El cine local mostró vitalidad y diversidad
MAR DEL PLATA.– Con 19 largometrajes repartidos en las tres competencias oficiales (Internacional, Latinoamericana y Argentina) y varios más en las secciones paralelas, la producción nacional pisó fuerte en esta 28ª edición del festival, que finalizará hoy.
Si bien en no pocos films se repitieron ciertos elementos (a esta altura lugares comunes) que el denominado Nuevo Cine Argentino viene trabajando en las últimas dos décadas (por ejemplo, historias sobre la angustia y el despertar sexual adolescente), también surgieron otros con propuestas renovadoras, aires de experimentación y mucha audacia tanto formal como temática.
Más allá de las casi cuatro horas de Fantasmas de la ruta, regreso triunfal de José Celestino Campusano, la película más ambiciosa y sorprendente de la cosecha 2013 del Festival de Mar del Plata fue Mujer conejo, tercer largometraje de Verónica Chen (Vagón fumador, Agua) ambientado en buena parte en el Barro Chino porteño y que se permite combinar el thriller, el drama romántico y hasta elementos fantásticos y gore con efectos visuales y secuencias de animé, a partir de la historia protagonizada por una hermosa joven de ese origen en la que se exponen el trabajo esclavo instrumentado por la mafia, la corrupción gubernamental y las investigaciones genéticas con animales que convierten a los conejos en una plaga asesina. Aún con sus desniveles narrativos y actorales, el film –que se estrenará comercialmente el jueves, ver aparte– resultó una bienvenida explosión de creatividad, riesgo y delirio ante tanto cine minimalista, intimista y prolijo que se vio este año.
La experimentación aparece en toda su dimensión en La utilidad de un revistero, ópera prima de Adriano Salgado construida en un único plano de 115 minutos. Un verdadero tour-de-force para sus dos actrices (María Ucedo y Yanina Gruden) en una narración en tiempo real que traslada la pureza del teatro al lenguaje cinematográfico. Una escenógrafa y vestuarista de experiencia (Ucedo) recibe en una entrevista de trabajo a una joven aspirante (Gruden) para ver si la puede asistir en una futura puesta. Con el correr de las dos horas, las evidentes diferencias entre ambas darán paso a diálogos y situaciones muy intensas. También bastante audaz en lo formal –aunque menos lograda en su resultado final– es Tiro de gracia, largometraje de Nicolás Lidijover que describe un asalto con toma de rehenes contado íntegramente a través de las imágenes de las cámaras de seguridad de una farmacia, pero con una estructura narrativa que va y viene en el tiempo. No es la primera vez que se utilizan esos dispositivos de vigilancia como gancho narrativo, pero el director los aprovecha con ingenio y destreza técnica en un film a-la-Tarde de perros que pierde parte de su impacto inicial por ciertas manipulaciones emocionales y personajes desdibujados.
En el terreno del documental se destacó una propuesta también muy audaz como I Am Mad, nuevo film de Baltazar Tokman que reconstruye la tortuosa vida de Miguel Ángel Danna, un cuarentón que pasó buena parte de su vida en el seno de una secta liderada en Córdoba por un gurú misógino que combinaba filosofía, artes marciales y neo-hippismo. La historia personal (padre divorciado), la de su multitudinaria y caótica familia (que incluyó la muerte en una piscina de una de sus hermanas siendo niña) y la de esa comunidad espiritual plagada de excesos, abusos y manipulaciones (terminó en un sonado caso judicial) le permiten al director de Tiempo muerto y Planetario trabajar el tema de la despersonalización y la locura. Con testimonios conmovedores, una puesta en escena con varios momentos "lisérgicos" y materiales documentales reveladores, se trata de una incursión en los aspectos más profundos y oscuros del alma humana. Inquietante, por momentos aterradora, y siempre fascinante.