Ozon, el niño mimado del cine
Tiene nada más que 33 años y las principales estrellas de Francia se desviven por trabajar en las películas que dirige
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Es el niño mimado (y envidiado) del cine francés. Por él actualmente las más glamorosas divas calman sus exigencias y se entregan a sus designios. Este realizador de 33 años, que cuenta con cinco películas (en la Argentina se lo acaba de conocer por la adaptación de la pieza de Rainer Werner Fassbinder "Gotas que caen sobre rocas calientes" y a partir de mañana por una muy diferente, "Bajo la arena"), ya ha cambiado muchísimas veces el día y horario de la charla con La Nación . Pero esa comprensible falta de tiempo que en el momento del hartazgo puede considerarse como soberbia de "enfant terrible" se supera cuando Franois Ozon finalmente atiende el teléfono de su casa, en la medianoche parisiense.
Rápido y sin vueltas, dice que quiere "seguir su instante", que no puede parar de filmar. Y salta entre temas, géneros, estéticas, planteos narrativos bien diferentes. Lo más notable es que a pesar de los diversos riesgos que elige correr, el muchacho con nervio para la improvisación constante consigue no perder el equilibrio ni la profundidad. Así es como el joven Ozon después de su sátira familiar "Sitcom"; de su film de terror "Les amants criminels"; de la comedia dramática "Gotas...", y de la sutil y madura "Bajo la arena", protagonizada por la maravillosa Charlotte Rampling, ahora está en pleno montaje de la comedia policial "Huit femmes", en la que dirigió a Catherine Deneuve, Fanny Ardant, Isabelle Huppert, Emmanuelle Béart y Virginie Ledoyen. Y aunque dé risa, no queda otra que creerle cuando afirma que, la próxima, será "una película con animales".
En realidad, fue el éxito de crítica y de concurrencia de "Bajo la arena", vista por 650.000 espectadores en Francia, el hecho que lo ubicó en este lugar central de la escena francesa y mundial. El recuerda que esta película triste, pero no sentimental (aunque sí de una profunda comprensión sobre el proceso de aceptación del dolor), se materializó una vez que pudo desenterrar un recuerdo de infancia. Desde sus 9 años, en una de sus vacaciones en la playa, en su cabeza quedó una mujer que volvía sola a su casa con las pertenencias de su marido y la incertidumbre ante su desaparición. Luego, círculos de helicópteros en el cielo, el trabajo de los guardavidas, el movimiento del mar, y la nada.
Con todos los altibajos de las mareas, "Bajo la arena" empuja al espectador a permanecer en la cabeza de Marie en sus cambiantes estados de ánimo. Una mujer que no sabe qué pasó. Tampoco puede entender especulaciones sobre la desaparición de su marido (el imponente Bruno Cremer) porque necesita negar toda evidencia, y así se inventa un mundo imaginario para seguir viviendo.
-¿Cómo fue el proceso de esta película que escribió y filmó en dos partes, en diferentes formatos, que no consiguió interesar a productores aunque contó con el apoyo de una actriz como Rampling?
-Sí, cuando empezamos a filmar en 35 milímetros sólo tenía pensado y escritos los primeros 20 minutos de la película (que sólo se trataba del seguimiento de la pareja hasta la desaparición de él). Como no conseguí financiación, tuvimos que parar y seis meses más tarde continuamos la historia en el invierno parisiense, y en súper 16. Y Charlotte quiso correr el riesgo de filmar sin saber cómo iba a terminar esta aventura. No muchas actrices en Francia aceptan eso. Yo estaba muy contento porque es una actriz que no hemos visto después de mucho tiempo.
-¿Es su película más madura?
-No sé. Estoy contento de que haya sido muy bien recibida, pero pienso que mis otros films son tan profundos como éste. Pero como este último habla de una mujer de 50 años la gente se ha sentido muy tocada y parece un film más adulto...
-¿El duelo de esta mujer ha sido un pretexto para hablar de cómo una persona enfrenta el dolor?
-En realidad, me interesó hablar de la soledad de una mujer en situaciones muy cotidianas. Y pensé que esta historia era el medio ideal para acercarnos a ella, porque no hay muerte...
-¿Usted también la niega?
(Ríe) -Bueno, no se sabe si él murió. Es la ausencia. Cómo vivir sin la persona que se ama, ya esté muerta o no. Cómo encontrarse totalmente sola en su cama con el lugar vacío del otro. Cuando ella toma la decisión de ver un cadáver inmediatamente rechaza la evidencia. Para mí, ella sabe que es Jean, pero no quiere aceptarlo y llorar delante de un médico y un policía.
-¿Por qué pidió ayuda a tres guionistas mujeres (Emmanuelle Bernheim, Marina De Van y Marcia Romano)?
-Tuve necesidad de saber si eran creíbles algunas escenas en la manera de ser de Marie, la cuestión de si era posible que esta mujer trate de estar con otro hombre, por ejemplo. La escena en la que ella está con su amante en la cama y le da un ataque de risa porque lo encuentra muy liviano en relación con su marido, la hablé mucho con una de las guionistas. Parece muy simple al ver el film, pero fue mucho trabajo llegar a la simplicidad. Yo quería que ella se riera, pero no sabía por qué, o en todo caso qué es lo que ella debería decirle a él después de reírse.
-¿Cómo guió a Charlotte Rampling?
-Es una mujer hermosa de 56 años. Ella estaba muy motivada por la historia porque recordaba historias de su vida, ella ha vivido también duelos y dramas y comprendía a Marie. Y luego aceptó que la filmara en bruto, sin ningún tipo de filtros que matizaran su propio paso del tiempo.
-La escena entre Marie y su suegra (una escena brillantemente actuada) hace pensar qué es lo uno cree conocer de la persona amada...
-Exactamente. Esta mujer de golpe se da cuenta de que no conoce bien a su marido. Genera mucha angustia cuando se pierde a alguien que se quiere mucho y se descubre un secreto, por ejemplo.
-¿Consultó a terapeutas sobre el proceso del duelo?
-Le conté la historia a un psicoanalista que me dijo que no me equivocaba. Y que esa mujer no estaba loca sino que trataba de sobrevivir. A la vista de los otros, Marie puede parecer loca, pero justamente el hecho de no aceptar la muerte la ayuda a realizar su trabajo de duelo. Ella hace un vacío alrededor suyo, lo cual es insoportable para los otros. Además, en su caso es inevitable la negación al no tener un cuerpo.
-¿Por qué eligió un personaje femenino para protagonizar esta historia?
-Creo que una mujer es más interior, y la locura femenina es más interesante que la masculina. Hay muchos roles en el cine para hombres de 50 años y muy pocos para las mujeres de esa edad. Hay una obsesión en Francia con hacer películas con actrices muy jóvenes. Yo quise mostrar que a los 50 años todavía se está vivo, que se puede tener una historia de amor, y vivir cosas interesantes.
-¿El final tiene varias interpretaciones según la capacidad de negación o aceptación del espectador?
-Sí, cada uno puede imaginar lo que quiera. Yo no doy la solución. Está en el espectador en darle el fin que quiera.
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