Ariel Winograd, el rey de la comedia
"Cuanto peor la pasan los personajes, mejor la pasa el espectador", dice el realizador, que estrena el jueves su sexto largometraje dentro del género, de nuevo protagonizado por Diego Peretti, con quien ya había trabajado en Sin hijos
Ariel Winograd está conectado y listo para conversar vía Skype. Anda por Montevideo filmando un aviso comercial, Acaba de llegar de Los Angeles y el jet lag se le nota en el rostro. Para vencer el cansancio recurre a su antídoto universal: charlar sobre comedia. El género, su definición, implicancias y alcances de su presencia en el cine argentino.
En nuestro país, Winograd es el rey de la comedia. Lleva filmadas seis películas identificadas de lleno con el género en los últimos diez años, con una continuidad envidiable. Empezó con Cara de queso (2006) y le siguieron Mi primera boda (2011), Vino para robar (2013), Sin hijos (2015), Permitidos (2016) y, ahora, Mamá se fue de viaje, que Buena Vista estrena el jueves.
Sus películas llegan rápido al gran público con la ayuda de figuras de gran popularidad. En este caso, Diego Peretti (con quien ya trabajó en Sin hijos) como responsable de recursos humanos de una gran empresa, adicto al trabajo y a ideas rígidas sobre la organización familiar, que le cede a su esposa (Carla Peterson) la atención full time de la casa y de sus cuatro hijos. Cuando mezcla al pasar un comentario intolerante y una promesa, su esposa le toma la palabra, decide tomarse vacaciones por una semana y el hombre se enfrenta a un territorio desconocido.
En este nuevo proyecto de Winograd, la cuestión familiar es llevada al extremo. Volvió a confiar en varios de los mismos nombres que lo acompañaron en otros proyectos, delante y detrás de las cámaras. No olvida su trabajo publicitario en Winona, la empresa que armó junto a su esposa, la productora Nathalie Cabirón. Su propio hijo Lorenzo, de dos años y medio, interpreta al menor de los cuatro chicos de la película. Y de entrada, en la charla, aparece una conexión entre Víctor Garbo, el personaje de Peretti, y un padre de familia que a la vez es figura icónica de la comedia en las últimas décadas, Homero Simpson.
"Cuando Juan Vera me acercó el guión -dice Winograd, con un entusiasmo en la voz que aumenta frase tras frase- lo primero que pensé fue en Los Simpsons. Me fue muy fácil asociar a los Garbo con ellos, la familia disfuncional por naturaleza. Y Peretti es Homero. Todos somos un poco Homero Simpson..."
-¿Cómo llega Homero a la piel del personaje de Peretti?
-Después de Sin hijos, Diego y yo nos quedamos con las ganas de hacer otra película juntos. Con este proyecto estuvimos tres meses juntándonos dos veces por semana, sin tocar el guión, para trabajar conceptualmente al personaje. Yo se lo llevaba para el lado de Homero. Diego no está tan fanatizado como yo por Los Simpsons. Y coincidimos en que Víctor Garbo debía ser alguien querible, pero aparecer a la vez como un bruto, no por falta de educación, sino por idiosincracia. Alguien medio machista, medio antiguo, con ideas sobre el lugar de la mujer que mucha gente comparte.
-Una especie de Homero a la argentina.
-¿Sabés que el nuestro es uno de los países donde más se consumen Los Simpsons? Su creador, Matt Groening, está casado con una argentina, Agustina Picasso. La idiosincracia de Los Simpsons es muy argentina.
-¿Qué es la comedia para vos?
-Mi premisa es que cuanto peor la pasan los personajes, mejor la pasa el espectador. Ya estoy en mi sexta comedia para el cine. Todas están unidas por un mismo hilo, pero trato que cada una explore distintos registros dentro del género. A Mamá se fue de viaje la pensé como una historia de venganza. Que al final te lleve desde la comedia a una sensación más emocional y a que pienses en cosas ligadas a la familia. Yo no podría decir mucho, porque actúa mi hijo Lolo y estoy totalmente contaminado por eso.
-¿Cómo llegó a este proyecto?
-Hicimos un montón de casting y fueron apareciendo todos los roles menos el del más chiquito, el de 2, que en el guión original era una nena. Como no pasaba nada un día mi mujer me dice: ¿y si probamos con Lolo? Le hicimos varias pruebas satisfactorias, sentimos que la pasaba muy bien. Me terminó de decidir uno de mis maestros. Si Judd Apatow trabajó con sus hijas, ¿por qué no probar con la mía? Y salió.
