En vos confío, el premiado documental de true crime argentino que quiebra con éxito los esquemas de su narrativa

En vos confío (Argentina/2023). Dirección y guion: Agustín Toscano. Fotografía: Arauco Hernández Holtz. Edición: Mariana Scarone. Música: Bruno Masino. Duración: 81 minutos. Nuestra opinión: buena.

En vos confío plantea su estructura narrativa desde los primeros minutos, con una imagen cenital de la zona aledaña a un convento, una placa en la que se lee “Obertura”, y el nombre de la primera viñeta de este estremecedor trabajo de Agustín Toscano: “La novicias”. Luego, vemos a dos mujeres interpretando a las protagonistas de la historia real, Susana y Nélida, quienes expresan sus sentimientos a través del poder del canto, en una suerte de tramo musical donde conocemos la génesis de un vínculo que comenzó en su juventud y que continuó por fuera del contexto eclesiástico, si bien la religión las iría a acompañar toda la vida. Nunca como un peso, más bien como una certeza de que los llamados espirituales están allí para ser escuchados

El documental apela a la recreación del caso real en el que pone la lupa, pero lo hace con una inventiva admirable, aprehendiendo las incertidumbres, y creyendo firmemente en que, para abordar un relato tan intrincado, no hay margen posible para los lugares comunes vistos en infinitas producciones true crime. Por lo tanto, el trabajo de Toscano, quien fue galardonado con el premio al mejor director en la Sección en Competencia “Rebeldes con Causa” del Tallinn Black Nights Film Festival en Estonia, escapa de las convenciones y toma riesgos que casi siempre funcionan.

Los planos abiertos de la naturaleza, del río, de los árboles y el viento que va moviendo sus ramas con delicadeza, encuentran su contracara en lo que sucede en la cárcel de mujeres de Tucumán desde donde Susana y Daniel (quien hizo la transición luego de haber formado una familia con su novia) brindan sus testimonios sobre un episodio que, en 2006, sacudió a la provincia: la desaparición de una docente amiga de ambos, Beatriz “Betty” Argañaraz, cuyo cuerpo nunca fue encontrado.

La pareja fue acusada de asesinar a la mujer y condenada a 20 años de prisión. En los 16 años que llevan tras las rejas, siempre proclamaron su inocencia. Toscano tenía una tarea compleja entre manos: darles voz a Susana y Daniel para conocer su propio infierno personal, desnudar los pormenores del juicio con imágenes de archivo, y mostrar el efecto dominó de la condena. Es entonces cuando ingresa la figura de Érika, hija de la pareja, quien fue separada de su familia a los ocho años y sufrió episodios de abuso en un hogar en el que fue reubicada. Si bien la joven aparece poco en el documental, su presencia es significativa. En su rostro se vislumbran los coletazos de una decisión que la transformaría por completo, una decisión que pone de relieve la desprotección de los niños cuando quedan a merced de la Justicia.

En su afán por abarcar todas las aristas del caso, Toscano deja poco margen para la historia de Argañaraz, quien hasta el día de hoy continúa desaparecida. Aunque es evidente que el realizador siempre quiso posar su mirada sobre Susana y Daniel, como producción true crime se desvía de un approach polifónico (solo contamos con el testimonio de una abogada de la familia de la docente) en pos de perseguir otro foco: el del retrato espeso de la vida intramuros. Así, la cotidianidad en la cárcel se registra con un tono operístico que le da otra tesitura a la tragedia y a las incertezas que se desprenden de esta.

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