El Principito: un viaje a otros planetas

"¿Cómo será posible decir que se ama a quienes se ama?", se pregunta el mismo Antoine de Saint-Exupéry en la última carta que le envió a su madre, en julio de 1944, un año antes de que desapareciera casi sin dejar rastro alguno. El texto forma parte del libro "Cartas a su madre", un bello relato de este genial autor en el cual no nombra nunca a "El Principito", ese increíble relato transformado en clásico. Y como ocurre con los clásicos, siempre vuelven. Por eso hoy, en el teatro Opera, se estrenará una nueva versión teatral para grandes y chicos protagonizada por Sebastián Francini, como El Principito, Juan Carlos Baglietto, como el aviador, y Patricia Sosa, como la serpiente.

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El montaje es sumamente complejo. Por eso, el miércoles pasado, los actores y técnicos andaban ajustando cada detalle. Y aunque parezca mentira, hasta el saludo final se convierte en una escena en la que que hay que revisar cada gesto. ""El Principito" es una lectura simbólica que representa la muerte del niño en el adulto. En la obra los chicos tendrán la posibilidad de identificarse con un chico metido en un mundo fantasioso del adulto y, desde ahí, ver lo que les pasa frente a los ambiciosos o frente a los poderosos. En realidad, ésa es la aspiración. Ahora bien, si lo logramos dame una semana y te cuento porque justo ahora, a tres días del estreno, nada me conmueve", confiesa tratando de evitar cualquier escena de pánico Eduardo Gondell, director general de este trabajo.

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Otro que no disimula sus chuchos es Juan Carlos Baglietto, para quien "El Principito" será su debut actoral. "Yo soy un tipo que se manda. Esto me entusiasma sobre todo porque me da mucho vértigo. Pensá que en los últimos cinco años de mi vida, por una cuestión conceptual, elegí sentarme en una banqueta, vestirme de negro, trabajar el cuerpo desde el cantante y atarme a la carpeta con las letras. Acá, de golpe, tuve que pararme, vestirme, estudiar una letra y cantar sin una carpeta, que es el vértigo mayor. Pero así es...", dice en medio de su camarín rodeado de sus hijos mientras toma un café con leche con un tostado que, asegura, se parece a un chicle.

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Patricia Sosa tiene más experiencia actoral. Tanto que a su serpiente le dice "bicho", quizá respetando los códigos teatrales que prohíben nombrar a ese animal por temor a las siete plagas. "Si no me llamaban los mataba porque desde el principio quise estar. Sabía que el color de mi voz ayudaba para el personaje", dice recién llegada de una grabación de "Escalera a la fama". Comparándolo con la novela publicada en 1943, su bicha tiene más participación que en el libro. "El director tomó a la bicha como a la voz de la conciencia. Por lo cual, está todo el tiempo acechando al aviador desde el vivo y desde la pantalla", apunta.

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Pero, convengamos, quien tendrá que vérselas es Sebastián que, con apenas 13 años, le dará vida a El Principito. Y si bien el personaje vuela alto, en un mundo mucho más terrenal, él también vuela alto. "¿Por qué?", pregunta.

-Mirá: debutaste en el Gran Rex y ahora estás protagonizando una obra en el Opera. ¿Te parece poco?

-Son dos teatros fuertes, es cierto. Cuando estuve en el Rex haciendo "Chiquititas" fue fuerte y raro que a un chico de mi edad se le diese esa oportunidad. Es raro...

-¿No es muy difícil para un pibe de tu edad no creérsela?

-Sí. El tema de no agrandarse es complejo. "Chiquititas" siempre fue un éxito y el problema es acostumbrarse.... Eso sí, si algún día me llego a agrandar, mis familiares y amigos me van a cagar a trompadas.

-¿Ya le avisaste a algún amigo que si te ven haciendo pavadas te baje de un hondazo?

-Todos lo saben.

