Llega "Cortázar: apuntes para un documental"
Es el nuevo largometraje de Eduardo Montes-Bradley
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La última incursión de Eduardo Montes-Bradley en el mundo de los escritores (antes realizó "Soriano", "Harto The Borges" y "Los cuentos del timonel") se titula "Cortázar: apuntes para un documental", que se estrenará pasado mañana en el Cosmos. En este acercamiento al autor de "Rayuela", novela emblemática de los años 60, Montes-Bradley se concentra particularmente en "el inesperado giro" de Cortázar hacia el compromiso político a partir de su visita a Cuba, a comienzos de esa década. Alrededor de ese aspecto rondan los testimonios de varios intelectuales (entre otros, Claribel Alegría, Manuel Antín, Ernesto Cardenal, Liliana Hecker, Tomás Abraham, Alejo Carpentier, Octavio Paz, Osvaldo Bayer y Juan Carlos Onetti) que recrea el documental.
"Generalmente mi aproximación a un sujeto "documentable" tiene más que ver con lo que sobre él me incomoda que con el fruto de la admiración desmedida. No busco "personajes" que me deslumbren; más bien me rebelo contra aspectos de esos personajes que me sirven para cuestionarme, y en cierta medida también a mi generación", dice Montes-Bradley cuando se le pregunta por qué le interesó abordar a Julio Cortázar. "No fueron entonces los libros de Cortázar -agrega- los que me provocaron, sino las lecturas que sus lectores y biógrafos hicieron de él. Supongo que debe haber tantas perspectivas como voluntades, tantos perfiles como voluntarios. La pregunta que me hago tres años después de haber emprendido este viaje es si acaso todas esas perspectivas pueden conformar un solo Cortázar que sintetice las desinteligencias de la clase media."
-Antes que plantear una "biografía" el documental hace foco en una etapa de la vida del escritor, y en particular, de sus obras. ¿Te propusiste ese recorte desde el comienzo del proyecto?
-No. La intención fue mucho más amplia. A medida que avanzaba fui percibiendo que una "biografía" era prácticamente imposible de desarrollar. Se ha escrito y filmado bastante sobre Cortázar. Sin embargo, todas son miradas parciales, unas más que otras, pero parciales al fin. Y digo imposible no sólo por la complejidad del sujeto, sino por lo intrincado de mis cuestionamientos en torno de cada uno de los pliegues que fui descubriendo.
-¿Cuál fue el punto de partida para elegir a los intelectuales que aparecen en "Cortázar..."?
-En principio te diría que no fui muy selectivo. Debo haber conversado, a medida que impresionaba celuloide, con no menos de setenta y seis personas bien dispuestas a discutir el tema. Uno me fue llevando de la mano al otro y cada testimonio me sugería una locación, un nombre distinto de la agenda cortazariana. Sin embargo, a la hora de editar primó un requisito: deberían quedar afuera los discursos institucionales.
-¿Cuáles, por ejemplo?
-Me refiero a la izquierda y al conservadurismo institucional. También a la mirada del aparato cultural latinoamericano y a la piadosa obsecuencia de los europeos cuando se trata de ser políticamente correcto frente a un icono latinoamericano. El protagonista de "Apuntes para un documental" es el esbozo del Cortázar que podría haber sido de no haber mediado tantos intereses en torno de su figura y la posibilidad de sacarle rédito político o cultural.
-En el documental incluís fragmentos de películas infantiles.
-Creo que no es difícil imaginarse a Cortázar como una suerte de Gulliver, quiero decir: la idea no requiere demasiada imaginación. Desde luego podría haber evitado esa obviedad. En principio las imágenes estaban en la moviola de apoyo. Verlo a Gulliver mañatado y rodeado de enanos me servía para buscar desatar al Cortázar que se había enredado gracias a la cordial solidaridad de los liliputienses de su tiempo. A medida que avanzaba en la compaginación fui acostumbrádome a ver uno en el otro, Cortázar y Gulliver fueron lo mismo después del segundo acto, después de las comparaciones que hacen Hugo Gutiérrez Vega y Juan Madrid con Jonathan Swift y Peter Pan respectivamente. Con las inclusiones del Dr. Jeckyll y Mr. Hyde -con Abbott y Costello- me sucedió algo parecido. Después de todo, la analogía fue establecida hace ya muchos años por el propio Cortázar: él dijo sentirse "como el Dr. Jekyll y Mr. Hyde"; lo único que yo hice fue pedirle a Abott y Costello que me dieran una mano para recrear el juego de esa contradicción.
-El film reúne filmaciones en 8 mm del propio Cortázar: ¿cómo llegaste a éstas y cómo fue el trabajo de compaginarlas?
-Las imágenes forman parte de una serie de descubrimientos a los que fui llegando gracias, en principio, a la generosidad desmedida de Aurora Bernárdez, que puso en mis manos los tambores con el positivo expuesto y revelado de todas las filmaciones caseras de Cortázar. Los rollos estaban desordenados y me dispuse a mirarlos una y otra vez. No sé cuántas veces los vi, hasta que finalmente la secuencia empezó a cobrar sentido y supuse (en un gesto de arrogancia desmedida) que había entendido cómo fueron rodadas y cuál fue la intención que Cortázar les había asignado. Así fue como empecé la remasterización de cada una de las tomas que consideraba indispensables para mi documental, para después armarlas como quien arma un rompecabezas que se inserta en la última jugada en el discurso de los testimoniantes.
-La inclusión en el título de "apuntes para un documental" deja la puerta abierta al espectador para una relectura sobre la militancia política de Cortázar. Pero, además, ¿abre la posibilidad de otro trabajo sobre este escritor?
-Creo que esa relectura es indispensable. Y que la idea de militancia debe reformularse para liberar finalmente a la izquierda de todo resabio militarista y estupidizante. Quiero decir: hay una izquierda inteligente y una izquierda estúpida, militarista y sentimentaloide que por momentos me recuerda el fascismo. Repensar a Cortázar teniendo en cuenta que existen mucho más que dos ejes cartesianos y un plano único sobre el que nos aplasta la realidad es el primer paso para pensar que la cosa no termina en estos apuntes y que, indefectiblemente, habrá más.
De las letras a la pantalla grande
La relación entre Cortázar y el cine tiene varios antecedentes. Unos cuantos directores intentaron, con resultados dispares, acercamientos a la obra de este escritor. En el cine argentino, el referente es Manuel Antín, con sus largometrajes "La cifra impar" (sobre el cuento "Cartas a mamá"), "Circe" (guión sobre el cuento homónimo, cuyos diálogos escribió el propio Cortázar) e "Intimidad de los parques" (basado en ese cuento y en "El ídolo de las cícladas"). Pero también están "El perseguidor", de Osías Wilenski (según un cuento de Cortázar inspirado en la vida de Charlie Parker), la coproducción argentino-hispano-francesa "Diario para un cuento", de Jana Bokova, y "Cortázar", de Tristán Bauer, con el fuerte atractivo de los testimonios del propio escritor. Ahora se suma el documental de Eduardo Montes-Bradley. Fronteras afuera, las historias de Cortázar tentaron -entre otros- a cineastas como Luigi Comencini y Michelangelo Antonioni, el creador de "Blow Up".
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