Allison Janney y la difícil tarea de interpretar una madre violenta en Yo soy Tonya

Hay dos cosas que le preguntan con frecuencia a Allison Janney sobre Yo soy Tonya, la película en la que interpreta a LaVona Golden, la dura madre de la patinadora artística Tonya Harding.

Una de esas preguntas trata sobre todo el abuso físico al que el personaje ficticio somete a su hija, interpretada por Margot Robbie. La otra es acerca del ave que está en el hombro de Janney, picoteándola, mientras recrea una entrevista a Golden en la película. Janney incluso se puso un ave falsa sobre el hombro cuando presentó la película durante la ceremonia de los Globos de Oro.

Antes de alzarse con el Oscar a la mejor actriz de reparto por su actuación , Janney, de 58 años, brindó una entrevista a The New York Times, donde contó cómo aprovechó a su voz interna sumamente crítica para ese papel, cómo fueron las audiciones con el ave y a qué atribuye que ella no ha sido acosada sexualmente durante su carrera.

-Cuando vi tu escena con el abrigo de piel y el ave, pensé que era demasiado exagerada, pero en realidad ocurrió.

-Jamás, ni en mis sueños más fantasiosos, me habría imaginado que así lucía ella. Vi esa entrevista que le hicieron, y eso es lo que llevaba puesto. Es fantásticamente extraño, no tiene sentido y, de alguna manera, es lo adecuado. Cuanto más complicado y torcido es el papel, más divertido me resulta interpretarlo. Me encanta darle sentido a un desastre total, ¿sabés? Es muy divertido. Fue difícil intentar encontrarle humanidad [a Golden], muy complicado de verdad, pero siento empatía por ella. Sé que creció en un entorno terrible.

-Tuviste que interpretar a alguien llena de furia y mantener ese sentimiento a lo largo del film. ¿Cómo llegabas a ese sentimiento de veneno y de dureza una y otra vez?

-Es el hecho de enfrentarme a alguien que me dice que las cosas deben hacerse de cierta manera para obtener algo. De inmediato puedo conectarme con ese tipo de furia.

-¿Por qué?

-Toda mi vida he pensado: "Eres demasiado alta. No puedes hacer eso". Siempre siento que no estoy haciendo las cosas bien o me obsesiono con preguntarme por qué adopté una actitud u otra. Me enojo conmigo misma más de lo que me enojo con los demás. Así que de inmediato puedo fingir que le estoy hablando a una parte de mí que no me gusta. Siempre he tenido a una crítica muy hostil en la cabeza. La utilizo cuando necesito sentir eso, pero ahora soy más amable conmigo que en el pasado.

-¿El ave tiene nombre? ¿Qué tipo de pájaro era?

-No recuerdo; no me encantan las aves, me encantan los animales, pero estaba un poco nerviosa de trabajar con un ave, porque pican, y simplemente no sé cómo se comportan. Sin embargo, fue genial porque como actriz a veces te portás demasiado introspectiva, y el ave evitó que lo hiciera. O contaba mi historia durante el rodaje de la escena o lidiaba con ella. Me ayudó a concentrarme de una manera extraña.

-A sabiendas de que existen las audiciones en las que se exige sexo a cambio del papel, ¿alguna vez te tocó lidiar con algo así?

-Jamás tuve que enfrentarme a esa situación. Estoy muy agradecida, pero también creo que quizá se debe a que comencé a trabajar a finales de mis treinta y mido 1,82. Tal vez nunca fui alguien a quien pudieran acercársele así. Afortunadamente, me ayudaron mi edad y mi estatura, pero es maravilloso pensar en una época en la que ninguna actriz tenga que enfrentarse a eso. Es algo que debemos dialogar como cultura, solucionarlo y pasar a otra cosa. [Cuando] las mujeres y los hombres reciban el mismo salario, creo que la conversación también cambiará. Quizá ese abuso no sucederá tan a menudo cuando todos estemos en el mismo terreno de juego. Es una situación impactante y triste también.