Gladiador: el film que revivió un género olvidado y convirtió a Russell Crowe en un inesperado símbolo sexual
Hace 20 años, en mayo de 2000, el año en el que según los creyentes del Y2K el mundo iba a sucumbir ante un apocalipsis informático, Hollywood se remontaba a los orígenes de la civilización occidental con Gladiador, de Ridley Scott. La historia de Máximo, un general romano obligado a luchar en las arenas del imperio como gladiador, y de su rivalidad con el cruel nuevo César, Cómodo, marcó el regreso de un género olvidado por ese entonces: el péplum o "cine de espadas y sandalias".
Aquel cine épico que había subyugado a los espectadores con películas como Ben-Hur y su inolvidable carrera de cuadrigas (Willian Wyler, 1959), Espartaco (Stanley Kubrick, 1960) o las producciones europeas protagonizadas por el ex Mister Universo Steve Reeves, no poblaba las pantallas desde hacía más de 30 años. Y si bien Gladiador no es un exponente típico del género –varios críticos señalaron que se parece más a una película de deportes que a aquellas que deben su nombre a la túnica sin mangas abrochada al hombro de esa época—, abrió el camino a más producciones ambientadas en la Antigüedad, como Troya (Wolfgang Petersen, 2004) o 300 (Zack Snyder, 2006).
Un hijo dolido y un padre con sed de venganza
El argumento de Gladiador puede resumirse así: Máximo (Russell Crowe) es un respetado general del Imperio Romano a quien el emperador, Marco Aurelio (Richard Harris), hace en el frente un último encargo antes de que pueda regresar a su hogar: viajar a Roma para reinstaurar la república. Enterado de que Marco Aurelio no prevé legarle la corona, su hijo, el inestable Cómodo (Joaquin Phoenix) asesina a su padre y manda a matar al general, a su esposa y a su hijo.
Si bien estos dos últimos mueren asesinados, Máximo logra deshacerse de sus verdugos pero es capturado y vendido como esclavo a Próximo (Oliver Reed), quien lo obliga a luchar como gladiador. Cuando la fama de Máximo lo lleva a combatir en el Coliseo de Roma, Cómodo se da cuenta de que sigue vivo. Sediento de venganza, Máximo urde un complot junto a la hija de Marco Aurelio, Lucilla (Connie Nielsen) para destronar al despótico Cómodo. Si bien el plan fracasa, Máximo finalmente mata a Cómodo en un duelo en el Coliseo, pero muere junto a él a causa de sus heridas.
El film fue un éxito de taquilla (la producción costó 103 millones de dólares y terminó recaudando 460 millones en todo el mundo) y se llevó cinco premios Oscar, entre ellos mejor película, mejor actor para Crowe y mejores efectos visuales. Hace poco, Scott confirmó en una entrevista con Variety que se está trabajando en una secuela; al parecer, transcurrirá 25 años después de la muerte de Máximo y tendría como protagonista al hijo de Lucilla y sobrino de Cómodo, Lucio.
Una película clave para Russel Crowe y Joaquin Phoenix
Gladiador lanzó a Crowe al estrellato. Hace tres años, en una entrevista con el moderador británico Jonathan Ross, el australiano recordó con una divertida anécdota el momento en que se dio cuenta de que ya nada sería igual. De compras en Roma, advirtió una multitud agolpada frente al negocio donde se encontraba. A la salida, le preguntó a un policía qué pasaba, quien le contestó en un simpático cocoliche: "You, gladiatore, you are going on!" ("¡Vos, gladiador, vos estás pasando!"), mientras decenas de fanáticos le gritaban entusiasmados: "¡Massimo! ¡Massimo!". A mediados de 2018, Crowe regresó a Roma para asistir a una proyección de Gladiador con música en vivo en el Coliseo y contó que en una conversación telefónica reciente, Scott le había dicho: "¿Sos consciente de que todas las noches de la semana, en horario central, en algún lugar del mundo están dando Gladiador en la tele?".
Por otra parte, su look de pantalones cortos, musculosas de malla metálica, muñequeras y botas de cuero en Gladiador lo elevó al estatus de símbolo sexual, algo que quedó reflejado incluso en la ficción. En un capítulo de la serie Sex and the City, cuando Samantha les preguntaba a Carrie y Miranda con quién fantaseaban, las dos le respondían al unísono: "¡Russel Crowe!".
En el caso de Phoenix, su interpretación de aquel hijo herido por el rechazo de su padre lo consolidó como un experto en personajes excéntricos y desequilibrados. En su papel de Cómodo puede advertirse el germen de otros posteriores como el veterano de guerra de The Master o su más reciente Guasón. Él mismo se retrató como alguien bastante extraviado en el falso documental sobre sí mismo I’m Still Here, de su entonces cuñado Casey Affleck.
La CGI, una herramienta clave para el film
Scott tenía claro desde el principio que no quería hacer una película típica de "espadas y sandalias" con romanos dejando caer lánguidamente uvas en su boca. "Uno de los desafíos más grandes a la hora de hacer una película de época es que no se perciba como una película de época", afirmaba el director en un detrás de escena del film titulado Strength and Honour.
