
Retrato de Priebke en "Un pacto de silencio"
Cómo Bariloche encubrió al nazi
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Hay constantes que dominan el cine y la vida del documentalista y periodista nacido en Bariloche, Carlos Echeverría. Su perfil bajo lo mantuvo alejado de las estridencias festivaleras y de las estrategias efectistas de difusión. Con su obra fílmica y su trabajo como investigador de programas periodísticos, se mantuvo siempre cerca de los contenidos políticos que le interesaban. Echeverría, 42 años, criado en la comunidad alemana de Bariloche, es tan obsesivo en sus investigaciones que, para citar un ejemplo, decidió no entrevistar al oficial SS Erich Priebke (uno de los mayores responsables de la masacre de las Fosas Ardeatinas en Roma y que fue más tarde director de un colegio en Bariloche) porque “no tenía más de dos preguntas en la valija y necesitaba más datos”.
Sus películas (cuatro largometrajes entre los que se encuentran “Cuarentena” y “Juan, como si nada hubiera sucedido”) nunca llegaron a estrenarse comercialmente. Como muestra está lo que sucedió en los años ochenta con “Juan….” (sobre el único desaparecido en Bariloche): le volaron la casa al que presentó la película en el canal 10 de Tucumán.
Pero este sábado Echeverría lo hará por primera vez con “Pacto de silencio”, a las 19.30, en el Malba. Una película que de algún modo reúne todas esas constantes. Este documental parte de la detención de Erich Priebke en 1994, en Bariloche, como una excusa para analizar la identidad argentina de los descendientes de alemanes que se afincaron históricamente en Bariloche. “Viven como en un microclima, con una idealización cultural y política de Alemania, cumplen con los mandatos paternos y sueñan con trabajar en una empresa alemana como si ésa fuera la realización de la vida”, explica Echeverría, hijo de una alemana, la “oveja negra” de una familia que no quería que se casara con un argentino. Sin embargo, Echeverría no pudo evitar la estricta educación germana en Bariloche, y hasta terminó estudiando cine en Munich como si fuera un destino inexorable.
Pero hay algo más que Echeverría quiere poner de relieve detrás de la postal idílica de montañas nevadas, lagos azules, alerces, pinos y araucarias. "Había un supermercado en Bariloche que publicaba historias de la ciudad, de los pioneros alemanes, y cada tanto te encontrabas con un relato simpático -cuenta el realizador-. Pero una vez al leer una reseña me encontré con la historia de la comunidad alemana en Bariloche contada desde el cuento de hadas en donde el despojo y el exterminio físico y cultural de los mapuches no se tocaba."
Negación de una comunidad
Así fue como Echeverría se puso a reflexionar, una vez más, en la "negación" que está instalada en buena parte de la comunidad. Incluso, el hecho de que Bariloche mirado desde afuera sea considerada refugio de los nazis, tampoco al decir de Echeverría, ha servido para que haya una reflexión acerca de lo que eso significa. "Ese es otro estereotipo, más que nada fomentado por los historiadores fascinados con los nazis fugitivos. Lamentablemente, el nazismo sigue vendiendo mucho. A mí, más que mostrar Bariloche como la cucha de esos cucos me interesó intentar fisurar, desde adentro, lo que tiene que ver con lo que han heredado los descendientes de los nostálgicos nazis, y cómo a través del silencio se fue transmitiendo de generación en generación la negación de lo que ocurrió en la historia."
Echeverría busca un ejemplo. Dice: "Es como si de repente el Tigre Acosta viviera en Finlandia y fuera extraditado a la Argentina. Los finlandeses bien podrían decir: «Mientras estuvo acá se portaba muy bien, pagaba todos sus impuestos, nunca se metió con nadie....». Claro, no importa si ese hombre asesinó en la Escuela de Mecánica de la Armada".
El documental "Pacto de silencio" fue filmado en Alemania, Italia, Chile y la Argentina, con testimonios y hasta grabaciones caseras en las que miembros de la comunidad alemana de Bariloche comen amigablemente un asado con Priebke o en la que él entrega unos diplomas a los egresados de la Escuela Primo Capraro, que él dirigió con el beneplácito de toda una sociedad.
Echeverría no alcanzó a entrevistar a Priebke, lamentablemente. Pero sí se cruzó con él en una escena de "Pacto de silencio". Priebke sale de una misa y cuando sus amigos se dan cuenta de que la cámara de Echeverría está allí, lo rodean, intentan tapar la cámara con guantes hasta que se escucha fuera de cuadro "el" comentario: "¡Para qué estudiaste en la escuela alemana!". "Yo lo estaba filmando para un programa periodístico. Pero esa situación fue otro de los puntos decisivos para que yo dirigiera «Pacto de silencio», porque quienes rodean a Priebke me cuestionan que yo no esté también defendiéndolo. La decisión de hacer esta película no pasó tanto por reflexionar acerca de lo que pasaba conmigo y mi identidad porque yo nunca tuve dudas acerca de mi identidad cultural como argentino. Sino por lo que pasaba por la cabeza de los descendientes alemanes en Bariloche: cómo a 50 años de 1945 esa gente sigue pensando igual."
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