"Si no tuviera esto, estaría trabajando vendiendo algo en las calles", dice una niña de Kabul, Afganistán, con una honestidad y conciencia de su entorno que es imposible no conmoverse. La pequeña alude a Skateistan, una organización sin fines de lucro que combina el skate con la educación para ayudar a los niños, de entre 5 y 17 años, a contemplar un futuro.
La cineasta Carol Dysinger, quien filma en dicho país dese hace más de una década, se sumergió en la historia no solo de la escuela sino de las jóvenes que asisten y encuentran en ese contexto una oportunidad para canalizar, a través del deporte, todo aquello que tienen restringido. El resultado es el emotivo cortometraje documental Aprendiendo a patinar en zona de guerra, ganador del Bafta y del Oscar 2020, que tiene a A+E como una de las productoras, junto a Elena Andreicheva, y que este domingo llega a la pantalla chica. El aclamado corto se podrá ver por Lifetime, a las 23. Se trata de una obra que, como su misma directora lo describe, busca correrse de lo opaco para circunscribirse a lo luminoso.
"Es una película sobre la juventud, sobre el futuro, sobre las nuevas generaciones", le cuenta Dysinger, vía Zoom, a LA NACION. La cineasta, que ha dirigido documentales como Camp Victory, el primero de su trilogía sobre Afganistán, habló con este medio sobre lo que implicó para ella abordar un proyecto en el que lo fundamental era dejar que esas niñas se explayen sobre lo que simboliza esa escuela para ellas: el sentir que hay otras posibilidades, el vivir sin miedo.
-Comenzaste a trabajar en Afganistán desde hace quince años, ¿cómo empezó ese vínculo?
-Cuando mi país bombardeó Irak, había algunas cosas que desaparecían de las noticias y yo siempre fui una amante de la historia, soy lo suficientemente grande como para recordar la Guerra de Vietnam, a mi me hermano casi lo llaman, así que fue un momento importante de mi vida. Entonces, un día decidí que, como era profesora en un Instituto de Arte, una directora, no tenía hijos, ninguna vida se iba a destruir si me mataban, pensé en ir y estar en la primera butaca de la historia por primera vez.
Esa es la razón por la que fui, pero una vez que llegué, me empecé a enamorar del país y sigo esperando que puedan encontrar la paz para que todo el mundo conozca el lugar, porque es hermoso y porque la gente es maravillosa.
-Solés mencionar que siempre quisiste contar la historia de un grupo de niñas del país, pero que no te llegaba la indicada; ¿cómo encontraste la escuela, Skateistan?
-Es interesante porque yo venía trabajando en una película, One Bullet, sobre una familia, y sobre una abuela que tenía 53 nietos. Entonces, en esa filmación, había niños por todos lados, y yo pensaba que tenía que hacer algo con eso, y después me convocaron, me hablaron de la escuela, y supe que era la persona indicada para mostrarla. Ya sabía exactamente cómo tenía que ser el documental porque cuando la gente está haciendo algo en lo que se tienen que concentrar como leer, o andar en skate, dejan de actuar para la cámara porque hay algo más importante que esa cámara en la habitación, lo cual fue clave en el caso de estas chicas, y por eso supe que iba a poder hacerlo.
-¿Fue difícil lograr que hablaran? Expresan sus ideas de un modo muy adulto, sobre todo cuando hablan de qué profesión les gustaría tener cuando crezcan.
-Yo filmé con un equipo enteramente femenino en el que trabajaron dos mujeres afganas. Una de ellas era directora de fotografía que se había ido de Kabul cuando era chica, hablaba el idioma, entonces le pedí que conectara con las chicas y que les preguntara qué les gustaría hacer si dejaran el país. Los chicos, para comunicarse, siempre son muy generosos, les encanta sentir que tienen algo para ofrecer, por lo cual hablaron mucho con ella y yo más con las profesoras, con quienes tuve muchas charlas.
-¿Pudiste mantenerte en contacto con ellas a pesar de las restricciones? ¿Cómo vivieron cuando el documental tuvo mayor exposición al ganar el Oscar?
-Lamentablemente no seguí en contacto porque Afganistán es muy receloso de sus estudiantes, y de hecho nos llevó mucho tiempo obtener el permiso para filmar a las chicas, por lo cual no pude seguir en contacto luego. En lo que me puse firme fue en que no quería tapar sus rostros o ponerles un velo digital, no quería eso para la historia.
-Sobre el final, le das un cierto tono poético al relato, con las tomas de las niñas andando en skate, ¿cuánto colaboró en esa decisión tu otra directora de fotografía, Lisa Rinzler?