Para recrear la Roma antigua, Scott contó con la animación digital o CGI (computer-generated imagery), una técnica que Steven Spielberg había llevado a un nuevo grado de sofisticación con Jurassic Park (1993) y una herramienta de la que no habían dispuesto los directores de las péplum originales, como La caída del imperio romano (Anthony Mann, 1964), relacionada al igual que Gladiador con la sucesión de Marco Aurelio en manos de su hijo Cómodo.
Para recrear el Coliseo de Roma, donde transcurren escenas clave de la película como la impactante batalla de los gladiadores liderados por Máximo contra una horda de bárbaros y amazonas en cuadrigas, se construyó una estructura de yeso y madera de unos 30 metros de alto en forma de semicírculo. Los últimos dos niveles fueron añadidos mediante animación digital, así como los 35 mil espectadores de las gradas superiores.
Sin embargo, la verdadera epopeya de los especialistas en CGI del film fue resucitar a Reed, quien murió desplomándose sobre el suelo de un bar de Malta en pleno rodaje. Para no tener que grabar de nuevo numerosas escenas con un reemplazo, proyectaron el rostro digitalizado del actor inglés sobre el de un doble de carne y hueso.
Un duro entrenamiento y un permiso para quemar árboles
El empleo de CGI no debe confundir al lector: el rodaje de Gladiador duró 18 semanas, demandó la construcción de costosos sets, la fabricación de unos 10 mil trajes y 24 cuadrigas, y el empleo de unos 800 extras.
Mientras que las calles de la antigua Roma fueron recreadas en el Fuerte Ricasoli, en Malta, una construcción del siglo XVII (locación usada luego para Troya y Ágora, de Alejandro Amenábar), la ciudad romana de Zuccabar, donde Máximo es vendido a Próximo, fue reconstruida en el pueblo de Ait Ben Haddou, cerca de Ouarzazate, en Marruecos. Emplazado a los pies de la cordillera del Atlas, en medio de un paisaje desértico, ya había albergado en el pasado a la producción de Lawrence de Arabia (1962), de David Lean. En tanto, las decenas de animales empleados en el set africano (cuatro leones, dos tigres, dos leopardos, dos jirafas y diez avestruces) fueron trasladados desde el zoológico de Rabat debido a que las leyes marroquíes no permitían importarlos.
Otra gran hazaña fue la imponente escena de la batalla contra los germanos, al inicio de la película, filmada en los bosques de Bourne, en Inglaterra, y para la que se emplearon una catapulta de tamaño real, 400 arcos y más de 20 mil flechas. Gracias a un acuerdo con la Comisión Forestal, que buscaba deforestar la zona, Scott pudo incendiar parte de los bosques, dotando la secuencia de un impactante dramatismo.
Tanto Crowe como Djimon Hounsou y Ralf Moeller (sus compañeros gladiadores Juba y Hagen en la ficción) tuvieron que entrenar duro para interpretar a los entertainers del Imperio Romano. En el detrás de escena Strength and Honour, Moeller aseguraba haber practicado sus escenas de lucha durante unas ocho horas a lo largo de diez días.
En la reciente entrevista del elenco con Variety, Hounsou reconoció haberse dejado llevar y lastimado sin querer a alguien en una escena en el Coliseo, mientras que uno de los cinco tigres reales arrojados a la arena para la escena en la que Máximo se enfrenta a Tigris el Galo –controlados con cadenas por sus adiestradores - casi le pega un zarpazo a Crowe.
"Si estás rodando por el piso en secuencias gigantescas, con cientos de movimientos coreografiados, lidiando con caballos y tigres y otras cosas que pueden salir mal, por supuesto que va a haber heridas", opinó en la misma entrevista el australiano, quien entre otras cosas perdió cartílago en los dedos del pie, agravó una lesión de sus tendones de Aquiles y se lastimó la cadera en una caída.
¿Cuánto hay de real?
Si bien el guion de Gladiador lleva la firma de David Franzoni, John Logan y William Nicholson, los actores participaron activamente en él durante el rodaje. Al parecer, Phoenix añadió el grito de "¿Acaso no soy misericordioso?" a la tensa escena junto a Nielsen en la que Cómodo descubre que Lucilla estuvo complotando en su contra, mientras que cuando Máximo describe el olor de la cocina de su hogar, en España, Crowe no estaba haciendo más que describir el de la suya en Australia.
Sin embargo, más allá del libreto, tanto Marco Aurelio como su hijo existieron en la realidad. Cómodo sucedió a su padre en el 180 después de Cristo y fue el único emperador de la historia al que le gustaba luchar como gladiador. Aunque a diferencia de la película, no murió en la arena, sino asesinado por un atleta llamado Narciso.
Máximo, por su parte, es un personaje de ficción, en el que algunos historiadores han visto paralelismos con personajes como el mismo Narciso o Espartaco, el gladiador que lideró una revuelta de esclavos. Para los fanáticos de la película, poco importa. Máximo siempre será aquel héroe que, en una de las escenas más recordadas de la película, afirmaba: "Mi nombre es Máximo Décimo Meridio, comandante de los Ejércitos del Norte, general de la Legión Félix, leal servidor del legítimo emperador, Marco Aurelio. Padre de un hijo asesinado, marido de una esposa asesinada. Y tendré mi venganza, en esta vida o en la próxima".
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