Una reflexión sobre el intervencionismo norteamericano
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"Syriana" (Estados Unidos/2005). Dirección: Stephen Gaghan. Con George Clooney, Matt Damon, Jeffrey Wright, Chris Cooper, William Hurt, Mazhar Munir, Tim Blake Nelson, Amanda Peet, Christopher Plummer. Guión: Stephen Gaghan, inspirado en el libro "See No Evil", de Robert Baer. Fotografía: Robert Elswit. Música: Alexandre Desplat. Edición: Tim Squyres. Diseño de producción: Dan Weil. Producción hablada en inglés, árabe y farsi con subtítulos en castellano y presentada por Warner Bros. Duración: 126 minutos. Para mayores de 16 años.
Nuestra opinión: muy buena
Segundo largometraje como director de Stephen Gaghan (el cotizado guionista de "Traffic"), "Syriana" retoma y profundiza la estructura coral de aquel film sobre el mundo de la droga para trasladarlo ahora a un complejo entramado de poderosas corporaciones petroleras, grupos terroristas, funcionarios manipuladores, multimillonarios árabes, especuladores de las finanzas y abogados inescrupulosos.
Inspirado en "See No Evil", el libro de memorias de Robert Baer -un veterano de la CIA-, publicado en 2002, "Syriana" es uno de esos thrillers políticos (como "El informante", "La intérprete", la apuntada "Traffic" o la reciente "Munich") que ennoblecen a una industria de Hollywood que muy de vez en cuando se arriesga con retratos que, como éste, ofrecen un mosaico creíble e inteligente sobre los abusos del capitalismo salvaje, el fanatismo religioso y los cada vez más insondables alcances de la globalización en la lucha por el poder político y económico.
Gaghan escribió y filmó un intrincado rompecabezas en el que conviven diálogos y observaciones muy punzantes sobre la amoralidad y los excesos, las manipulaciones y las traiciones cruzadas dentro de los grupos de poder, con logrados recursos del cine de espionaje y grandes conspiraciones. El resultado es una épica bastante sobrecogedora y muy cuestionadora del intervencionismo norteamericano en la que nunca se sabe dónde reside el verdadero mal, quién es la marioneta y quién el último titiritero.
La trastienda del poder
George Clooney, que engordó casi 20 kilos y se dejó una profusa barba para este papel, interpreta a Robert Barnes, un cínico y experimentado agente encubierto de la CIA habituado a operar en zonas candentes como Beirut o Teherán, a lidiar con el tráfico de armas (misiles incluidos) o a negociar con Hezbollah, hasta que sus superiores deciden soltarle la cuerda.
Además de esa historia central, "Syriana" trabaja varias otras subtramas que tienen como protagonistas a un ascendente abogado negro en medio de los lobbies de Washington (Jeffrey Wright), a un analista financiero norteamericano radicado en Suiza y experto en inversiones petroleras (Matt Damon), a dos hermanos inmersos en la lucha intestina por el poder en el seno de una familia real de un emirato árabe, a los cínicos petroleros texanos que parecen jugar al TEG o al Monopoly, pero que se reparten las reservas energéticas del mundo, y a un joven trabajador paquistaní que, en medio de múltiples penurias, se convierte en terrorista suicida al servicio de un grupo fundamentalista del Corán.
Si bien no todos los segmentos alcanzan la misma eficacia (es bastante elemental la historia del suicida paquistaní), la película sí transmite toda la ambigüedad, las contradicciones morales, las miserias íntimas de los diversos personajes. En este sentido, no sólo se lucen los intérpretes centrales, sino también el notable elenco secundario que incluye a Christopher Plummer, Chris Cooper, Amanda Peet o William Hurt.
Gaghan ofrece diálogos punzantes, observaciones irónicas y detalles muy creíbles sobre las hipocresías de los grupos de poder, aunque inevitablemente (al fin de cuentas son sólo dos horas de metraje) termina cayendo en algunos esquematismos.
Analizada con el mismo cinismo del que hacen gala los personajes del film, "Syriana" podría verse como un intento del ala "liberal" de Hollywood (Steven Soderbergh y el propio Clooney oficiaron de coproductores) por expiar sus propias culpas, pero lo cierto es que pocas veces el cine ha contado las trastiendas del poder con el rigor y la osadía de esta película.
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