Cinco claves para entender el pequeño gran boom del cine rumano
Este pequeño país de 20 millones de habitantes produce apenas 25 películas por año, pero hace una década que es uno de los grandes jugadores del circuito de festivales; el estreno local de Sieranevada es una gran excusa para descubrir su mirada universal, austera y profunda sobre los conflictos humanos
Mañana se estrena en nuestro país Sieranevada, notable mirada al universo de una familia disfuncinal a cargo de uno de los guionistas y directores más talentosos del cine rumano como Cristi Puiu. Este lanzamiento se suma a los recientes de Graduación, de Cristian Mungiu; El vecino, de Radu Muntean; y El tesoro, de Corneliu Porumboiu. Que un pequeño país de apenas 20 millones de habitantes, que no produce más que 25 películas por año, logre la proeza de exportar su cine a todo el mundo tiene que ver con ciertos atributos y características que desarrollamos a continuación.
Grandes directores. Los apuntados Cristi Puiu (La noche del señor Lazarescu), Cristian Mungiu (4 meses, 3 semanas, 2 días), Radu Muntean (Aquel martes después de Navidad) y Corneliu Porumboiu (Policía, adjetivo; Bucarest 12:08), pero también Radu Jude (Aferim!, Corazones cicatrizados), Marian Crisan (Morgen), Florin Serban (Si quiero silbar, silbo), Anca Damian (Crulic), Adrian Sitaru (The Fixer), Calin Peter Netzer (La mirada del hijo, Ana, mon amour) o Tudor Giurgiu (¿Por qué yo?) han conformado una camada que hace gala de un enorme oficio, talento y ductilidad que han ubicado al cine rumano al tope del circuito de salas de arte y de festivales de todo el mundo.
Notables intérpretes. Mihai Fulger, crítico, programador y uno de los responsables de la Cinemateca Rumana, explicó durante su paso por la última edición de Pantalla Pinamar que “la mayoría de los actores y actrices proviene del teatro porque no hay carreras de actuación orientadas al cine. Además, al no haber tantas películas por año, están obligados a trabajar en obras, publicidad o televisión para sobrevivir, lo que les da mucha versatilidad y herramientas para filmar, por ejemplo, en largos planos secuencia con muchos diálogos”.
Temáticas locales de alcance universal. Si bien hay cuestiones específicas, como los profundos cambios socioeconómicos tras la revolución de 1989 y la herencia del comunismo, las películas rumanas en su realismo austero tienen una profundidad, una inteligencia, una dimensión moral y una elegancia para eludir el golpe bajo y el subrayado que las hacen entendibles y disfrutables en todos los rincones del mundo.
Apoyo estatal y del exterior. Las películas de autor rumanas suelen convocar, en el mejor de los casos, entre 50.000 y 100.000 espectadores en su país. El Centro Nacional de Cine (CNC), equivalente local del INCAA, subvenciona hasta el 50 por ciento del costo y, como los ingresos de taquilla son bajos, los productores se ven obligados a buscar fondos en Francia (su principal socio), Alemania, Holanda e incluso en algunos países más cercanos como Hungría o Bulgaria.
Alianza con Cannes. Desde la Palma de Oro para 4 meses, 3 semanas, 2 días hasta otros importantes premios para La noche del Señor Lazarescu, Bucarest: 12:08, Policía, adjetivo o Graduación, Cannes casi siempre ha elegido y muchas veces consagrado a los directores rumanos. Es un romance que se mantiene inalterable desde hace ya unos 15 años, una alianza tácita con beneficios mutuos: el principal festival del mundo siempre quiere lo mejor y los directores de ese origen encuentran allí la mejor plataforma de lanzamiento internacional posible.
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