-Rompiste esa norma clásica que aconseja evitar rodajes con chicos y con animales.
-Transformar a mi hijo en uno de los personaje fue la muestra del nivel de confianza al que llegamos. Eso sirvió para que el guión creciera en la dirección que buscábamos. Yo estaba a veces cambiando pañales en medio del rodaje. O escondiéndome y hablando por handy para que Lolo no me viera. ¿Sabés cómo ensayaba Peretti con Lolo? Lo llevaba a la plaza una hora todos los días. Mi hijo le daba a él más pelota que a mí. Logramos una naturalidad tan grande que nadie se dio cuenta del qui.....que fue hacer cada toma.Esta película exigió un nivel de paciencia muy fuerte. Las tomas podían durar 20 minutos, sin cortar. Y los chicos se cansan. Pero al mismo tiempo este rodaje fortaleció la conexión personal que tengo con mi hijo.
-Suele decirse que la comedia es el género más difícil.
-Siempre me pregunté por qué la comedia no es un género tan respetado como otros. Además, pasa que no todos nos reímos de lo mismo. Para mí es natural ver situaciones de comedia en la vida cotidiana. Lo tengo tan incorporado que a veces me pregunto cómo se hace para filmar un thriller o una de suspenso. Y lo más difícil no es haer comedia, sino emocionar. Y yo estoy buscando cada vez más eso.
-Con Martín Piroyansky, tu actor fetiche, deben hablar todo el tiempo de eso.
-Es tremendo. Nos pasamos tips todo el tiempo porque tenemos un humor parecido. Con Peretti es distinto, porque tengo con él otra clase entendimiento. En las dos películas que hicimos desmenuzó el guión con un análisis psiquiátrico de la acción y de sus personajes. No puede con su genio. Era su profesión. Manda al psiquiatra al personaje, lo describe, te marca la curva de su evolución, te la muestra en un cuadro. Eso me sirvió un montón. Con Diego en Sin hijos nos conocimos y construimos una buena relación. En ésta nos hicimos amigos. Adoro a Diego. Entiende lacomedia desde una intuición muy física. Maneja muy bien su cuerpo para el gag. Hace los gestos justos. Y también tiene un muy buen delivery de palabras.
-A Peretti ya lo conocías. En cambio, es la primera vez que trabajás con Carla Peterson.
-Estaba viviendo en Washington y por eso tenía compromisos que le impedían llegar a tiempo para arrancar la filmación con los demás. La preparación fue tal cual Mamá se fue de viaje. Y eso sirvió para desarrollar la narrativa. Carla es una gran comediante. Lo lleva en la sangre. Y con actores así el entendimiento es muy rápido.
-Tenés la suerte de filmar muy seguido.
-Me gusta mucho filmar. Esta continuidad es muybienvenida, pero yo no la puedo creer. No es normal. Así como me encanta esta continuidad quiero desarrollar otros proyectos que lleven un poco más de tiempo para elaborar mejor el guión. Escribir es un proceso que puede llevar dos años. Fijate en Lali Espósito. Trabajar con ella en Permitidos nos voló la cabeza a Nathalie y a mí. Es increíble como comediante y como persona. A los 25 años parece que vivió 200 vidas, con un poder de entendimiento que todo lo potencia. Queremos hacer otra película con Lali, pero tomándonos todo el tiempo que haga falta.
-¿Hay una comedia a la argentina?
-Está muy difícil el cine de hoy. No sabemos muy bien qué películas va a ver la gente y qué hacemos nosotros como realizadores. Fijate en Relatos salvajes. El mejor director de la Argentina, con el mejor guión, estrenada en un momento muy particular. Por eso estuvo un año en cartel y metió cuatro millones y medio de espectadores. Nueve reinas es una gran comedia. ¿Cuánto tiene? 17 años. No hay continuidad. No somos muchos. No hay una Asociación Argentina de Directores de Comedia para juntarnos a charlar (risas). Pero sí tenemos algo espectacular. Nosotros, los argentinos, somos muy graciosos y tenemos más sentido del humor del que creemos. La Argentina es comedia. Y a la gente le gusta reírse.