17 otra vez reitera una fórmula ya probada

17 otra vez (17 Again, Estados Unidos/2009). Dirección: Burr Steers. Con Zac Efron, Leslie Mann, Thomas Lennon, Matthew Perry, Tyler Steelman, Allison Miller, Sterling Knight y Michelle Trachtenberg. Guión: Jason Filardi. Fotografía: Tim Suhrstedt. Música: Rolfe Kent. Edición: Padraic McKinley. Diseño de producción: Garreth Stover. Presentada por Distribution Company. Duración: 102 minutos. Apta para todo público.
Nuestra opinión: regular

El rubio Zac Efron se convirtió en estrella (más aún: en ícono generacional y sex-symbol para millones de adolescentes) jugando al básquet, bailando y seduciendo chicas en la saga de High School Musical . Aquí no estamos ante otra entrega de la franquicia televisiva y cinematográfica de Disney, pero el Michael O´Donnell que interpreta en 17 otra vez también va a la secundaria, es el capitán del equipo de básquet, baila y hace suspirar a sus compañeras.

Para completar el reciclaje de fórmulas ya probadas, el guionista Jason Filardi apeló al típico esquema de las comedias fantásticas con un adulto en el cuerpo de un adolescente (o viceversa), que incluso había sido aplicado en la reciente Si tuviera 30 , con Jennifer Garner. En este caso, el Michael O´Donnell de 37 años que interpreta Matthew Perry (un hombre frustrado que pierde su trabajo y está a punto de divorciarse) regresará a sus 17 para revivir -con el físico y el look de Efron- los tiempos en que era la estrella deportiva y el galán del colegio. Claro que ahora deberá convivir allí nada menos que... con sus propios hijos.

No hay ningún elemento de este producto de marketing que pueda generar reproches o irritación. Todo está muy cuidado (en especial, cada uno de los encuadres que buscan el mejor perfil del omnipresente Efron); no faltan observaciones sobre el despertar sexual, los problemas de autoestima o el consumismo adolescente; hay personajes secundarios que alcanzan una digna comicidad, como el de Ned (Thomas Lennon), el patético y a la vez querible millonario que es el compinche del protagonista, pero 17 otra vez resulta siempre previsible y demasiado calculada.

En su segundo largometraje, Burr Steers se muestra, apenas, como un director con oficio, pero muy lejos de la profundidad y la provocación que había ofrecido en su debut con Las locuras de Igby , otro relato sobre iniciación en el que se basó en un guión propio. Es de esperar que su carrera siga con apuestas personales y no sólo con discretos productos por encargo como 17 otra vez .