-Fue increíble lo que hizo Lisa en el documental. Tenemos la misma edad, fuimos a la misma escuela de cine juntas, trabajar con ella fue maravilloso, es una gran fotógrafa y tiene una sensibilidad única. Lo que sí tuve que que aclararle fue que, cuando le decía que nos fuéramos de un determinado lugar y que había que apagar la cámara, eso había que cumplirlo. Cualquier director de fotografía quiere más de una toma, pero en Afganistán cuando te tenés que ir, te tenés que ir. Lo que ella hizo fue excelente porque en una o dos tomas ya había captado de manera perfecta.
-¿Era la primera vez que iba al país?
-Sí, la primera vez. De hecho quería salir, filmar los mercados y yo tenía que decirle dónde y por cuánto tiempo. Ahora tiene muchas ganas de filmar ahí otra vez.
-Sasha Gordon, responsable de la banda sonora, también hizo un gran trabajo. Se nota una armonía en el equipo femenino.
-Sasha fue mi alumna hace muchos años y ya había escuchado algo que compuso para otro film, entonces la convoqué para que trabaje en el documental, para que se familiarice con la temática a la hora de trabajar. Es perfecto lo que hizo, encontró rápidamente lo que quería, es una profesional, además es cineasta y tiene trabajos muy buenos.
Quiero que la gente vea que vale la pena salvar a estas niñas, porque son maravillosas. Quiero que sean pilotos, maestras, lo que dicen en el documental. Ellas son el corazón del país
-Como estuviste en Afganistán en tantas oportunidades, ¿tomás otra distancia de lo que retratás o te seguís quebrando al ver ciertas cosas?
-Me sigo quebrando, claro. Lo que sucedió con esta película es que quería que hablara sobre la diversión que experimenta la juventud, a pesar de las circunstancias, por lo cual las cosas que me pusieron triste no terminaron quedando en la edición final. Por ejemplo, en un momento visitamos la casa de una de las chicas y una mujer apareció con un bebé muy enfermo, pidiéndome ayuda y tanto yo como mi equipo nos tuvimos que ir. La mujer afgana que estaba con nosotros nos dijo que nos fuéramos, pero Lisa quería ayudar, y el punto es que no podíamos. Pensaron que éramos de alguna organización, que íbamos a poder darles dinero, y la verdad es que éramos un grupo de mujeres filmando sin poder o medios para hacer nada por ellas. Eso es tremendamente triste porque querés ayudar, pero no podés tener solo la intención, en ese caso tiene que haber una acción concreta para la gente. Y no podíamos darles eso.
-¿Pero no considerás que tus trabajos previos y este documental en cierto modo contribuye a visibilizar ese mundo?
-Eso espero, realmente. Solo quiero que la gente vea que vale la pena salvar a estas niñas porque son maravillosas. Quiero que sean pilotos, maestras, lo que dicen en el documental. Ellas son el corazón del país, y no podemos abandonarlas, de hecho, hay organizaciones que no las abandonan.
-Cuando ganaste el Oscar este año, ¿qué fue lo primero que se te cruzó por la cabeza?
-¡Que gracias a Dios no estaba usando tacos! [Risas]. En realidad, como había ganado el Bafta antes y no me lo imaginaba y en ese momento no tenía un discurso preparado, para el Oscar sí fui con el papel en mi mano. Más allá de eso, en lo que pensé fue en mi carrera, en todas las veces que me dijeron que no, que se me cerraron puertas. Solo quería decir que esto es para nosotras, para las mujeres, para las nuevas generaciones. El premio era para quienes enseñan, para quienes forman.
-Las chicas en el documental tienen que definir la palabra "coraje"; ¿qué representa el coraje para vos?
-Estar dispuesto a dar un paso cuando no estás seguro del resultado. Siempre les decía a mis alumnos eso: que avanzaran en lo que quisieran mostrar. Si te equivocás, no importa. No lo hubieses sabido si no hubieses dado el paso. Hacer una película, dar una opinión pública, hacer lo correcto, lo que sea que hagas, siempre que implique avanzar, eso es tener coraje para mí. Hacer lo que uno siente en sus entrañas que es lo mejor.
Cuándo y dónde verla.
Temas
Más notas de Entrevista exclusiva
Más leídas de Espectáculos
"My Sharona". Quién es la misteriosa mujer detrás de este hit que esconde una trágica historia
“Todavía hay un mañana”. La película que superó a Barbie y Oppenheimer en taquilla en Italia y se convirtió en un fenómeno
"Me enamoré furiosamente de ella y ella no". Yanina y Diego Latorre: confesiones, palitos y trapitos al sol en el debut de Bondi
Gala de eliminación. Quién se fue de Gran Hermano ayer, domingo 28 de abril