Amantes por un día: Garrel, un sobreviviente

El estreno de Amantes por un día, de Philippe Garrel, marca dos continuidades. Una es negativa: la del título de estreno local, que al usar el plural desvía los sentidos del original L'amant d'un jour; "La amante de un día" era la mejor opción, o al menos "Amante por un día". Otra es positiva: este es el segundo año consecutivo en el que se estrena comercialmente una película de Garrel. El año pasado tuvimos A la sombra de las mujeres, de 2015. Esta vez la misma arriesgada distribuidora, CDI (habría que trabajar más políticas de apoyo a la diversidad del cine y ayudar a quienes apuestan a ella), estrena con mayor timing el Garrel modelo 2017, presentado en Cannes hace pocos meses.

Nacido como creador demasiado tarde para la Nouvelle Vague, pero con fuertes conexiones con ella, Garrel es un sobreviviente, a diferencia de Jean Eustache. Y desde ese lugar de director-autor curtido, Garrel agrega otro eslabón a Jealousy (2013) y A la sombra de las mujeres: blanco y negro, menos de 80 minutos, restricciones de rodaje autoimpuestas. Pero lo que importa es, como siempre, otra cosa: este es un cine de sentimientos, de pasiones, de hombres y mujeres que se aman, aunque no siempre al unísono: el gran tema del cine, podríamos decir, firmado por alguien que tiene una manera única de contarnos estos cuentos.

De Philippe Garrel

Desde el jueves