De regreso al mundo melancólico de Trnka
Mañana concluye el ciclo dedicado al cineasta que ayudó a consagrar en el mundo a la animación checa
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Entre los destacados animadores checos, Jirí Trnka fue el primero que obtuvo prestigio internacional. Este año la Unesco lo incluyó en la lista de personalidades destacadas al cumplirse el centenario de su nacimiento y, en su tierra natal, la última edición del Festival de Cine de Karlovy Vary le dedicó una impactante muestra que reunía sus bocetos y muñecos más célebres. En Buenos Aires, mañana culminará en la sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1530), un ciclo que presentó una selección de sus trabajos en copias nuevas en 35 mm provistas por el Národní Filmový Archiv y la Embajada Checa en Buenos Aires. "Es muy convincente en la combinación de temas serios, presentados con un estilo bastante juguetón. Lamentablemente, todavía están a la espera de resolverse todas las cuestiones de derechos de autor con el fin de poder lanzar sus películas en alta definición", añadió, desde Praga, el director de la cinemateca, Michal Bregant.
Trnka filmó la mayor parte de sus películas en los años 50 y las características de este imaginativo y poético universo de figuras animadas, junto con la depurada técnica que permitía una perfecta ilusión, deslumbraron en una época en la que los efectos digitales no estaban siquiera entre las posibilidades más lejanas. Así, el cine checo conserva en su escuela de animación una de sus más reconocibles facetas. "Es el mayor animador de la historia, y sus películas se nutren de las fábulas del país", señala Martin Vandas, animador y productor de la película FimFá rum, que se convirtió en una saga cinematográfica de gran éxito en su país con historias basadas, al igual que en muchas películas de Jirí Trnka, en viejas leyendas checas y con una animación tradicional cuadro a cuadro (a cada movimiento milimetrado de una figura corresponde una fotografía hasta completar la acción). Una técnica que - Pollitos en fuga y Tim Burton mediante- es popularmente conocida como stop motion y permite otras referencias: "La danza es el lenguaje del movimiento [motion] y su asociación con la técnica utilizada en este cine era inevitable. Por otro lado, Pavlina Trnka es una excelente bailarina checa cuyo apellido inspira una nueva asociación fortuita con el gran artista al que homenajeamos", indicó Felipe Ibáñez, luego del espectáculo coreográfico brindado en los jardines de la embajada checa como apertura del ciclo.
Una de las dos películas que mañana se exhiben en la sala Lugones tiene su correlato local.
Con Sueño de una noche de verano , que se proyectará juntamente con el corto La abuela cibernética , Trnka obtuvo fama mundial y fue ésta su primera labor rodada en Cinemascope. Una de las maquetas de esta obra se expone, desde hace décadas, en el Museo Internacional del Muñeco dentro de la República de los Niños: "Es una de las dos maquetas que consiguió Cándido Moneo Sanz, que era cineasta, titiritero, hacía marionetas y coleccionaba otras en sus viajes alrededor del mundo", confirma el coordinador del museo, César Luis Serna-Amaya. Por desgracia, el muñeco original que integraba esa escena fue robado hace años, y fue reemplazado por una réplica. Sin embargo, la que corresponde a El buen soldado Svejk conserva los títeres originales que él fabricó. "Estaban hechos de material por dentro con un bañado de goma por fuera. En la escena se representa un furgón de tren sobre las vías, con tres soldados", añade Amaya. En los muñecos puede verse la atención que el animador prestó a la mirada de sus personajes y los ojos más desagradables fueron los del teniente Dub, tan sólo dos puntos que se movían de un lado al otro detrás de unos enormes anteojos.
Salvo por su fama dentro de la vieja Europa del Este, difícilmente su trabajo pueda ser equiparado al de Walt Disney. En el cine del pionero checo, se producía una confluencia entre la necesidad de un público adulto y la adaptación de grandes obras literarias, junto con los problemas sociales, dentro del umbral de posibilidades que permitía la dictadura comunista de entonces. Durante 1945, Trnka realizó dibujos animados, pero en tan sólo un año saltó al cine de marionetas que lo haría célebre. En agosto de 1957, el director estuvo en Buenos Aires presentando sus trabajos, y declaró a la revista del Club Gente de Cine: "En el dibujo animado, la atención se centra en la línea, apartándose de los valores dramáticos. En cambio, en la película de títeres, las escenas culminantes pueden basarse en el detalle tratado en forma estática".
En las obras de Jirí Trnka, subyace el profundo humanismo de un creador que padeció dos guerras mundiales. El 27 de junio de 1969 firmó el manifiesto "las dos mil palabras", que peticionaba por la liberación de la vida política checa. Fue su última aparición pública: murió a fines de diciembre, a los 58 años. La puerta de su casa de la calle Hroznová, del barrio Mala Strana, en Praga, conserva dos tallas en madera como acceso a un mundo decididamente único.
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