
Oscar Isaac, de los Coen a súper estrella
Nació en Guatemala, de madre guatemalteca y padre cubano. Creció en Miami, estudió en Juilliard en Nueva York. Durante una década tuvo papeles mínimos y secundarios en el cine. Hasta que los hermanos Coen lo eligieron para protagonizar Inside Llewyn Davis: Balada de un hombre común. Desde ese momento su carrera creció. Mejor dicho: no creció, explotó. Porque no sólo pasó a tener protagónicos, sino que se convirtió en estrella.
A tres años de la presentación en Cannes de la película de los Coen -mayo 2013, festival de Cannes- Isaac inunda los afiches y los cines del mundo como el villano excluyente de la nueva X-Men: Apocalipsis. Isaac, debajo de mucho maquillaje y parafernalia, es el Apocalipsis del título. A pesar del disfraz se notan su rostro, sus gestos que entienden que ampuloso no es lo mismo que exagerado, sus ojos hundidos y siempre con algo de tristeza, su star quality, su magnetismo de estrella descubierto por los Coen. Además de atribulado cantautor country a principios de los sesenta y villano desde el Imperio egipcio a los ochenta del siglo XX, Isaac fue -y es, porque sigue la serie- héroe en la nueva trilogía de Star Wars: es Poe Dameron, y hay producción industrial de figuras de acción con sus facciones. Y como si todo esto fuera poco, en tres años Isaac diversificó sus inversiones como actor, entre otras cosas protagonizó De amor y dinero junto a Viggo Mortensen y Kirsten Dunst, El año más violento con Jessica Chastain con dirección de J.C. Chandor y Ex-Machina con Alicia Vikander. Y se vienen más proyectos, con grandes directores y grandes compañeros de elenco. A estas alturas decir que es un actor de notable versatilidad debería ser entendido como una afirmación redundante.