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Tanto Baglietto como Sebastián destacan un punto, como dice el autor de la obra, esencial: "por suerte para los que no tenemos mucha experiencia en esto, estamos rodeados de tipos como Roberto Catarineu, Carlos March, Omar Pini o Rodolfo Valss, que saben del paño", dice el rosarino.

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Más allá de las generaciones, "El Principito" sabe a un clásico que (ojalá así sea) en alguna vez de nuestras vidas pasó por nuestras manos. Obviamente, cada experiencia es única. "Lo leí el año pasado y no le entendí -dice sin pose alguna Sebastián-. Pero está bueno. ¿Qué me quedó de esa primera lectura? No sé, no me acuerdo... Hay muchos mensajes que los vas descubriendo con el tiempo". Baglietto lo leyó cuando debía tener 9 0 10 años y le pasó algo similar a Sebastián. "En realidad -apunta-, entendí un cuento con un viaje con un Principito, que es un personaje de cuento aunque esté bajando línea todo el tiempo. Pero en la primera lectura no entendí que todo el viaje que hacía tenía que ver con las miserias humanas. La adaptación para este espectáculo es mucho más popular que el libro en sí. Y diría que está bueno que se transforme en una obra popular ya que es un texto en el cual están en juego los verdaderos valores del ser humano".

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En el caso de Patricia Sosa, el libro "rebotó" por distintos lugares: lo leyó por primera vez cuanto tenía 10 años sin demasiada suerte. "Sin embargo, después lo volví a leer porque en "Rolando Rivas, taxista", no me acuerdo cual personaje, en las escenas de amor hablaba del significado de domesticar. Ahí le dí una lectura mucho más romántica. De grande me di cuenta de que hablaba de las miserias humanas, que se trataba de un texto verdaderamente atemporal. Lo que más me quedó de "El Principito" fue saber que uno, generalmente, tiene lo que más necesita al lado, pero lo va a buscar a otro lado. Ese es un mal adulto, el niño no hace eso porque siempre está con su mamá", dice la ex chica La Torre.

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En escena, al mejor estilo del film "La rosa púrpura del Cairo" o de los catalanes del grupo "La cubana", los actores entran y salen de una enorme pantalla. En el Opera hasta aparece aquel avión que Saint Exupéry conocía a la perfección por sus largos viajes por el desierto del Sahara, la cordillera de los Andes o los turbios aires europeos de la guerra. "Esta experiencia es maravillosa y no pienso perdérmela", dice Sebastián preocupado por su personaje y por su primer año en la secundaria.

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En el libro "Carta a un rehén", Exupéry dice: "Lo esencial es que en alguna parte permanezca aquello de lo cual se ha vivido. Y las costumbres. Y la fiesta familiar. Y la casa de los recuerdos. Lo esencial es vivir para el regreso...". De alguna manera, volver al relato de "El Principito" implica regresar al asombro de cuando éramos pibes. Si el montaje que se estrena hoy logra -apenas- conectarnos con esos chispazos, será una suerte.

En el escenario del Opera está la rosa, el cordero y el bozal para el cordero. O sea, la casa de los recuerdos. Si en medio de esas sensaciones "un niño llega hacia vosotros, si ríe, si tiene cabellos de oro, si no responde cuando se lo interroga, adivinaréis quién es. ¡Sed amable entonces! No me dejéis tan triste. Escribidme en seguida, decidme que El Principito ha vuelto...", suplica Saint-Exupéry en la página final de su entrañable libro.

Megaespectáculo

22: actores en escena

Que entran y salen de una gran pantalla de 10 metros de largo y 4 de alto. El enorme escenario está iluminado por 50 tachos móviles.

De 10 a 40 pesos: es el costo de la entrada

Este fin de semana las funciones serán a las 17, y, el próximo, a las 16, en el teatro Opera (Corrientes 860).

Multimedia: Entre el cine y el teatro

"El Principito", que cuenta con dirección musical de Eduardo Frigerio, tiene acciones en vivo y otras grabadas en Mendoza que dan la idea del desierto del Sahara.

Por Alejandro Cruz

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