
Azúcar
La diabetes como disparador de un entrañable trabajo de Celia Argüello Rena
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Autoría : Celina Argüello Rena, Diego Echegoyen, Nahuel Cano y Macarena Orueta / Intérpretes : Nahuel Cano y Diego Echegoyen / Escenografía y luces : Julieta Potenze / Música : Fernando Tur / Vestuario : Mooo! / Dirección : Celia Argüello Rena / Sala: Abrancancha Teatro (Martinez Rosas 941 Depto 3) / Funciones: viernes, a las 21 (este sábado también, a las 20) / Reservas: por alternativateatral.
Nuestra opinión: muy buena
Un viernes a la noche, la esquina de Warnes casi Thames aporta un panorama un tanto desolador de negocios cerrados que venden bulones, llantas de coches, amortiguadores y todo el universo fierrero. A metros de esa esquina hay una sala de teatro que ni tiene cartelito en la puerta. Se llama Abrancancha y se llega a ella después de recorrer un largo pasillo de un típico PH. Como otras salas del colectivo Escena, pertenece a gente de teatro. En este caso, Lorena Vega, Gustavo Tarrío y Darío Levin. Como otras salas de ese circuito, tiene magia propia.
Los viernes a la noche lo que se abre paso entre ese paisaje de marquesinas de repuestos de coches es una obra de teatro. En verdad, como dicen los mismos creadores, un "drama coreográfico" a cargo de "dos actores y una misma enfermedad". O, como acotan por ahí: "no somos modernos, somos dos enfermos...".
Los modernos/ los actores/ los enfermos/ los bailarines son Nahuel Cano y Diego Echegoyen. La enfermedad a la que se refieren es la diabetes y quien decidió lidiar con estos dos artistas de una expresividad enorme es la coreógrafa cordobesa Celia Argüello Rena.
Nahuel y Diego se había conocido hace años en un taller de teatro. En ese marco, decidieron hacer una obra. Eran 4 intérpretes. Al poco tiempo, a 3 de ellos le diagnosticaron diabetes. Esto se cuenta casi al final de la obra. Es uno de los pocos aspectos literales. El otro aspecto "literal" es, a lo sumo, un trabajo plástico compuesto de recetas, análisis clínicos, porcentajes de glucosas y fotos que uno termina recorriendo al final como si fuera una verdadera instalación plástica (en verdad, lo es).
Azúcar , título tan irónico como toda la propuesta, es caótico, cambiante, volada y de un trabajo físico que lleva al máximo la condensación como su expansión en el espacio. Está mucho más allá de cualquier discurso de manual de autoayuda. Está, también, mucho más allá de la lectura de parámetros que den cuenta de la glucosa o de carbohidratos en el cuerpo como parte de un discurso médico. En esencia, los dos personajes/actores son dos amigos que necesitan saber del paso del otro para poder dar el propio. Y en ese punto, sea usted diabético, epiléptico o "normalito", estamos en la misma.
Ahí es cuando el disparador de esta historia toma vuelo y cuando comienza calar más hondo la ternura latente de estos dos intérpretes capaces de endulzar un viernes a la noche.





