Cuatro ilustres rosarinos
"Rosarinos", con Adrián Abonizio (guitarra y voz), Jorge Fandermole (guitarra y voz), Ruben Goldín (guitarra y voz) y Lalo de los Santos (guitarra, bajo y voz). Oliverio Allways, Callao 360. Todos los sábados, a las 22.
Aparecieron con sus canciones debajo del brazo para aliviar las heridas pos-Malvinas. Y se convirtieron, con la cabeza visible de Juan Carlos Baglietto, en la conocida trova rosarina que desembarcó en Buenos Aires en el 82 .
Adrián Abonizio, Lalo de los Santos, Jorge Fandermole y Rubén Goldín forman parte de esa historia que los tuvo como protagonistas, en el momento en el que el rock nacional levantaba sus banderas optimistas frente a la democracia, después del terror de Estado implantado por la dictadura militar.
Son autores e integrantes de una movida que regó de himnos al nombrado rock en castellano y les regaló algunos momentos de gloria. Luego, otros tiempos sacudieron al pulso del rock. Y, defendiendo su lugar, terminaron postergados por el silencio de las radios.
El hoy no los muestra derrotados. Aparecen en el pequeño escenario del Oliverio como cuatro jinetes quijotescos que reclaman poesía y buenas letras en medio de esta época apocalíptica. Se ubican cerca de los Beatles y de ese cielo con adoquines que es Rosario. Con historias de barrios y personajes anónimos. Y el tango merodea el ambiente como una herida absurda que tiñe de melancolía tanto brillo.
Sentados en banquetas, logrando un clima intimista y acompañados de sus guitarras acústicas y sus voces, ensayan un recorrido por los clásicos del "Rosariazo". Por momentos, les gana el recuerdo de los 80. Abren con "Tratando de crecer" y se atreven con una versión a capella de "Amor de mi vida", de Freddie Mercury.
La ovación llegará mas tarde _en la segunda parte del recital_ cuando repasen ese incunable llamado "El témpano", de Abonizio.
El cuarteto es una suma de talentos que sigue creando y gana la batalla del olvido con un puñado de nuevas y bellas canciones:"Cuando", de Fandermole; "Duérmase mi amor", de Lalo de los Santos; "Y ahora", de Abonizio, y "Basura en colores", de Goldín, que se alternarán con los viejos himnos en un disco en vivo _que se grabará durante este ciclo_ y editará el sello Barca.
La reunión de estos amigos unidos por las mismas calles permite encontrarse con un repertorio amplio y rico que supo ser reconocido en la voz de Baglietto. En la garganta de sus creadores originales no pierde atractivo ni profundidad: algunas de esas canciones están sobrevoladas por una cadencia spinettiana. Todos para uno Cada uno tiene su momento y su personalidad dentro de este grupo ocasional. El encargado de amenizar la velada es Abonizio, con sus comentarios ácidos e ingeniosos. Se gana los aplausos con esa manera de llevar la parodia al extremo con su tango "Todo a mi favor", y logra emocionar en "Camarines". Fandermole, autor de "Canción del pinar", luce su voz potente y clara al frente. Y el huayno "Sueñero", que se ganó el elogio de Mercedes Sosa, es una verdadera joya, creada por el más parco de los cuatro rosarinos. Goldín recupera parte de su repertorio solista, en el que sobresalen "El ogro y la bruja", "Mi amor es rojo" y "Valeriana". Y Lalo de los Santos, canalla de alma, arma la base con su bajo eléctrico y sus arreglos vocales, y aporta una invalorable tanda de temas en la que se cuelan "Aquella niña en soledad" y "Tema de Rosario".
Rescatan más que buenos recuerdos. Hay nuevas canciones que tienen el destino de vencer a la muerte. Al final, la gente, que los acompaña con una fidelidad que no se compra en ninguna bolsa de valores, se va borracha de alegría. Al otro día, la resaca ayudará a vivir un poco más.