Claudio Caldini, un cineasta inusual
Entre hoy y el domingo se verá una selección de sus principales trabajos
Antes que un cineasta, Claudio Caldini, uno de los cultores más notables del cine experimental en la Argentina, se considera a sí mismo un camarógrafo y un operador de proyección. No es falsa modestia, sino que tal observación trasunta una clave de su obra. En ella, dispositivos como la cámara o el proyector de Súper 8 (formato en el que trabaja mayormente) dejan de ser meros instrumentos y pasan a constituir ellos mismos un motivo de indagación. "Extraer una poética de los medios técnicos siempre estuvo en mi plan de trabajo -comenta Caldini. A veces, la exploración de las posibilidades materiales conduce a descubrir modos expresivos", agrega.
El programa triple que Kino Palais (espacio de artes audiovisuales del Palais de Glace) le dedicará desde hoy hasta el domingo, con entrada gratuita, propone un recorrido por algunos films fundamentales de su obra, junto con otros menos frecuentados, además de algunos trabajos recientes y una performance de cine expandido. "Para esta muestra terminé una película postergada -cuenta. Se trata de un recital de danza espontánea del bailarín alemán Rolf Gelewski filmado en San Pablo en 1982. También se verá una nueva versión, corregida y aumentada este año, de Un nuevo día. El film reconstruye parcialmente la figura de Tomás Sinovcic, un cineasta experimental que fue secuestrado y asesinado por la dictadura militar cuando tenía 24 años. Es un ensayo que incorpora una dirección distinta en mi filmografía. Como dijo Tomás Dotta (director de programación del Kino Palais), tiene un componente elegíaco".
Antes que la forma poética de evocación que constituye la elegía, prevalece en la obra de Caldini una celebración de lo sensible, evidente en Lux Taal, uno de los seis cortos que se podrán ver mañana. Se trata de una pieza de delicado lirismo que registra el paso de las estaciones, con imágenes tomadas durante tres años en General Rodríguez, rimadas y ritmadas a base de sobreimpresiones. Sin Título 2007 capta oportunamente el momento en el que dos teros y un perro señalan su territorio alrededor de una pileta, con un abordaje compositivo del plano que incorpora los parpadeos luminosos producidos por el fallo de la cámara gracias a la maestría del cineasta para valerse de lo imprevisto en favor del proceso creativo. "Cuándo comenzar y cuándo terminar una toma, en el caso de los films espontáneos, es decir, con menor o ninguna preparación anterior al rodaje, requiere una articulación de decisiones comparable a la de un bailarín", señala.
Cerrando el ciclo, el domingo será el turno de Gamelán, pieza clásica de su filmografía, rodada en 1981 con una cámara puesta a girar como un satélite alrededor de su cabeza, para obtener una imagen ondulatoria de efecto estroboscópico depurada hasta sus elementos constitutivos: luz, tiempo, movimiento. El programa terminará con una performance de cine expandido para tres proyectores y música electrónica en vivo, Fantasmas cromáticos, en la que el color se genera a partir de la utilización de filtros sobre films en blanco y negro. "Si hay alguna evolución en mi trabajo, consiste en llevar los instrumentos a la sala de proyección y ejecutar allí mismo procedimientos que antes se reservaban a la cámara, al montaje o al sonido."
Durante los últimos años, su obra, reservada antes a un grupo selecto de cinéfilos y colegas, ha adquirido una merecida visibilidad. A esto contribuyó, además de la película y el libro Hachazos (2011), del documentalista Andrés Di Tella, la revitalización del formato Súper 8 de la mano de una nueva generación de realizadores que tienen a Caldini como referente, la edición por parte de Antennae Collection de una selección de sus películas y la exhibición, por parte del autor, de buena parte de su filmografía. El programa organizado por Kino Palais sigue saldando la deuda que el cine argentino tiene con este singular realizador, cuyos films revelan, con prodigiosa sinceridad, una visión única del mundo.