Catherine Deneuve, elegante y encantadora

SAN LUIS.- "No venía a la Argentina desde la gran crisis de 2001, y sé que las cosas todavía están un poco difíciles. Aquel momento me conmovió de manera muy especial porque quiero muchísimo este lugar." Fue poco menos que una declaración de amor a nuestro país la que hizo ayer Catherine Deneuve, en el soleado mediodía de una jornada muy calurosa, al tomar contacto durante casi 45 minutos con la prensa en un salón del hotel Potrero de los Funes, donde permanecerá alojada hasta hoy.

La actriz francesa es la gran estrella del Primer Festival San Luis Cine, en cuya inauguración -que se realizaba anoche al cierre de esta edición- se aprestaba a recibir un reconocimiento a su trayectoria. "Recibir tantos homenajes en tan poco tiempo es complicado y me provoca una mezcla de sensaciones. Da mucho placer, pero lleva a pensar en otras cosas, porque comienzan siempre a cierta edad. Pienso aceptarlos antes de que sea demasiado tarde, pero creo que debería parar un poco: por dos o tres años, ya he decidido que no me los hicieran más", bromeó Deneuve.

El encuentro con la protagonista de Los paraguas de Cherburgo con la prensa, que llegó hasta aquí -incluida LA NACION- por invitación de las autoridades de la muestra, fue la primera actividad oficial de un encuentro que proseguía anoche con la proyección, fuera de concurso, de Antes que el diablo sepa que estás muerto, de Sydney Lumet. Hoy comenzarán las funciones de las películas en competencia, la muestra paralela, cortos y documentales.

Con el director del festival, Julio Márbiz, a su izquierda, vestida con una blusa de seda natural, estampada con piel de leopardo, y anteojos oscuros, la elegantísima Deneuve elogió el interés de las autoridades locales por el cine y el impulso que brindan a la actividad, pero agregó que esperaba que no fueran destinados a este propósito fondos públicos correspondientes a otro tipo de partidas. Advirtió que no es muy amiga de referirse en conferencias de prensa a la situación política de su país. "Después me sacan de contexto", aclaró. Pero no dejó de referirse al presidente francés, Nicolas Sarkozy, a quien calificó así: "Muy activo; algunos dicen que demasiado". "Tiene muchas propuestas y veremos cómo las cumple, pero desde ya me opongo a lo que hace en relación con los extranjeros."

También se refirió a la reciente biografía firmada por Bernard Violet, publicada en Francia, en la que se la califica de fría, insensible e implacable con el dinero, además de echar luz sobre el supuesto pasado de su padre como colaboracionista de los nazis. "No he leído ese libro, pero mi abogado sí y se ocupará de la cuestión. Más allá de leerlo o no, se trata de una cosa aburrida y deshonesta; me parecen incalificables las llamadas biografías no autorizadas, aquellas en las que no se habla jamás con las personas a las cuales están referidas. Me parece bien que alguien quiera compilar mis películas, pero si yo no hablo de mi vida privada, ¿por qué podría otro hacerlo? Me parece increíble que se sigan haciendo cosas así", sostuvo.

Paseó por sus sentimientos ("Amé mucho y sufrí mucho. Muchos creen desde afuera que con hombres deseados siempre se viven idilios o cuentos de hadas, pero la realidad no es así"); destacó el compromiso activo que llevó adelante desde el vamos junto a su hija Chiara Mastroianni en Persepolis, film de animación ambientado en la revolución islámica de Irán que representará a Francia en la próxima carrera por el Oscar; calificó de "gran directora" a Lucrecia Martel; dijo que ahora que aprendió a bailar algo de tango esa danza le parece mucho más complicada y contó que llevará a su país plantas y semillas para su jardín. "Estoy interesada en unas botas de gaucho -concluyó con otra sonrisa-. El pantalón ya me lo llevé cuando vine aquí por primera vez, hace 30 años."

Por Marcelo Stiletano

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