En Sólo la verdad, una investigación periodística se convierte en odisea
Sólo la verdad (Truth, EE UU -Australia/2016) / Dirección: James Vanderbilt / Guión: Vanderbilt, sobre Truth and Duty: The Press, The President and the Privilege of Power, de Mary Mapes / Fotografía: Mandy Walker / Edición: Richard Francis-Bruce / Música: Brian Tyler / Diseño de producción: Fiona Crombie / Elenco: Cate Blanchett, Robert Redford, Topher Grace, Elisabeth Moss, Bruce Greenwood, Stacy Keach, John Benjamin Hickey, Dermot Mulroney, Dennis Quaid / Distribuidora: Distribution Company / Duración: 121 minutos / Calificación: apta para mayores de 13 años / Nuestra opinión: buena
En el mismo año del triunfo de En primera plana en el Oscar, el guionista de Zodíaco, James Vanderbilt, ha elegido el ambiente de la investigación periodística para iniciarse como director. El título original es tan ambicioso como abierto a infinitas controversias, Verdad, y apunta a un caso que, aunque conocido, no tuvo entre nosotros la comprensible y ruidosa repercusión que mereció en los Estados Unidos. Se trata de la investigación que en 2004, en vísperas de la reelección de George W. Bush, puso en el aire la cadena CBS en su famoso ciclo 60 minutos y que revisaba el pasado del presidente, alegando que se había valido de sus influencias familiares para ingresar en la Guardia Aérea Nacional de Texas y así evitar su participación en Vietnam.
Con todo, el film no se ocupa especialmente del compromiso militar de Bush, sino de las dificultades que debió afrontar el equipo de investigación periodística, especialmente la productora May Mapes (Cate Blanchett) y el veterano presentador, famosa figura de la televisión, Dan Rather (Robert Redford) para concretar ese servicio y sobre todo en las críticas, los cuestionamientos y hasta las persecuciones que tuvo que sobrellevar después de su difusión.
El libro de Mapes, Truth and Duty: The Press, The President and the Privilege of Power, provee la base para el material ficcional que Vanderbilt organizó con apreciable claridad -no exenta de algunos estereotipos ni de algunos abusos discursivos- y volcó en imágenes con el nervio y el dinamismo necesarios, aunque es notorio que el film gana en intensidad y atractivo a partir del momento en que comienzan los rechazos, en los que los blogs tienen intervención activa; aumentan las presiones y en la misma medida que éstas se incrementan, las desmentidas proliferan. Por supuesto, el punto de vista es siempre el de Mapes, cuyo personaje se adueña con justicia del centro de la historia (porque lo exige el guión y lo hace inevitable la poderosa presencia de la siempre admirable Cate Blanchett).
El film mismo lo hace suyo, aunque no deja de resultar curioso que en el fondo, Truth no celebre un triunfo como suele suceder en otros films sobre controversias periodísticas. Para algunos espectadores, el hecho de que Sólo la verdad no provea una conclusión cierta de la historia real puede resultar un poco frustrante.
Como ya es habitual, Cate Blanchett es, aun en medio de un elenco en el que el brillo actoral es previsible teniendo en cuenta los nombres convocados, el motor que le transmite su vigoroso empuje. Algo más pálido se ve el personaje de Redford, más por el tratamiento del guión que por falta de compromiso del actor.
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