. Detrás de "Plandemia" está la desacreditada médica y exinvestigadora Judy Mikovits.
De la infinidad de disparates que se dicen sobre el virus, los más obstinados y convincentes parecen girar en torno al uso de barbijos y tapabocas. Carlos López, vecino de la ciudad de Nueva York, dice que usa barbijo cuando es obligatorio, pero que no lo cree necesario. "Lo están politizando", dice López. "Usan el barbijo como herramienta para hacer que Trump pierda las elecciones. Es una táctica para meter miedo".
Los escépticos del barbijo son una minoría estridente que se unió para crear páginas en las redes sociales, desde donde comparten información falsa sobre los supuestos riesgos del uso de barbijos. Facebook eliminó algunas de esas páginas, pero hay otras que subsisten.
La reticencia inicial de Trump, su posterior ambivalencia, y finalmente su apoyo al uso de barbijo no deja conformes a sus más férreos defensores, que llegan a decir que en realidad el presidente no cambió de opinión, sino que cuando dijo que apoyaba el uso del tapabocas, en realidad estaba hablando en código.
Eso no es sorprendente, según Chrysalis Wright, profesora de psicología de la Universidad de Florida Central, que se dedica al estudio de la desinformación. Wright dice que los conspiranoicos suelen hacer malabares mentales para amoldar la realidad a sus creencias. "Lo único que quiere oír la gente son confirmaciones de lo que ya cree saber".
Agencia AP
(Traducción de Jaime Arrambide)
LA NACIONMás leídas de El Mundo
“El respeto es irrenunciable”. Sánchez volvió a exigirle disculpas a Milei y lanzó una nueva advertencia
La muerte de Raisi. La rápida aclaración de Israel tras el accidente de su enemigo número uno que refleja la máxima tensión con Irán
“Muere como un tamagotchi”. Pablo Iglesias criticó a Milei y acusó al presidente de España de “victimizarse”